En la cumbre climática del año pasado en Glasgow, Japón afirmó que reactivará sus reactores nucleares para cumplir con las metas ambientales. Pasó casi un año de aquella COP 26 y el gobierno japonés quiere acelerar la reactivación, pero por un motivo más urgente: recortar las importaciones de energía para aliviar las presiones devaluatorias sobre la moneda japonesa. Presiones que están sufriendo economías tan disímiles como las de Japón y la Argentina.
El ministro de Economía, Comercio e Industria de Japón, Yasutoshi Nishimura, dijo que la reactivación de los reactores nucleares podría aliviar las tensiones devaluatorias al reducir las importaciones de energía. “Esto se convertiría en una contramedida contra la depreciación del yen”, dijo Nishimura.
La reactivación nuclear tiene impulso en el más alto nivel de gobierno. “Con respecto a la energía nuclear, es necesario movilizar los esfuerzos colectivos de todas las partes involucradas para reiniciar las operaciones y extender el período operativo bajo la premisa de garantizar la seguridad”, dijo el primer ministro, Fumio Kishida.
Japón detuvo casi todos sus reactores luego del tsunami y accidente en la central nuclear de Fukushima. La energía nuclear, que representaba cerca del 30% de la electricidad generada, hoy aporta apenas el 4%. El parate nuclear incrementó considerablemente las importaciones de LNG para generación eléctrica.
Por cada reactor que regresa a operación, Japón reduciría la importación de gas natural licuado en un millón de toneladas anuales, según el ministro. Esto aliviaría la demanda de dólares para pagar las importaciones de gas.
Depreciación de monedas
Algunas de las principales monedas del mundo como el yen japonés o la libra esterlina están atravesando una fuerte depreciación.
La moneda japonesa cayó a 151 yenes por dólar durante la semana pasada, un mínimo de 32 años. En septiembre el gobierno ordenó al Banco de Japón intervenir el mercado cambiario por primera vez desde 1998, vendiendo US$ 19.000 millones para sostener el valor de la moneda. La semana pasada intervino por segunda vez.
El Banco de Japón mantiene una política monetaria de tasas de interés bajas, a contramano de las subas de tasas en Estados Unidos y el Reino Unido. Pero las recientes intervenciones comienzan a marcar límites. El banco central había informado en agosto que posee reservas por 1,17 billones de dólares, aunque solo una parte es de alta liquidez. Bank of America estimó que el gobierno tiene margen para realizar entre cuatro y diez intervenciones más de este tipo.
En este escenario, Nishimura consideró que una menor salida de dólares por importaciones de energía es una estrategia que puede aliviar las tensiones cambiarias.
Por otro lado, en el Reino Unido la libra esterlina se desplomó a 1,03 por dólar, un mínimo de 37 años. Los mercados castigaron el plan económico de la primera ministra Liz Truss, cuyo mandato finalizó abruptamente tras apenas 45 días en el cargo.
La moneda única europea también se está depreciando al punto de romper con la histórica paridad entre monedas. El euro cayó a 0,96 centavos por dólar a fines de septiembre, un mínimo de 20 años.
Déficits comerciales récord
Si bien los motivos detrás de las depreciaciones de las monedas contra el dólar varían en cada país, existen dos factores comunes. Una es la política de subas de tasas de la Reserva Federal de Estados Unidos. Otra son los crecientes déficits comerciales, con las importaciones de energía en el centro de esa problemática.
Japón anotó en septiembre un déficit comercial por decimocuarto mes consecutivo. El rojo comercial fue de US$ 14.000 millones, con importaciones por US$ 72.700 millones y exportaciones por US$ 58.700 millones. Las importaciones crecieron un 46% en la comparación con el mismo mes del año pasado, impulsadas por los mayores precios de la energía. El país registró un déficit comercial histórico de US$ 73.000 millones en los primeros seis meses del año fiscal 2022.
En el Reino Unido el déficit comercial alcanzó un récord de £ 27.900 millones (US$ 33.900 millones) en el segundo trimestre de este año. Es el rojo comercial trimestral más alto en 25 años. William Bain, jefe de política comercial de las Cámaras Británicas de Comercio, una asociación empresarial, dijo que el panorama comercial general es «preocupante». El Reino Unido es un importador neto de energía.
La Unión Europea también registra un deterioro comercial histórico. El balance comercial de la zona euro registró en agosto un déficit de € 51.000 millones (US$ 49.700 millones), un nuevo récord mensual. Las importaciones crecieron un 53% interanual, frente a exportaciones que se expandieron solo un 23% interanual.
Los pagos por importaciones de energía aumentaron un 154% en el período comprendido entre enero y agosto hasta los 543.800 millones de euros, lo que contribuye a un déficit comercial global de € 309.600 millones de euros.
En tiempos normales las depreciaciones o devaluaciones directas de las monedas funcionan como una válvula de salida para las economías desarrolladas, abaratando las exportaciones y mejorando sus saldos comerciales. Pero con los elevados precios de la energía esa salida no está funcionando.
Argentina
Las importaciones de energía se transformaron también en un problema para la moneda argentina. El gobierno convivió con el fantasma de una devaluación del peso durante el último invierno, producto de la demanda de dólares para costear esas importaciones.
Argentina anotó en los primeros seis meses de este año importaciones de energía por 6609 millones de dólares, un 190% más que en igual período de 2021. Es la cifra más alta en 30 años, superando incluso los 6413 millones de 2013.
La balanza comercial argentina registró un superávit comercial de US$ 2611 millones en los primeros nueve meses del año, según datos del Indec. El saldo comercial se desplomó en comparación al resultado registrado en el mismo período del 2021 (US$ 12.340 millones de superávit). Las importaciones de combustibles y lubricantes se dispararon un 164,4% interanual.