Las videoconferencias consecutivas con los sindicatos petroleras realizadas ayer con el Ministerio de Trabajo dejaron algo en claro: las petroleras no lograron generar las condiciones para negociar con los gremios una reducción de la remuneración que percibirán en julio los casi 40.000 trabajadores que permanecen en su casa sin asignación de tareas por el derrumbe de la actividad. Ese era el objetivo de mínima de las petroleras y empresas de servicios, que argumentan que como su nivel de facturación se desplomó por la pandemia no pueden seguir afrontando salarios que en casi todos los casos superan los $ 100.000.
Sin embargo, los privados no lograron transmitir consistentemente ese mensaje a los gremios. Por el contrario, lo que se observó en las últimas dos semanas es una lánguida negociación con escasa comunicación real entre las partes, como publicó este medio la semana pasada.
Por eso, según indicaron fuentes empresariales y gremiales a EconoJournal, lo más probable es que la semana que viene se firme una prórroga por dos meses del acuerdo firmado a fines de abril, que estableció para los operarios sin actividad un ingreso no remunerativo equivalente al 60% del salario neto percibido en febrero.
Para los sindicatos, no es un escenario negativo. Por el impacto del Covid-19 sobre la demanda de combustibles, la gran mayoría de las petroleras, con YPF a la cabeza, no está dispuesta a reactivar su nivel de perforación en los yacimientos. Con lo que producen —pese a la declinación natural de los campos— les alcanza para abastecer al consumo.
Varias empresas y proveedoras de servicios habían criticado por lo bajo los términos firmados en el acuerdo de abril. Sostenían que, con mayor agresividad, se podrían haber logrado mejores para la industria. Desde ese punto de vista, la prórroga deja en evidencia que esa lectura carecía de precisión.
Los puntos de la negociación
Hasta ayer a la tarde, Guillermo Pereyra, líder del sindicato de petroleros privados de la cuenca Neuquina, el más numeroso del país, era el único dispuesto a acompañar el principal pedido de las empresas: pagar a partir de julio una suma fija a los operarios que permanezcan en sus casas sin asignación de tareas. El ex senador se diferenció de otros líderes gremiales que se oponen a esa pretensión de los privados.
La cámara de proveedores —liderada por Halliburton, Schlumberger y Pecom, entre otras— tiene mandato de grandes operadoras como YPF y PAE para negociar en su nombre con los gremios la continuidad del acuerdo firmado en abril bajo el paraguas del artículo 223 bis de la Ley de Contrato de Trabajo. Esa norma autorizó a las petroleras a pagar una suma no remunerativa a sus empleados y a flexibilizar las condiciones de contratación mientras dure la fuerza mayor por la pandemia.
Según afirmaron las fuentes consultadas, las empresas propusieron pagar una cifra fija de $ 60.000 por mes para los trabajadores afiliados a los gremios de petroleros privados y de 80.000 pesos para los jerárquicos.
Ticket de entrada
Pereyra intentó canjear caro su conformidad. A cambio, pidió:
- Continuidad de los puestos de trabajo hasta el 31 de diciembre. Es lo que acordó ayer con las empresas de servicios regionales agrupadas en la Fecene.
- Un aporte de 10.000 pesos por empleado para la obra social del sindicato para atender el pico de la pandemia. El doble que en mayo y junio.
- Un equivalente al 2% del salario que se destina a la mutual del sindicato.
- Otro 2% que percibe el gremio sobre el salario bruto de cada trabajador.
- Lo hizo con una salvedad: advirtió a las empresas de servicios que si cierran mejores condiciones salariales con otros gremios deberán reconocerlas también al sindicato petrolero de Neuquén. Es una especie de cláusula RUFO petrolera. “Entendemos el planteo de las empresas. Sabemos que les cuesta mucho seguir pagando 150.000 o 200.000 pesos a compañeros que hoy están en sus casas. Podemos discutir un ingreso fijo mientras dure la pandemia”, reconoció una fuente del sindicato.
YPF, el mayor jugador del mercado, pretende negociar con cada gremio en función de la realidad operativa de cada cuenca. No es sencillo. Por lo general, la estructura de los acuerdos salariales se homologan con todos los sindicatos. En esa clave, llama la atención la escasa representación de la empresa en las negociaciones. En algunas de las videoconferencia de ayer ni siquiera participó Marcelo Aldeco, director de Relaciones Laborales de la petrolera bajo control estatal.
Semana clave
La mayoría de los gremios rechazó ayer la propuesta de la Ceope, transmitida por Federico Micheleti, director de Relaciones Laborales de Halliburton. La Federación incluso reclamó ayer un aumento del 15% de los salarios por el reconocimiento de la inflación de 2019. Dos mundos diferentes.
Lo más factible a esta altura es que se terminé firmando una prórroga del acuerdo anterior. En esos términos se negociará el fin de semana con los gremios. Tal vez exista espacio para un acuerdo voluntario, aunque muy lejos de lo que ambicionaban las empresas a principios de junio. “Hay muchas empresas de servicios que no pueden pagar el 60% previsto en el acuerdo anterior. Necesitábamos bajarlo, al menos un 20%. Pero faltó liderazgo para encarar una negociación de ese tipo”, admitió el titular de una empresa de servicios nucleada en la Ceope.