Para descomprimir la tensión provocada por el congelamiento de precios y asegurar el abastecimiento de naftas y gasoil en un escenario de atraso de los precios en los surtidores locales frente a la disparada del precio internacional del petróleo, directivos de empresas petroleras le plantearon a Demian Panigo, director de YPF y principal colaborador energético del ministro de Economía Martín Guzmán, la necesidad de incluir en el proyecto de Ley de Presupuesto 2022 un artículo que habilite la importación de combustibles sin impuestos.
Sin embargo, desde Economía descartaron por ahora esa opción y respondieron que cualquier medida de ese tipo se evaluará recién a principios del año que viene.
La importación de combustibles sin impuestos es una de las opciones que suele utilizar el Estado cuando la brecha entre el precio interno del petróleo —y por consiguiente de los derivados en el surtidor— y la cotización del crudo torna en anti-económica la importación de combustibles para abastecer al mercado doméstico de retail. Fue, de hecho, una medida que se empezó a utilizar durante el gobierno de Néstor Kirchner en 2005, cuando el entonces secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, mantenía un férreo control sobre los precios domésticos de los combustibles.
Presión alcista
Con el Brent por encima de los US$ 80 y los precios en el surtidor congelados desde mayo la brecha de precios actual se ubica en torno al 23 por ciento, coinciden las refinadoras consultadas por EconoJournal. Por lo tanto, la opción de autorizar un cupo de combustibles importados sin impuestos es esperable a fin de descomprimir la presión sobre los precios en las estaciones de servicio.
“Estamos entrando en un escenario ácido en el que el gap entre los precios locales del crudo están quedando muy desfasados de los internacionales. Sería bueno, en ese contexto, disponer de un instrumento para poder descomprimir la presión alcista sobre los combustibles locales”, explicaron desde una refinería.
Para YPF, el mayor jugador del mercado de combustibles con una participación cercana al 60% del total, la importación de gasoil de bajo azufre (que en octubre ascendió a casi 80.000 m3) se tornó en anti-económica. Una situación similar perjudica a Raízen, Axion Energy y Puma (Trafigura), las principales comercializadoras de combustibles.
Lo más probable es que la desgravación de un volumen o cupo de combustibles importados también se mantenga latente en la agenda e incluso se profundice en los próximos meses si los precios internacionales del crudo y los derivados se mantienen en los niveles actuales. Máxime si el gobierno se niega a autorizar a YPF a recomponer sus precios en surtidor tras las elecciones de mediados de noviembre, tal como está negociado con el gobierno.
Un directivo del sector lo puso en estos términos: «Con una inflación cercana al 4% mensual y con pronóstico al alza, es difícil que el gobierno habilite una suba de la nafta del 10% en dos meses como la que estaba acordada tácitamente con las autoridades».