Ejecutivos de tres petroleras líderes analizan los cambios que depara la transición energética
La estrategia de grandes petroleras para rebalancear su porfolio de inversión
31 de marzo
2022
31 marzo 2022
Sean Rooney, presidente de Shell Argentina; Dominique Marion, director general de TotalEnergies, y Jorge Dimópulos, director de la Unidad de Transición Energética de Tecpetrol, exponen sus planes para los próximos años en un contexto que se redefine de manera acelerada.
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Las principales petroleras que operan en el país se ven ante el doble desafío de recorrer el sendero hacia energías más limpias –tal como lo exige la agenda global– e implementarlo bajo los condicionamientos que plantea el escenario económico argentino.  Desde el potencial de Vaca Muerta, al país se le abre una ventana de oportunidad de producir gas como una fuente de financiación para el desarrollo de energías renovables. Sean Rooney, presidente de Shell Argentina; Dominique Marion, director general y Country Chair de TotalEnergies, y Jorge Dimópulos, director de la Unidad de Transición Energética de Tecpetrol, contaron en el Energy Day los planes de negocio que vienen llevando adelante para alinear todos estos requerimientos.  

La transición energética

La transición energética pasó a ocupar un rol central en los planes de inversión de las grandes petroleras a nivel global. A partir de las exigencias que marca el cambio climático, se han propuesto objetivos ambiciosos y en un corto plazo. Esta agenda también alcanza a las compañías que operan a nivel local. Los directivos de estas firmas brindaron definiciones acerca de cómo adecúan sus necesidades a la realidad que imprime la Argentina. 

Sean Rooney (SR): Esta transición energética es un cambio profundo para las compañías, para los países y para la ciudadanía. Para los proveedores de energía tradicionales, como es Shell, es un desafío mantenernos como un negocio rentable e interesante ante accionistas de nuevas fuentes de energía. Ese cambio profundo es de fuentes, pero también de distribución y de consumo de energía. Pero no es un cambio que podemos hacer de un día para el otro. Por eso hemos tomado el compromiso de ser emisor cero neutro de carbón en 2050 y bajar las emisiones al 50% para 2030. Esto significa que en la toma de decisiones se va dando más importancia a las inversiones en energías renovables y gas, porque el porcentaje va incrementándose con respecto al petróleo. Cuando realizo mi propuesta de inversiones en Argentina tengo que hacer una planilla de las emisiones. Hay una averiguación fuerte acerca de cómo podemos hacer nuestros desarrollos de petróleo y gas con el menor impacto posible. Estos desarrollos son importantes porque como compañía necesitamos financiar las inversiones en energías renovables. Y eso lleva algunos años. Y los países van pasando por el mismo camino. Un país como Argentina, que tiene necesidades económicas importantes, al contar con un recurso gasífero de envergadura debe aprovecharlo para financiar la transición energética hacia las renovables. Argentina tiene la posibilidad de jugar un papel importante en la transición energética a nivel mundial, exportando gas y aprovechando la energía renovable en el país. Pero para eso necesitamos hacer una política firme desde el Estado, dando los incentivos y las condiciones necesarias para las inversiones. 

Jorge Dimópulos (JD): Los acuerdos alcanzados recientemente en la COP26 posiblemente decepcionaron a los activistas y a las ONG, porque esperaban algo más global, que tuviese más impacto. Sin embargo, tuvo progresos bastante concretos. Por empezar, por primera vez la declaración conjunta incluye que el mundo tiene que reducir el consumo del carbón en el tiempo. Treinta y cuatro países firmaron que directamente van a eliminar el consumo del carbón. Esto es un dato fundamental para Argentina y Vaca Muerta, porque reducir el carbón en el mundo significa que la transición necesita de mucho consumo de gas natural, especialmente en Asia, para reemplazar al carbón, que es el fósil de mayores emisiones. Es una oportunidad enorme para Argentina y para Vaca muerta. El mundo nos dice que vamos a ir hacia una transición que no es automática, que va a llevar tiempo. Que en este proceso el gas va a cumplir un rol importante y nosotros tenemos una fuente como Vaca Muerta. Te diría que nos tocan a la puerta. Nos dicen: «Tenés esta oportunidad, tenés que aprovecharla». A su vez, Argentina posee otros recursos muy buenos. Tiene recursos –obviamente– en hidrocarburos, pero también en energía eólica y solar. Creo que nosotros tenemos que hacer un balance de prioridades que acelere el desarrollo y la competitividad de Argentina. Si un recurso renovable es más competitivo que Vaca Muerta, hay que invertir en ese recurso. Si Vaca Muerta es más competitivo, hay que darle prioridad a ese recurso. Tenemos oportunidades y debemos desarrollarlas todas, pero en la medida en que sean competitivas. 

Dominique Marion (DM): Total cambió este año su denominación y pasó a llamarse TotalEnergies. Esto marca la importancia que le damos a la cuestión energética. Esa transformación se dio no solo en el cambio de nombre, sino también en la organización y en los productos que vamos a vender. Somos productores de gas y petróleo, y vamos a mantener esa producción, pero también tenemos que incorporar a nuestro mix de energía productos que permitan la descarbonización. Esto es electricidad verde, hidrógeno, energía eólica y solar. Para mostrar un poco el impacto que tiene en nuestra estrategia, el objetivo de TotalEnergies es ser un líder de la transformación energética en el mundo. Y para eso, la idea es actuar sobre tres ejes. Actuar sobre los productos que vendemos, sobre nuestras emisiones en las operaciones y sobre la demanda. Como ejemplo de lo que hacemos con los productos, hoy el 50% de nuestras ventas provienen del petróleo y el 50% del gas. En 2030, vamos a tener 15% de nuestras ventas que vienen de electricidad, 50% de gas y vamos a bajar al 35% la producción de petróleo. Esto muestra la evolución. Para aumentar la producción de electricidad verde vamos a tener que invertir u$s 60.000 millones hasta fin de 2030. Son inversiones muy altas y tomamos la decisión de hacer el switch. Vamos a seguir invirtiendo en petróleo, pero también vamos a aumentar las inversiones en la parte eléctrica. Esto podemos hacerlo si trabajamos sobre nuestras emisiones. Para lograr esa neutralidad de emisión de carbono en 2050, tenemos el objetivo de reducir en 2030 nuestras emisiones en un 40%. Contamos con un plan para hacerlo, que consiste en incluir la instalación de renovables en nuestros sitios y tratar de buscar todas las soluciones para reducir las emisiones. 

El camino hacia la exportación

Los directivos de las operadoras coincidieron en señalar que el potencial que muestra Vaca Muerta abre las puertas para que Argentina se convierta en un exportador de hidrocarburos, tanto a nivel regional como global. Sin embargo, para llegar a ese rango, se requiere superar ciertos cuellos de botella que pueden desalentar una mayor producción. En concreto, coincidieron en que se necesita generar confianza para hacer grandes inversiones en el corto plazo, tal como lo impone la demanda de gas inmediata en el papel que juega en esta transición energética.  

SR: Vaca Muerta se está desarrollando y lo va a hacer mucho más aún. Para mí la duda es si va a ser capaz de desarrollar el gas más de lo que requiere el mercado interno. En Argentina, el consumo de gas es el 50% de la matriz energética del país. Entonces, podemos imaginar un futuro de seguir desarrollando el gas de Vaca Muerta para abastecer al país. Pero para sacar provecho de la potencia de Vaca Muerta necesitamos más infraestructura de caños, plantas de licuefacción, y esas son inversiones de miles y miles de millones de dólares. El tiempo es clave. Desarrollar un proyecto de exportación de gas importante lleva entre 5 y 10 años. Por lo tanto, si imaginamos hoy ir hacia un proyecto de exportaciones no podemos imaginar producir hasta 2030. El mundo va a necesitar menos gas para ese entonces, pero va a necesitar más gas ahora en la transición del carbón al gas. Y para proyectos de esa envergadura necesitan plazos de pago de 10 a 20 años. Lo que precisamos es aprovechar la potencia de Vaca Muerta con infraestructura y proyectos de gran escala y en corto plazo. Y para eso necesitamos una política de confianza, en función de que los inversores desembolsen u$s 5.000 millones en Argentina. Hacen falta contratos de largo plazo, acceso a divisas, previsibilidad de las reglas. Lo que siempre estamos reclamando. Pero hay que hacerlo ya. Esta ventana de oportunidades para la potencia de Vaca Muerta no es por siempre ni durará mucho más. 

DM: Total es un productor de gas relevante en el país. Tenemos operaciones en Tierra del Fuego, pero indudablemente los mayores recursos están en Vaca Muerta. Nuestra idea es utilizar recursos importantes que seguramente pueden abastecer a países limítrofes como Brasil y Chile. Los cuellos de botella vienen de parte de las infraestructuras. Seguramente hay que construir una red de gasoductos para poder evacuar el gas de Vaca Muerta en los mercados del país y del exterior. Esa es para mí la primera etapa en el desarrollo de Vaca Muerta. Después, en una compañía como la nuestra, tenemos que asegurar que todos los desarrollos que hacemos contribuyan a reducir las emisiones. Por lo tanto, debemos invertir en proyectos donde las emisiones de CO2 vayan bajando la intensidad del nivel de nuestra compañía. En el tema del gas, necesitamos infraestructuras y también un desarrollo que nos dé más visibilidad en las inversiones. Sabemos que hablamos de proyectos a largo plazo, con muchas inversiones, y por lo tanto necesitamos tener reglas claras que no cambian, contratos a largo plazo, acceso a exportaciones, a divisas. Son los ingredientes que precisamos para tomar la decisión de invertir de manera más amplia en Vaca Muerta. 

JD: Lo primero que hay que destacar es que Vaca Muerta es el único play de hidrocarburos de la región, que puede –al mismo tiempo– generar gas para combatir el declino de Bolivia y del sur, reducir la importación y generar exportación a los países de la región. Ese rol central, como se ha dicho, requiere infraestructura de evacuación. En lo que hace a infraestructura de transporte de gas, Argentina tiene que hacerlo lo más rápido posible. Se trata de una decisión que incluya a las empresas y al Estado en cuanto a elegir la mejor traza, elegir el proyecto que sea financiable en el plazo más corto y avanzar rápido. Creo que el mensaje es muy claro: nos tenemos que apurar. 

Los próximos diez años

En el mundo se ve un movimiento pendular. Hace 8 o 10 meses uno veía que la agenda de transición tenía una potencia muy marcada. Pero en el último año se produjo un aumento notable en el precio del petróleo y del gas, y eso obligó a repensar la estrategia hacia energías más limpias. ¿Qué tipo de década creen que vamos a tener en el mundo con esta cuestión de marchas y contramarchas, de fijar objetivos muy ambiciosos y después tener que retroceder porque la realidad va fijando determinadas condiciones?

JD: Lo que me imagino en los próximos 10 años es que vamos a tener que empezar a poner el foco en la demanda en todo este proceso de transición energética. Una gran parte de la sociedad pide que hagamos este cambio. Hasta ahora, los gobiernos en general, y también los activistas financieros, han enfocado mucho la transición en la oferta; es decir, en las compañías y en los cambios que ellas tienen que hacer. Pero para que ese cambio sea realmente masivo, el foco tiene que pasar al consumidor. Va a ser el consumidor el que termine pagando este precio por querer consumir algo de menor huella de carbono. La transición tiene un beneficio en el largo plazo pero un costo en el corto. Por lo tanto, estimo que en la próxima década el foco va a pasar de la oferta a la demanda. 

DM: Estoy de acuerdo en que en los 10 años que vienen vamos a estar en la zona de desbalance y probablemente sigamos viendo una volatilidad en los precios. Por lo tanto, no podemos hacer solos la transición energética. Necesitamos que los que compran la energía lo hagan de manera eficiente. Creo que la educación va a ser un tema muy importante en la eficiencia energética. Hay mucho potencial para bajar el consumo de energía. Los gobiernos tienen que impulsar la reducción del consumo. Frente a los costos que van a subir, mejorar la eficiencia va a ser un tema realmente importante en los próximos 10 años. 

SR: Solamente podemos vender productos donde hay consumidores para comprarlos. Tenemos, por lo tanto, la necesidad de construir un ambiente de negocios en el que haya consumidores preparados para comprar los productos en energía renovable. Y esto es una responsabilidad público-privada. Cada país tiene sus propias características y es necesario crear una base de consumidores que puedan comprar los productos de energía que estamos desarrollando, tanto en renovables como en gas. ×

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