Por Ernesto Cussianovich (Poliarquía)
Crisis energética, ahorro y Vaca Muerta: ¿qué dicen los argentinos?
14 de mayo
2019
14 mayo 2019
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Por Ernesto Cussianovich, Director de Energía, recursos naturales y ambiente de Poliarquía

Durante los tres años y medio de gobierno de la coalición Cambiemos, el debate sobre la situación energética del país creció y se instaló con fuerza en la cabeza de los argentinos. Entre los vaivenes electorales y las sacudidas financieras y en el contexto de una gran preocupación por la inseguridad, la inflación o la falta de trabajo; los temas asociados a la crisis energética captaron la atención de medios, redes sociales y opinión pública en general.

Para el ciudadano común, la lectura de la agenda energética se traduce en cuestiones muy específicas. Tiene que ver con un lenguaje determinado y con acciones asociadas al aumento del precio de la electricidad, el importe de la tarifa del gas o el precio de los combustibles y el transporte público. Pero también se asocia al lento proceso de aprendizaje de nuevos hábitos para reducir el consumo de energía.

Puede decirse que hoy día existe una especie de “argot energético” que tiene al tarifazo en el centro de atención del rechazo popular. En este vocabulario se han incluido muchos nombres y conceptos nuevos, la mayoría relacionados con la producción de hidrocarburos, (incluidos los denominados recursos no convencionales) o también el cuidado y protección del ambiente, la generación de energías renovables, el rol de los gobiernos provinciales y el protagonismo de Vaca Muerta, etc.

En el estudio de opinión pública sobre el Estado de la energía, el petróleo y el gas que cada año realizamos, volvieron a surgir muchos de estos nombres y conceptos en relación al humor de los argentinos y la situación de la energía en el país. Entre estos, la responsabilidad por la crisis actual y las medidas tomadas para resolverla, los prejuicios sobre el papel de las empresas privadas o de origen extranjero, el peso de la relación entre provisión de energía, mercado y subsidios y las expectativas que ha generado el citado yacimiento de Vaca Muerta.

Situación de la energía: responsabilidad y ahorro

Como hace seis años, el estudio sigue mostrando la evaluación negativa de los argentinos respecto del escenario energético del país. Más aún, entre el año pasado y éste, el pesimismo de la población aumentó. En 2018 el 37% evaluaba como negativa la situación energética y en este año ese porcentaje llegó al 43% (gráfico 1). Un dato adicional del actual contexto es la dificultad que ha tenido el gobierno de Cambiemos para mejorar esta percepción negativa. En el 2015, último año del kirchnerismo, el 25% de la población evaluaba como positiva la situación energética nacional. En el 2019, a más de tres años del gobierno de Mauricio Macri, ese porcentaje se redujo al 15%. Se trata sin dudas del efecto más visible de la respuesta de la población general al reemplazo de precios subsidiados por nuevas tarifas.

Gráfico 1 “¿Cómo evalúa Ud. la situación actual de la energía, el petróleo y el gas en la Argentina?”

Está evaluación negativa en 2019 coincide con el crecimiento del número de argentinos que han dejado de culpar por la responsabilidad en la disminución de la producción de petróleo y gas a los gobiernos anteriores. Efectivamente, en el 2018 el 45% de la población atribuía la responsabilidad de esta caída a los gobiernos que antecedieron a Macri, mientras un 26% le imputaba esta responsabilidad a la administración actual. En este 2019, año electoral, un 36% de los ciudadanos sigue creyendo que los gobiernos anteriores tienen buena parte de la responsabilidad por esta caída. Sin embargo, un 39% se lo atribuye hoy al gobierno de Cambiemos (gráfico 2). En un año el gobierno aumento el detrimento en un 53%.

Gráfico 2. “En los últimos años la producción de petróleo y de gas ha estado disminuyendo. ¿Usted cree que el principal responsable de esto es el gobierno nacional actual, los gobiernos anteriores, o las empresas privadas que están en el país?”

Otro dato interesante que surge del estudio es que sigue habiendo un porcentaje importante de la población (casi el 20%) que cree que las empresas privadas del sector energético son en última instancia las responsables de la disminución de la producción de gas y petróleo. Un dato que hoy en día no debería llamar la atención habida cuenta que en el país y según el estudio, un 56% de la población cree que esta tarea debería ser exclusiva del Estado.

Más aún, en cuanto a la preferencia por el tipo de empresa del sector hidrocarburos, el 65% se inclina hoy por compañías de capital nacional, seguidas por un 18% que se vuelcan por empresas de “capital mixto”. Según aparece en nuestro estudio, solamente un 4% de los argentinos acepta a las empresas energéticas de capitales extranjeros y, finalmente, un 8%, quizás un poco más despreocupado, “no le importa el origen” de éstas.

Ahora bien, si el sentir de los argentinos sobre la responsabilidad en la producción de hidrocarburos parece muy concluyente, el dictamen sobre la responsabilidad en la crisis energética parece ser más bien una opinión temporal y quizás hasta sujeta a otras variables. Está claro que el aumento de las tarifas influye mucho a la hora de repartir las culpas por esta crisis. Sin embargo, también tiene peso el hecho que los ciudadanos -por lo común- se niegan a aceptar o a reconocer la parte de su responsabilidad en esa crisis.

Al respecto, frente a la pregunta ¿Quién es para usted el principal responsable de esta crisis?, un 36% de los argentinos dice que es el gobierno actual, un 31% el gobierno anterior, un 18% las empresas y solamente un 5% cree que la sociedad tiene algo de responsabilidad. Por otro lado, hay un 1% que afirma que no hay crisis, un 4% dice que hay otros sujetos asociados a la misma y un 5% no tiene mucha idea de este tema (cuadro 1)

Cuadro 1. “Muchos hablan de que hay una crisis energética en el país. ¿Quién es para usted el principal responsable de esta crisis?”

Los números del cuadro revelan el foco de atención de la población sobre quiénes son –en principio- los principales responsables de la situación actual. Como dijimos, es probable que el peso del aumento de las tarifas sea determinante en la conceptualización de la crisis. Quizás para muchos argentinos “hay crisis” cuando hay aumento de tarifas y con seguridad la mayoría está de acuerdo con que una de las alternativas para salir de ésta es reducir los precios o simplemente mantener o volver a los subsidios. Luego de más de una década de subvenciones a la energía, resulta difícil para una mayoría de ciudadanos aceptar que existen otras opciones.

Pero en el cuadro se muestra también que hay una cantidad significativa de argentinos que responsabiliza de esta situación al gobierno que justamente sostenía esos subsidios. Es decir, hay una aceptación casi implícita que la cuestión de la crisis tiene sus orígenes en otras causas, o al menos que existe cierta sospecha que no es solamente una cuestión relacionada con la dicotomía entre subsidios o nuevas tarifas. De hecho, puede decirse también que los números del cuadro están hablando del fracaso del gobierno actual para explicar adecuadamente a la población la naturaleza de esa crisis, así como para comunicar con prudencia lo que es necesario hacer para salir de ella. Lo único que se hizo como parte de la solución fue anunciar aumentos en las tarifas.

En el cuadro aparecen además los cruces de datos en relación a la responsabilidad por la situación energética respecto de la aprobación o la desaprobación de la gestión de Mauricio Macri. La información del cuadro es en sí misma muy clara. Revela una arista crítica sobre la responsabilidad del gobierno anterior respecto de la crisis. Asimismo, muestra la influencia de la polarización en la asignación de culpas e indica que subsidios versus nuevas tarifas también definen una parte de la denominada grieta. Finalmente, en las respuestas hay también una mirada prejuiciosa contra las empresas, la misma que aumenta o disminuye según las preferencias políticas o quien este en el gobierno (quienes aprueban la gestión de Macri cargan menos las tintas contra las compañías).

Finalmente, el cuadro muestra también la ausencia de una opinión o mirada más crítica sobre el compromiso o la responsabilidad que le compete a la propia sociedad respecto de la crisis de la energía. Según se puede comprobar, no hay en el público una clara aceptación de su responsabilidad (solo 5% dice que la sociedad es responsable de la crisis) y es por lo menos revelador que no existan diferencias en este tema a la hora de analizar quienes aprueban o desaprueban la gestión de Mauricio Macri.

Está claro que la sociedad no cree tener responsabilidad en la situación actual, ni antes con el kirchnerismo ni hoy con el macrismo. La culpa reside solamente en el gobierno (anterior o actual) y en alguna medida también en las empresas. Sin dudas, falta quizás mirar con más detalle como se posiciona la sociedad en relación a la situación crítica de la energía en el país y lo que eventualmente podría estar dispuesta a hacer para enfrentarla.

Al respecto, lo mencionado tiene que ver en parte con el hecho que comúnmente los ciudadanos se inclinan por ofrecer respuestas muy autorreferenciales y políticamente correctas respecto de la responsabilidad que les compete frente a determinados hechos de gravedad o seriedad que afectan el bien común. Por lo general, cuando preguntamos a la población general sobre su grado de compromiso o cuál es su responsabilidad en estos hechos aflora una excesiva cuota de corrección política y de actitud autorreferencial. Esto ocurre especialmente cuando se reclama su opinión respecto de sus obligaciones o deberes.

En el momento en que se le exige una explicación sobre dichos compromisos o sobre la aceptación de su responsabilidad, la mayoría parece decir “no soy responsable del problema” pero, no obstante, pueden “contar conmigo” para encontrar una solución. Son actitudes que varían entre la indiferencia y esa actitud políticamente correcta y autorreferencial a que hacemos referencia. Estos lo hemos visto en muchos estudios sobre recursos naturales o cuidado ambiental. En general surgen respuestas del tipo “yo cuido el ambiente” o “me preocupa el cuidado de los recursos naturales” más que cualquier otro sujeto social (incluso a veces más que el resto de las personas que me rodean).

Al respecto, véase el gráfico 3, surgido de un estudio anterior que aborda algunas actitudes de los ciudadanos frente al cuidado de los recursos naturales o el medio ambiente en el país. Frente a la pregunta sobre ¿Cuán interesado está usted / el gobierno / la gente / las empresas en el cuidado de los recursos naturales en el país?, el ego argentino afirma que, excepto el mismo, ni a las empresas ni al gobierno, ni a las personas de su entorno realmente les preocupa el cuidado de los recursos naturales.

Gráfico 3 “¿Cuán interesado está usted / el gobierno / la gente / las empresas en el cuidado de los recursos naturales en el país?”

Contrariamente, nótese como al interrogar a la población respecto del ahorro energético, la mayoría reconoce (también de manera políticamente correcta) que es la sociedad la que debería responsabilizarse por el ahorro. Del dicho al hecho hay una gran distancia. Lo cierto es que frente a la pregunta ¿Quién debería ser para usted el principal responsable de ahorrar energía?, el 39% de los argentinos se inclinó por “la sociedad”, el 28% por el gobierno y el 20% por las empresas (gráfico 4)

Gráfico 4. “Algunas personas señalan que es necesario promover el ahorro de energía. ¿Quién debería ser para usted el principal responsable de ahorrar energía?

Vaca Muerta capta más la atención pública

El conocimiento de Vaca Muerta entre la población general creció mucho en el último año. Los anuncios de nuevas inversiones, las visitas del presidente al yacimiento, la campaña electoral en Neuquén, los conflictos sindicales y algunas rencillas entre empresas y gobierno, etc., son algunas de las causas que explican este aumento.

Pero también el hecho que creció la cantidad de artículos y notas en los medios y las redes sociales. Todo ha tenido un efecto amplificador sobre las expectativas puestas en Vaca Muerta, aun cuando también han comenzado a expresarse muchas dudas e inquietud sobre cuánto de estas expectativas podrán ser satisfechas en el corto plazo.

Como aparece en el gráfico 5, en el último año el conocimiento de Vaca Muerta pasó del 38% al 48% entre aquella porción de la población a lo largo del país que asegura haber leído o escuchado algo de este yacimiento (hoy en día 67% de la población total). Pero además del conocimiento de Vaca Muerta, aumentó también la aceptación o el acuerdo para seguir adelante con la extracción de recursos. Nuevamente, entre quienes reconocen saber algo de este recurso (67% de la población), un 80% está de acuerdo con su explotación (gráfico 6). Hoy solo un 12% muestra su desacuerdo.

Gráfico 5. “¿Cuánto diría Ud. que sabe o conoce del yacimiento Vaca Muerta?”

Gráfico 6 “¿Ud. está de acuerdo o en desacuerdo con que se extraiga petróleo y gas en el yacimiento Vaca Muerta?”

Por otro lado, según el estudio sigue prevaleciendo en el país una mayoría de argentinos (56%) que cree en el país tiene los conocimientos y la tecnología que se necesitan para llevar adelante la explotación de recursos no convencionales. Hoy solamente el 29% admite que en realidad ese conocimiento y tecnología deberá ser provisto por empresas extranjeras. Más aún, sigue sorprendiendo la cantidad de personas que afirma que el daño al ambiente de Vaca Muerta es poco significativo (48% de quienes dicen haber leído o escucha algo de esta formación), una opinión que –sin embargo- no se confirma cuando se emite opinión respecto al uso de agua. Un 58% de las opiniones supone que Vaca Muerta requerirá mucha o bastante agua para su explotación.

En lo que tiene que ver con el impacto económico de Vaca Muerta, los números siguen siendo también muy importantes. El 84% está de acuerdo con que la explotación del yacimiento generará un impacto significativo para la economía del país, mientras que un 61% asegura incluso que tendrá un impacto muy y bastante significativo “sobre su vida concreta” (gráfico 7)

Gráfico 7. “¿Y usted diría que el desarrollo de Vaca Muerta puede generar un impacto muy significativo, bastante significativo, poco significativo o nada significativo sobre su vida concreta?”

Sin duda Vaca Muerta se ha transformado en un nombre que la mayoría quizás asocia a la generación de energía sin necesariamente entender que se trata de la existencia de un nuevo tipo de recursos que requiere de una serie de condiciones para su realización. En este nivel de expectativas habría que comenzar a mirar de cerca algunos de estos, especialmente en relación al acceso de más tecnología, a la capacitación, al control del gobierno o a los problemas con las normas de higiene y seguridad.

Finalmente, es interesante notar que el conocimiento entre los argentinos de “Vaca Muerta” es superior al conocimiento que existe sobre los denominados recursos no convencionales. Para estos últimos, una mitad reconoce saber de qué se tratan, mientras que la otra mitad reconoce no tener mucha idea.

Esto último es algo muy similar respecto de las denominadas “energías renovables”, sobre las que existe todavía un desconocimiento significativo en la población. Hoy el 58% de los argentinos reconoce saber poco o nada de las renovables. En cuanto a la energía solar y la energía eólica la situación es muy similar. Un 53% y un 56% respectivamente dicen saber poco y nada de ellos.

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