El presidente Alberto Fernández confirmó el lunes pasado a un grupo de periodistas que fue él quien tomó la decisión de frenar el aumento de combustibles que tenía previsto aplicar YPF ese día. Más allá de los riesgos que le generará a la petrolera una intervención de esas características en su política comercial, la duda ahora pasa por saber hasta cuándo se extenderá el congelamiento. En los ministerios de Economía y Desarrollo Productivo coinciden en que el freno a los precios no debería durar demasiado tiempo, pero en ambas carteras saben que la última palabra la tendrá el presidente y que no dependerá solo del consejo que puedan darle.
“En las conversaciones se presentó como una postergación de pocos días”, señaló una alta fuente oficial cuando EconoJournal le preguntó hasta cuándo se frenó el aumento de precios. “Yo creo que habrá subas, pero habrá que ver”, agregó otra fuente oficial cuando se le preguntó si el congelamiento durará seis meses, como se estableció en los casos del transporte público y los servicios de gas y electricidad, o antes se le dará luz verde a una suba.
Quienes conocen de cerca el sector saben que si el congelamiento de los combustibles continúa durante todo el primer semestre, los problemas rápidamente comenzarán a evidenciarse por el lado del abastecimiento. Además, los técnicos tienen claro que para incentivar las inversiones es indispensable dar una señal de precios. “Hay conocimiento de que la capacidad de inversión de YPF está ligada al precio en el surtidor, precio que es muy bajo, el más bajo desde la renacionalización”, señaló una fuente oficial a EconoJournal.
El consenso que existe en YPF, Economía y Desarrollo Productivo llevó a que la semana pasada se recomendara avanzar con un incremento de 5 por ciento en los precios, pero el freno provino del ala política. El presidente Alberto Fernández lo presentó como una decisión propia, aunque las presiones del kirchnerismo también pesaron al momento de pisar el freno y no respondieron sólo al impacto inflacionario que tendrá la suba sino a la disputa de poder que existe en torno al control de la petrolera.
Cristina Fernández de Kirchner considera a YPF una pieza clave de la recuperación y no quiere que Guillermo Nielsen tenga la última palabra al momento de diseñar la política comercial de la empresa. Por eso buscan limitar su poder y el domingo apostaron a dejarlo expuesto luego de que éste dejó trascender que iba a haber un ajuste sin antes haberlo consensuado con el kirchnerismo. Fue una manera de marcar la cancha de cara a lo que viene. Esa disputa de poder va más allá del impacto inflacionario de un posible aumento y habrá que tomarla en cuenta de aquí en adelante.