Si junio hubiese terminado ayer, las naftas tendrían que aumentar en julio cerca de un 5% y el gasoil, un 4 por ciento. Sin embargo, todavía resta una semana para el cierre del mes que será decisiva para saber si finalmente habrá aumentos de los combustibles en surtidores.
La cuestión tiene dos líneas argumentales: una técnica y otra política. A principios de año, las petroleras productoras y las refinadoras firmaron un acuerdo de precios internos del barril de crudo para todo 2017 y pactaron una recomposición trimestral en surtidores atada a una serie de variables como el tipo de cambio, el precio internacional del petróleo y el del biodiesel. El fallido ingreso al deseado club de los mercados emergentes disparó la cotización del dólar, que ayer cerró a $ 16,42. El documento firmado en enero por las petroleras con el aval del ministro de Energía, Juan José Aranguren, establece que para determinar el precio de los combustibles se tomará el valor del dólar durante los últimos cinco días de julio. “Si no hay variaciones del tipo de cambio, el precio de las naftas debería subir un 5% o incluso un poco más, y el del gasoil, en el orden del 4%”, explicó un encumbrado ejecutivo del sector de refinación, liderado por YPF, que controla casi un 50% del marcado, seguido por Axion Energy, Shell y Oil.
Sin embargo, si la cotización del dólar, que subió esta semana, aterriza en valor más cercano a los $ 16, la suba en surtidores, podría ser más moderada, con un aumento más cercano al 3 por ciento. Hasta acá la discusión técnica que, como siempre sucede, tiene un correlato político, muchas veces asimétrico.
En ese sentido, en los últimos días algunos funcionarios de gobierno manifestaron en privado el deseo de la Casa Rosada de postergar el aumento de los combustibles para después de los comicios legislativos de octubre. La inflación es uno de los principales temas de la agenda electoral y el presidente Mauricio Macri quiere mostrar que a partir de mayo la evolución del índice de precios se empezó a amesetar. “El comentario que nos llegó de gobierno la semana pasada es que no iba a haber aumento”, admitieron desde una petrolera. El precio internacional del Brent cerró ayer a US$ 45,66, por debajo de lo pensaban los analistas hasta algunos meses atrás. El precio del crudo de Neuquén, el más consumido por las refinerías locales, se vende hoy a US$ 55,70 y está previsto que se venda a 55 dólares durante todo el segundo semestre, según lo acordado en enero por las petroleras. “Es decir, el precio interno del barril seguirá siendo bastante más caro que el internacional. Quizás sea el momento de apuntar a una convergencia plena con el precio del Brent”, deslizaron allegados a la jefatura de Gabinete.
Las petroleras se atajan frente a ese eventual escenario. Argumentan que a fines de marzo, Aranguren intimó a las refinadoras a bajar el precio de los combustibles amparado en el texto del acuerdo. “Sería ilógico que ahora se cambie lo que se firmó hace seis meses y se avaló en abril”, advirtieron desde otra petrolera.