El ministro de Economía, Luis Caputo, y el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, deberán decidir en las próximas horas si dejan que a partir de este jueves 1º de febrero la AFIP aplique el Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) actualizado o vuelve a postergar ese ajuste de modo total o parcial. Por mantener congelado el componente impositivo que grava la venta de naftas y gasoil, el Estado dejó de recaudar más de US$ 5000 millones desde 2021 a la fecha.
Si el Ejecutivo no interviene, la AFIP aumentará de modo automático el valor del tributo y las petroleras trasladarán esa suba al surtidor, lo que supondrá un incremento promedio cercano al 11 por ciento en el precio de las naftas y gasoil. Fuentes privadas aseguraron el martes por la noche que lo más probable es que el oficialismo decida una actualización parcial del tributo.
A su vez, las refinadoras evalúan si aplican unos 3 puntos porcentuales adicionales de aumento para poder pagarles a los productores locales 70 dólares el barril de crudo Medanito que se extrae desde Vaca Muerta, tal como se habían comprometido, en línea con la paridad de exportación. Esos 3 puntos podrían sumarse a un 1,2% adicional que surge del ajuste del 2% en el tipo de cambio oficial que todos los meses prometió aplicar el gobierno (crawling peg). Si el gobierno actualiza todo el impuesto, el impacto en el surtidor llegaría al 15%.
La actualización del ILC implica sumarle al valor actual del tributo la inflación del segundo semestre de 2021, todo 2022 y los tres primeros trimestres de 2023. Toda esa inflación atrasada supone un ajuste en el tributo del 377%. Desde una de las grandes petroleras del mercado aseguraron a EconoJournal si se ajusta completamente el impacto en el gasoil sería de 62 pesos por litro y en la nafta de 91,5 pesos. El porcentaje de la suba dependerá de cuánto esté el precio de los combustibles en cada localidad, pero el promedio nacional significará un ajuste de 11 por ciento.
A su vez, si el gobierno decide que se actualice el tributo de manera completa, quedará pendiente el cuarto trimestre de 2023 que incluye el 25,5 por ciento de inflación de diciembre. Ese período se debería aplicar a partir de marzo.
El impacto del ICL
Según datos oficiales, la recaudación del ICL representó en 2015 el 0,95% del PBI, en 2017 alcanzó un máximo de 0,96% y luego comenzó a descender de la mano de las postergaciones en la actualización del tributo. En 2019 cayó al 0,75%, en 2021 representó el 0,77% y en 2022 el 0,52%. Fuentes privadas estimaron que el año pasado tocó un piso equivalente al 0,35% del producto.
Si el gobierno finalmente no posterga la actualización del gravamen, y tomando en cuenta que enero ya se perdió, este año la recaudación del tributo podría volver a representar cerca del 0,80% PBI, una cifra para nada desdeñable si se toma en cuenta las dificultades fiscales que enfrenta la administración de Milei.
Más allá del impuesto
Además de la probable actualización impositiva, las refinadoras evalúan ajustar unos 3/4 puntos porcentuales más en el surtidor para poder acercarse a la paridad de exportación. En enero pagaron a los productores 66 dólares por el barril de crudo Medanito y el compromiso es llevar ese valor a 70 dólares lo antes posible, aunque en los últimos días la cotización del Brent volvió a despegar por encima de los 80 dólares.
A ese ajuste debería sumársele también el crawling peg del 2% que el gobierno se comprometió a aplicar en la cotización del dólar oficial. El componente dolarizado dentro del precio del combustible es un 60%. El 60% de 2% es el 1,2% que también debería trasladarse al precio final.
De ese modo, si el impuesto recupera la totalidad del atraso acumulado en los últimos tres años y las refinadoras cumplen su promesa de pagar 70 dólares por barril a los productores locales, los combustibles deberían aumentar cerca del 15% en las próximas horas.
Hay un curioso punto adicional que complica todavía la ecuación. Algunos productores no integrados plantearon que los 70 dólares que podrían recibir por el crudo Medanito a partir de febrero se computen un 80% al tipo de cambio oficial y un 20% a la cotización del CCL, en línea con el incentivo que les otorgó Sergio Massa en octubre cuando buscó incentivar la liquidación de divisas con la creación de un “dólar Vaca Muerta” a través de la resolución 808/23. Eso obligaría a aplicar un aumento todavía mayor para acercarse a la paridad de exportación, aunque las refinadoras ya dejaron en claro que no está dispuesta a convalidar ese mecanismo.