El gobierno le solicitó el miércoles a las petroleras YPF, Raízen (Shell), Axion Energy y Trafigura (Puma) que financien sus compras al exterior durante los próximos 90 días. Para cumplir con el pedido, las refinadoras deberán conseguir créditos por unos US$ 800 millones. A cambio, las empresas reclamaron que en junio los precios de los combustibles se incrementen al menos un 6 o 7 por ciento.
La medida del gobierno busca descomprimir la presión sobre las reservas mientras el Ministerio de Economía gestiona un desembolso del FMI que traiga alivio antes de las elecciones. Según explicaron fuentes oficiales y representantes privados a EconoJournal, la Secretaría de Comercio publicará en los próximos días una resolución que habilita a las petroleras a recibir una letra del Banco Central (BCRA) ajustable a dólar linked para viabilizar que las empresas consigan créditos de bancos locales para pagar las importaciones de naftas y gasoil durante el próximo trimestre.
¿Cómo funcionará el esquema? La mecánica que estará plasmada en la normativa que se publicará en los próximos días es similar a la que ya se utiliza para que los productores agropecuarios pre-financien exportaciones de granos. Una vez que las petroleras consigan los dólares para comprar los combustibles, los cambiarán por pesos en el mercado oficial que controla el BCRA. En esa instancia, la entidad que preside Miguel Pesce otorgará una letra a las petroleras que será remunerada en dólares (dólar linked) para que los privados no deban cargar con el costo de la depreciación del tipo de cambio.
Costo extra
«El esquema ya incluye un extra-costo que es el interés que tendrán que pagar los privados por el financiamiento. Se estima que la tasa anual rondará un 13%, por lo que el interés en dólares por trimestre estará cerca del 3%. Si a ese número, hay que sumar un segundo extra-costo representado por la pérdida de valor en pesos producto de la devaluación, la operatoria sería inviable», explicó una de las fuentes consultadas.
El encargado de transmitir el planteo del gobierno a las petroleras fue Matías Tombolini, titular de Comercio, que estuvo acompañado por el presidente de BCRA, Miguel Angel Pesce, y la secretaria de Energía, Flavia Royón. En los hechos, el pedido está dirigido tres de las cuatro refinadoras, YPF, Raízen y, en menor medida, a Trafigura, ya que Axion Energy (PAE) prácticamente no importa combustibles.
La Argentina importa por mes entre 5 y 6 cargamentos de naftas y gasoil, que a los precios actuales tienen un costo estimado cercano a los 270 millones de dólares. De ahí la cuenta que trazan en Economía: la importación en los próximos 90 días costará unos US$ 800 millones.
El mecanismo cambiario que el gobierno puso sobre la mesa de las petroleras fue conversado no solo con la industria petrolera sino también con automotrices y empresas de consumo masivo y que busca generar, según fuentes oficiales, un ahorro en conjunto de unos US$ 3000 millones para las arcas del Central.
El pedido se suma a otra medida que había tomado la entidad monetaria a fines de abril cuando postergó pagos por importación de servicios profesionales y de fletes entre empresas vinculadas por hasta US$2000 millones hasta fin de año. Además, agregó que las empresas deberán pedir autorización previa para poder honrar el pago de intereses generados por deuda tomada intraempresas. “En el caso de que el acreedor sea una contraparte vinculada al deudor, se requerirá hasta fin de año la autorización previa para acceder al mercado de cambios para pagar servicios de intereses de deudas comerciales por importaciones de bienes y servicios y/o de préstamos financieros con el exterior”, detalló la entidad en un comunicado.
Pedido empresario
Como moneda de cambio de conseguir sus propios dólares para importar combustibles, las petroleras plantearon que el aumento que se autorice en junio sea mayor al 4% que se aplicó en mayo, ya que la inflación de abril llegó al 8,4% y el dólar oficial viene subiendo por encima del 7% mensual. «El aumento de junio debería ubicarse por lo menos en un 6%», señalaron en una empresa.
Tombolini aseguró que analizará la solicitud e indicó que Economía dará una respuesta en las próximas semanas. En el gobierno tienen claro que el precio de los combustibles se ha ido atrasando frente a la inflación y la suba del dólar. Y también admiten que el principal perjudicado es YPF que tiene sus ingresos concentrados en el mercado interno y necesita de una recomposición de precios mayor para financiar sus inversiones en Vaca Muerta.
Sin embargo, a medida que se acercan las elecciones recrudecen las presiones para tratar de frenar cualquier tipo de aumento. De hecho, funcionarios de YPF que reportan a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner buscaron boicotear hace pocos días el aumento ya acordado de 4% en el surtidor que se aplicó este mes.
Una de las consecuencias del atraso en surtidor es que las refinadoras empezaron a negociar a la baja el precio interno del petróleo que le reconocen a los productores no integrados (Vista, Chevron, Pluspetrol, Shell y Tecpetrol, entre otras). Tal como publicó este medio, el precio del crudo Medanito descendió hasta los 62 dólares en mayo y en el mercado especulan que podría caer hasta los 60 dólares si YPF y el resto de las refinadoras no logran trasladar a los precios del surtidor la variación del tipo de cambio.