En el pasaje más virulento de su discurso de este viernes en Tecnópolis, en el cierre del acto por los 100 años de YPF, la vicepresidenta Cristina Kirchner cargó duramente, aunque sin nombrarlo, contra el grupo Techint, principal grupo siderúrgico del país. La referencia al holding que lidera Paolo Rocca fue ineludible: “Tenemos también que comenzar a exigir, porque quien provee los caños que es una gran empresa multinacional de origen argentino y que la mayor parte de su capital la hizo aquí en Argentina a partir de la privatización de la siderurgia que también estaba en manos del Estado. Pedirle que la chapa laminada que hacen en Brasil la traigan acá, con línea de producción para hacerla acá. Muchachos: no podemos seguirle dando 200 millones de dólares para que se paguen ustedes mismos en la empresa subsidiaria que tienen en Brasil. Pongan la línea de producción de chapa en Argentina, si han ganado fortunas en la Argentina. El balance, Alberto, del 2021, les triplicó lo del 2020″, fustigó la Vicepresidenta.
Con su misil teledirigido, Cristina Kirchner blanqueó por qué la conducción de IEASA (ahora rebautizada nuevamente con Enarsa), que está a cargo de funcionarios que le responden, bloqueó la firma del contrato de provisión de caños con SIAT, una subsidiaria de Techint, que estará a cargo de la fabricación de los caños con costura que se utilizarán en el Gasoducto Néstor Kirchner.
Es curioso. En algún punto, parece que la vicepresidenta estuviese mal dateada por sus subalternos, porque al igual que ahora, cuando en 2009, durante su primer gobierno, el Enargas impulsó la ampliación del gasoducto submarino San Martín por debajo del Estrecho de Magallanes, la chapa de los caños también se construyó en Confab, la fábrica de chapa laminada de Techint en el sur de Brasil. En ese momento, el ente regulador era dirigido por Antonio Pronsato, quien esta semana renunció sorpresivamente a IEASA, y la empresa TGS ejerció como gerente de proyecto ejecutivo.
Sin anticipo
EconoJournal publicó en las últimas semanas distintas notas que dan cuenta del derrotero hacia dentro del gobierno para autorizar la transferencia de unos US$ 220 millones a SIAT a modo de anticipo económico para que la empresa pueda comprar en Brasil la chapa laminada de 33 milímetros que precisa para fabricar los caños con costura de 36 pulgadas en su planta de Valentín Alsina, al sur del conurbano, que está siendo reacondicionada a tal fin. El dinero tendría que haberse transferido a principios de mayo, pero la operatoria se demoró por más de 30 días. Y a la fecha no se concretó.
Tácitamente, con sus críticas a Techint, la Vicepresidenta dejó entrever que la ralentización del proceso obedeció más a una decisión política de su autoría más que a detalles legales o inconvenientes para acceder al mercado cambiario, tal como indicaban fuentes vinculadas al proyecto.
Cristina Kirchner le reclamó al presidente Alberto Fernández que “utilice la lapicera” para que el holding liderado por Rocca relocalice en la Argentina la planta de Confab, que está ubicada en San Pablo y en rigor pertenece a Tenaris.
No es fácil que el grupo empresario tome esa decisión dado que la escala del mercado argentino de chapa laminada de alto espesor no es lo suficientemente grande para justificar esa inversión. De hecho, la cantidad de gasoductos construidos en el país de 30 pulgadas o más de diámetro, que en los hechos son el tipo de caños que precisa de la chapa laminada en Confab, es escasa.
Por caso, el GNEA, el caño troncal que atraviesa las provincias del noreste, está diseñado en 24 pulgadas y utilizó tubos que por tener un espesor menor pueden fabricarse en el país. Está claro que la tensión con Techint, que además de proveer los tubos también es uno de los grandes candidatos a realizar la construcción de las obras de transporte de gas que licitará IEASA, no hace más que ensombrecer las probabilidades de que el proyecto avance con mayor rapidez, que es lo que se precisa para reducir las importantes de combustibles durante el invierno.