En la semana posterior a las PASO, el gobierno acordó con las petroleras un congelamiento del precio de los combustibles hasta el 31 de octubre. La aceleración de la inflación que se produjo desde entonces hizo crujir ese acuerdo y las empresas confían en que, ya superada la primera vuelta electoral, el gobierno les dé luz verde cuanto antes para ajustar sus precios. El ala energética del gobierno admite que el incremento en el surtidor no debería demorarse, porque el atraso acumulado en los últimos meses —que supera un 40% sin contemplar la falta de actualización de los impuestos— empieza a comprometer, cada vez con mayor nitidez, el abastecimiento del mercado interno de naftas y gasoil.
El gran interrogante es qué posición tomará el ministro de Economía, Sergio Massa. Luego de su sorpresivo triunfo en las presidenciales del domingo, el candidato de Unión por la Patria tiene dos opciones bien marcadas. Desde un plano netamente político, ahora podría verse tentado a extender el congelamiento hasta el 19 de noviembre, fecha del balotaje. Si prima, en cambio, su responsabilidad como titular del Palacio de Hacienda, debería permitir que YPF y el resto de las petroleras aumenten sus precios en los próximos días. Ese es, de hecho, el entendimiento con la industria alcanzado a fines de agosto. A raíz de eso, dos encumbrados directivos consultados por EconoJournal indicaron que esta semana debería aplicarse una suba de hasta un 10% en sus estaciones de servicio. Mantener los precios invariantes, advirtió una de las fuentes consultadas, es una jugada riesgosa que podría agudizar los problemas de abastecimiento.
Abastecimiento
Es que en las últimas semanas comenzaron a registrarse situaciones de faltantes de combustible en varias estaciones de servicio del país. Son problemas puntuales que podrían empeorar si no hay una corrección en los precios que envíe una señal a la demanda, que está artificialmente exacerbada. Lo que se observó el fin de semana eleccionario es que muchas estaciones de servicio directamente cerraron sus puertas a la espera de que se autorice un aumento. Por lo pronto, este lunes YPF decidió trasladar a sus precios de venta el incremento del valor de los biocombustibles autorizado por la Secretaría de Energía en octubre. Por eso, sus precios aumentaron alrededor de un 3,5 por ciento. La petrolera bajo control estatal aún no había traslado la suba de los bios a sus pizarras, a diferencia de otras empresas del mercado que sí lo habían hecho.
En el gobierno tienen claro que cualquier suba de precios genera malestar, pero una generalización del desabastecimiento podría ser todavía peor. Por eso no se descarta la suba, pese a que la campaña electoral continúa. Otro de los motivos por los que podrían autorizar una suba de combustibles se explica por la delicada situación de la petrolera YPF. “Si no autorizamos una suba estamos afectando seriamente las finanzas de la compañía”, señaló a EconoJournal una fuente oficial del gobierno la semana pasada.