Para Carlos Pascual el mundo está viviendo un tiempo difícil, un período desafiante como ninguno otro que haya visto antes. El vicepresidente senior de Energía Global y Asuntos Internacionales de S&P Global Commodity Insights enumera frente a una audiencia en el Hotel Hilton de Puerto Madero las cinco claves geopolíticas que están definiendo el escenario global: la polarización política en Estados Unidos, el conflicto entre el gigante norteamericano y China, las necesidades de los países en vías de desarrollo desoídas por las potencias, la guerra entre Rusia y Ucrania y el futuro de Gaza en la guerra entre Israel y Hamas. Son conflictos que ponen en duda la capacidad del mundo de continuar con la transición energética y garantizar la seguridad energética a la vez.
Pascual lleva mucho tiempo observando y trabajando sobre el escenario mundial. Primero desde la diplomacia estadounidense: fue embajador en México y Ucrania. Posteriormente, la entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, le encomendó crear y dirigir una subsecretaria en Recursos Energéticos dentro del Departamento de Estado para posicionar a EE.UU. en la discusión global en torno a la transición energética. Tras dejar la diplomacia se incorporó a IHS Markit, la empresa de servicios informativos que se fusionó con S&P Global en 2022.
Tras finalizar su exposición en el Foro de Energía de Argentina organizado por S&P Global, Pascual recibió a EconoJournal para ahondar en los principales temas de la agenda política y energética global y el valor de la Argentina en el escenario mundial.
–Comenzaste la presentación diciendo que estamos viviendo un tiempo difícil, en el sentido de los conflictos geopolíticos y cómo están afectando a la transformación histórica en términos energéticos y económicos que esta aconteciendo a nivel global. ¿Cuál es el conflicto principal?
Más que un conflicto principal, lo que hemos visto es un deterioro del orden internacional que le dio al mundo un medio para avanzar en materia de seguridad, política y economía por 70 u 80 años. Ese orden internacional ha explotado en algún sentido, no hay la confianza en los sistemas políticos, de seguridad y económicos que teníamos anteriormente, y al mismo tiempo estamos tratando de hacer una transformación que es histórica en su nivel y extensión. En un periodo de ahora al 2050 estamos tratando de hacer un cambio total en los sistemas energéticos del mundo. Hacerlo en un ambiente en donde el sistema de orden que tenemos para guiarnos se ha deteriorado, en donde tenemos conflictos significativos que están entonces creando más polarización globalmente, hace todavía más difícil atraer el tipo de unidad política y de inversión económica que es necesaria para ser exitoso. Por eso es que es tan desafiante, porque por un lado sabemos que lo tenemos que hacer, pero por otro, las condiciones políticas y económicos globalmente no necesariamente nos están ayudando.
-La relación entre China y Estados Unidos se ha tornado conflictiva. ¿Hay algún acuerdo entre estas naciones para evitar una escalada mayor?
El acuerdo es más sobre la necesidad de mantener contacto entre los dos países. Lo que estábamos viendo es que los contactos de alto nivel, entre los presidentes pero también entre los secretarios y ministros de los dos países, no estaban conversando. Por ejemplo, al nivel de los ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa de los dos países. Esa falta de tener una comunicación regular aumenta todavía el peligro de que si algo negativo pueda acontecer, se pueda hacer todavía algo más grande y salir afuera de control. Creo que llegar a un acuerdo entre los dos presidentes, que teníamos que cambiar ese ambiente, era absolutamente esencial. Una de las áreas en donde se han enfocado, en donde piensan que puede haber posibilidad para poder avanzar es en la parte energética. Yo fui a China en diciembre del año pasado, inmediatamente después del COP 28 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático). Uno de los mensajes que se había transmitido particularmente del lado chino era que nos apareció que las compañías chinas recibieron más libertad para poder tener contacto con compañías de Estados Unidos. En el COP28 lo vimos en un evento en particular con el exsecretario de Estado de Estados Unidos y negociador de cambio climático, John Kerry con Xie Zhenhua, la persona que era el negociador de cambio climático para China. Tuvieron un evento para hablar de la importancia de la cooperación entre Estados Unidos y China sobre temas como metano, lo tomaron como un ejemplo específico. El mensaje era que esto es algo que sí podemos lograr, poder eliminar las emisiones de metano. Que tenemos que mantener la transparencia en las emisiones en nuestros dos países, pero globalmente también para poder lograrlo. Lo que oí en China cuando yo estuve ahí es un interés enorme en temas que están al centro de la agenda de transición energética en EE.UU, como Hidrógeno y captura de carbono. Temas que para China son importantes y lo que estaban tratando de entender es cuál es el mercado, si lo pueden lograr a dónde lo venden, y cómo crearlo en una manera que pueda ser comercialmente viable. Que es exactamente la misma pregunta que muchas compañías están haciendo en EE.UU. Y ahí abrimos la posibilidad de seguir avanzando entre, por ejemplo, nuestra compañía S&P y Chinese National Petroleum Corporation (CNPC) para ver si podíamos cooperar e intercambiar ideas. En el Cera Week, la conferencia que nosotros tenemos cada año en marzo, tuvimos un intercambio con ellos para comparar dónde estamos. En diciembre hay una conferencia grande en China que tiene CNPC en la que participaré. Vamos a tener unos side meetings ahí, particularmente sobre los temas de metano, para comparar cuáles son las acciones que se están aprendiendo. Creo que hay posibilidades y se tienen que utilizar. Creo que el mensaje en general de mantener contactos es importante, porque el ambiente político en EE.UU. se ha puesto más difícil con las elecciones. Porque no es popular dentro de Estados Unidos en el proceso de las elecciones tener una conversación con China. Es un riesgo que está tomando Biden. Pero es un ejemplo donde está poniendo por encima la importancia de seguridad nacional sobre el beneficio inmediato de estar contra China en el proceso de elecciones. Que no quiere decir que no vaya a tomar acciones, porque lo esta haciendo, en los aranceles recientes, por ejemplo.
-¿Cómo el resultado electoral en Estados Unidos puede afectar la dinámica de la relación con China?
Que vaya a seguir tensión entre Estados Unidos y China, mismo que sea el próximo presidente Joe Biden o Donald Trump, eso no me queda duda. La tensión va a seguir. Y los temas sobre semiconductores que mencioné anteriormente, comercio en Taiwán y el mar sur de China, van a seguir. Creo que la diferencia va a ser si, dependiendo del presidente, si ven la importancia de poder seguir un diálogo constructivo para reducir el nivel de riesgo. Y creo que en la parte de energía y cambio climático probablemente sería la diferencia más grande entre Biden y Trump. Biden por sus razones filosóficas y la manera que ve el mundo, va a seguir subrayando la importancia de cooperar sobre energía y particularmente ver qué se puede hacer sobre cambio climático, porque si los dos emisores principales no pueden cooperar, el mensaje para el resto del mundo es por qué trato. Ven la importancia, no solamente simbólica, pero en sustancia de poder mantener una cierta actividad y cooperación en la parte de Estados Unidos y China en cambio climático. La administración de Trump no le da importancia a ese tema.
-Putin viajó a China hace poco para afianzar la relación estratégica. ¿Cómo esa alianza puede incidir en los mercados energéticos globales?
Es una relación interesante, particularmente pensando en su evolución a lo largo de los años. Cuando empezó, era una relación entre iguales y en un sentido casi Rusia se sentía como el país con más poder y más influencia en la relación. Hoy es totalmente lo opuesto. China realmente es el país que tiene la capacidad para decidir la dinámica de la relación, y Rusia es el país que depende de China para el apoyo comercial, científico, económico y de seguridad. En la parte energética, se puede notar particularmente en la insistencia de Rusia que China se comprometa a una expansión del ducto de gas entre Rusia y China. China no ha tomado esa decisión. Para Rusia eso es importantísimo, porque cuando Rusia cortó la exportación de gas natural producto a Europa, fue su mercado principal. Cortaron alrededor de 120, 125 bcm por año en las exportaciones y no tenían para dónde mandarlo y no tenían la capacidad de aumentar la exportación de GNL porque la tecnología principal estaba con Shell y Total y ellos habían retirado las inversiones. Para Rusia esto se ha hecho un tema fundamental. Para China, poder importar petróleo de Rusia a un precio reducido, importar gas cuando quieran importar el gas, es realmente un beneficio económico y lo han utilizado y explotado cuando ha sido conveniente para China. Pero lo interesante para China es la lección que han aprendido, no quieren aumentar la dependencia ni de un país ni de una ruta para abastecer los mercados de energía. Por eso es que ha invertido tanto en energía renovable. Hoy China invierte cuatro o cinco veces más que Estados Unidos y más que Europa en energía renovable. Siempre oímos de China y el uso de carbón, han aumentado el nivel de inversión en carbón, pero lo tienen en un mercado de capacidad. Lo hicieron cuando vieron el aumento del precio de gas natural en el 2022, cuando Rusia cortó las exportaciones a Europa y esta entró en una competencia con China y el resto de Asia para todo el gas natural que podían obtener. La reacción de China fue vamos a crear más capacidad para utilizar carbón para generar electricidad, porque no se puede arriesgar que le corten el gas. La prioridad de la seguridad energética. No querían ser completamente dependientes de otro país como Rusia. Entonces están balanceando la cantidad que están importando a través de Arabia Saudita. No importa tanto el gas natural de ahí, pero el petróleo sí. Pero lo que también han hecho es avanzado las inversiones de Arabia Saudita en China para la producción de petroquímica, para que Arabia Saudita tenga un interés en China. Que no esté Arabia Saudita en una situación en donde tenga el incentivo de cortar su relación comercial con China porque ellos también tienen un interés ya invertido allí.
-Mencionaste el carbón en China. Algunos países en Asia no quisieron firmar un compromiso en las últimas COP para la eliminación del carbón. Al mismo tiempo, se habla del gas como la opción para reemplazar el carbón y así reducir las emisiones. ¿Cuáles son las restricciones institucionales y económicas que hacen difícil la transición del carbón al gas natural en Asia?
Para entenderlo uno tiene que empezar con China e India. Un tercio de la población del mundo está ahí entre los dos. Ya platicamos de la importancia de la nversión en energía renovable en China, invierten más en eso que cualquier otra cosa. Pero para mantener y seguir con inversiones en carbón, tuvieron que crear un mercado de capacidad, en el sentido que le están pagando a los que han construido esas plantas para mantenerlas en caso que sean necesarias. Lo hicieron porque cuando China demando que esas plantas fuesen construidas, la reacción inmediata del mercado fue que no querían porque se iban a utilizar muy poco, y tuvieron que crear un mercado de capacidad para poder hacerlo. Te dice algo de la reacción de China, que quiere asegurar tener un plan B, una alternativa, si en el futuro hay medidas políticas y económicas que se tomen en su contra, que ellos se puedan aislar del tipo de impacto que las sanciones tuvieron en Rusia al principio de la implementación de las mismas en el 2022. La situación en India es un poco diferente. Su preocupación es que, pese a todo lo que están aumentando el uso de energía renovable, particularmente solar, no lo pueden aumentar lo suficientemente rápido para poder decir que pueden eliminar el uso de carbón y por eso han tomado una meta de cero de emisiones para el 2070. En países como Indonesia es interesante. Tienen un programa que se llama Just Energy Transition Program, avanzado por el G20 y con financiamiento de 20 mil millones de dólares para la transición del uso de carbón a energía renovable. Pero para poder avanzar necesitan inversiones en las redes, en transmisión, en distribución. No tienen financiamiento para esa parte, tienen financiamiento para la generación. Entonces, lo que están tratando de hacer es utilizar el gas natural en su proceso de transición, empezar el proceso de reducir las emisiones, reconociendo que tienen que seguir con las otras inversiones en la red y en transmisión y distribución. El otro problema es que es un país de 17 mil islas. Cómo utilizar energía renovable en una manera efectiva en tantos lugares al mismo tiempo ha sido otro reto. Entonces, lo que estamos viendo es que cada país tiene una situación distinta y dependiendo del país, cuando uno mira una comparación en el uso de gas natural para la transición de carbón a otra cosa y lo comparas con, vamos a decir, energía solar y baterías, dependiendo del costo del capital, del costo del gas, la infraestructura que tiene, en algunos la solución inmediata, o en cinco años, debería ser solar y baterías. En otras, la solución será gas natural. La otra parte que importa es qué estás tratando de proteger. El ejemplo de Brasil ahora en Río Grande del Sur. Un desastre que han tenido, en donde el derrumbe es por cambio climático y el impacto que ha tenido en las inundaciones. ¿Cuánto tiempo durará el desastre? ¿Meses? ¿Año y pico? Entonces, si tu solución ahí era solamente energía renovable y baterías, tienes un problema. Si puedes utilizar gas natural, que es algo que pueda abastecer el mercado por algo que sea más que ocho horas, que es lo máximo que puedes tener con una batería al día de hoy, entonces tienes otro tipo de solución. Lo que estamos viendo ahora es que cada país tiene que hacer una evaluación, no solamente de cuál es la energía más barata, pero cuál es la solución sistemática para el sistema energético que pueda ser más barato y sostenible, y que pueda mantener la seguridad y la competitividad también. Cuando lo pones en ese contexto, las soluciones se hacen más complicadas, porque no es solamente lo más barato. Tengo que tener seguridad porque tiene que ser accesible. Tiene que ser sostenible para el futuro. Tiene que ser asequible, que la gente pueda afrontar el pago de esa energía. Finalmente que lo que estás haciendo pueda ser competitivo para la nación y para las empresas, que puedan crear trabajos y vender el producto.
-En este contexto global, ¿cuál es el valor de Argentina en particular?
En este proceso de transición energética, Argentina es uno de los países que pueda ser proveedor de todos los recursos que son necesarios para su país, para la región y en mercados globales. En gas natural y petróleo hemos visto que el desarrollo de Vaca Muerta esta entre los más competitivos a nivel mundial. La naturaleza de la producción del shale ofrece algo que se pueda aumentar y bajar la producción dependiendo de las condiciones del mercado, que es una ventaja en el mercado que tenemos el día de hoy. He platicado anteriormente sobre la importancia de la energía eólica dentro de este país que puede ser un beneficio enorme. El litio que existe aquí se está empezando a explotar. El procesamiento creo que puede ser otra área. Cuando pensamos sobre la refinación, que el día de hoy refinación quiere decir gasolina y diésel y jet, pero para el futuro la refinación quiere decir otras cosas como el procesamiento del litio, que va a ser fundamental para las cadenas de valor de transición energética. Esto implica potencial económico para este país, potencial para abastecer mercados con los vecinos, particularmente Brasil y Chile, para el futuro y para poder abastecer mercados. La región en donde se encuentra más litio en todo el mundo después de Australia es en esta área. Creo que el potencial para la Argentina es importantísimo y refuerza la importancia de poder seguir con las reformas que se están avanzando ahora para llegar a ese punto en donde la Argentina tenga la estabilidad necesaria para poder seguir atrayendo inversión doméstica e internacional.
-En materia de nearshoring en el continente americano, ¿hay alguna iniciativa regional para traer esas cadenas de valor a todo el continente o todavía es algo que están aprovechando algunos países puntuales como México?
La dinámica política está cambiando particularmente influida por la tensión entre Estados Unidos y China. Como habíamos platicado, no creo que eso va a cambiar dependiendo del resultado de las elecciones en Estados Unidos. Esa dinámica está impulsando una reconsideración de las cadenas de valor globalmente. El beneficio principal, el primero, ha sido en el sureste de Asia porque ha sido lo más fácil para relocalizar esas cadenas, pero la intención es acercarlas más cerca a casa. Aquí sí creo que hay un potencial enorme para América Latina y aquí los recursos hacen una diferencia también. Donde se encuentra litio y cobre es aquí en Sudamérica. El potencial para el procesamiento en esta región creo que es grande también. Lo que falta es el nivel de actividad, particularmente en la parte de Estados Unidos, en recursos y el impulso para la inversión que tiene que venir. Aquí, cuando uno empieza a comparar la iniciativa que se llama Belt and Road Initiative de China y las herramientas que tiene Estados Unidos entre Development Finance Corporation y el Ex-Im Bank, no hay mucha comparación. Realmente China está invirtiendo más dinero que Estados Unidos. Si Estados Unidos quiere encontrar que su retórica resulte en acciones que puedan ser competitivas frente a los impulsos de China entonces va a tener que cambiar la tendencia de inversión, que todavía a este punto no ha hecho.
-Un dato interesante de las últimas dos COP en Emiratos Árabes Unidos y Egipto es que son dos países que están construyendo centrales nucleares de distintos proveedores. La energía nuclear esta entrando en países en vías de desarrollo nuevamente. ¿Qué estás viendo ahí?
Son dos países con características muy distintas. No voy a comentar sobre Egipto porque honestamente no sé el estatus que tiene el desarrollo del programa nuclear ahí. En los Emiratos, uno de los compromisos fundamentales que asumieron es que todo el uranio que usen luego va a ser reprocesado en otro lugar. En Francia particularmente ahora, y si Estados Unidos eventualmente va a llegar ahí es otra cosa. Y se han comprometido a no mandarlos a Rusia. Lo que estamos viendo es que la energía nuclear puede ser una herramienta de cero carbono que puede contar por alrededor del 20% de la generación de energía eléctrica globalmente. Si quitamos la posibilidad del uso de energía nuclear del marco de transición energética pues no solamente se hace más difícil pero es casi imposible ver cómo llegamos a las metas que tenemos. La innovación en energía nuclear particularmente con lo que llaman los Small Modular Reactors se ha hecho importantísimo por dos razones. Uno es que es un sistema cerrado que le da más seguridad y segundo porque tienes la capacidad de potencialmente utilizarlo en lugares que son difíciles de llegar, en donde a lo mejor pueden tener un costo que sea más alto que la red. Pero si esos lugares son áreas tan extremas que la alternativa es no tener energía, el costo alto de energía puede ser más barato que no tener energía. Entonces aquí se empiezan a abrir alternativas que son interesantes, por eso estamos viendo el nivel de interés y de inversión en la innovación de energía nuclear, particularmente en los Small Modular Reactors. Para entender cómo se pueden utilizar no necesariamente para la red, pero utilizarlo en distintas áreas que sean remotas, y también utilizarlo como un backup cuando sea necesario.