Jorge Sapag
«Necesitamos una política de shock, el país no resiste más con una inflación del 40%»
24 de mayo
2019
24 mayo 2019
El ex gobernador de Neuquén es el principal estratega político de la provincia donde se encuentra Vaca Muerta, la gran apuesta energética del país. Posicionado como asesor, Sapag repasa los últimos 10 años de Neuquén en materia de energía, de la caída de inversión en 2007 a la consolidación de Vaca Muerta. En el plano nacional, cuestiona las recetas económicas de Cambiemos y aboga por un acuerdo social para frenar la inflación.
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Elías Sapag emigró en 1913 desde el Líbano hasta la provincia de Neuquén, y años más tarde, en 1949, fundó Sapag Hnos. junto a su hermano Felipe. Muy pronto, la empresa proveedora de minerales empleados en las tareas de perforación de pozos de petróleo no sólo se convirtió en el principal comercio del pueblo, sino que además sus referentes participaron activamente en la organización comunitaria. Para 1961 la vocación política era evidente, y ese mismo año Elías se convirtió en uno de los fundadores del Movimiento Popular Neuquino (MPN), el partido político que ganó, desde 1962 hasta la actualidad, todas las elecciones a gobernador de la provincia de Neuquén.

Jorge Sapag

Era difícil que ese potente legado familiar no impactara en Jorge Sapag. Comerciante y empresario por naturaleza, uno de los seis hijos de Elías se recibió de abogado en la Universidad Católica y se zambulló en la política neuquina. Ocupó distintos cargos provinciales y en 2007 dio el gran salto cuando se convirtió en gobernador de Neuquén. En 2011 revalidó esa posición hasta 2015. 

La provincia patagónica es actualmente el epicentro hidrocarburífero del país. La roca de Vaca Muerta, la formación no convencional que genera grandes expectativas en la industria petrolera, cubre la mayor parte de su territorio. Neuquén hoy es noticia por el desarrollo de yacimientos de shale oil como los de YPF y de shale gas de Tecpetrol. Pero en 2007 la realidad era bien distinta. Vaca Muerta era apenas un sistema rocoso conocido sólo por geólogos y geofísicos. Y elupstream de hidrocarburos navegaba desde hace años por una corriente decreciente que destruía inversión y puestos de trabajo.

Sapag lo recordó en diálogo con TRAMA, que lo entrevistó en la confitería del hotel Tower en el centro de Neuquén capital.  

«La producción de gas y petróleo de Neuquén caía año a año. La preocupación era que no nos pasara lo que a los pueblos mineros, que cuando se quedan sin mineral se transforman en sitios fantasma», reconoce el ex mandatario, hoy devenido en el principal estratega del Movimiento Popular Neuquino (MPN), esa máquina de ganar elecciones desde hace casi 60 años. 

A tres meses de cumplir 67 años –nació el 18 de julio de 1952–, Sapag está lejos de retirarse de la política. Al contrario, aunque mantuvo un bajo perfil mediático, jugó un rol clave en el centro de comando del MPN durante la campaña que consagró la reelección de Omar Gutiérrez. 

«En 2007, a los pocos días de asumir, viajé a Alberta, a una provincia hermana de Neuquén que es Calgary, en Canadá, con toda la ilusión de captar inversores para la provincia», rememora Sapag. Sin embargo, la recepción de la audiencia no fue la que había imaginado. La respuesta de los empresarios canadienses fue sincera, pero brutal. «¿Usted cree que con el petróleo fijo en u$s 42 (la Resolución 394 de la Secretaría de Energía, ideada por Guillermo Moreno, había topeado el precio interno del crudo en esa cifra), con el gas en u$s 0,80 por millón de BTU (por el congelamiento de tarifas) y con la inflación que hay en la Argentina nosotros no tenemos interés en ir? Queremos ser francos, para que gane tiempo, pero lo invitamos a ver qué está pasando con los recursos no convencionales en Norteamérica, con la roca generadora», le contestaron, según su propia reconstrucción. 

«La crisis se supera produciendo e invirtiendo más, pero con estabilidad. Además, tiene que haber ganas de dialogar»

¿Cómo recuerda esos primeros momentos al frente de la gobernación? 

Teníamos que encontrar algún cambio y me imaginé, por un instante, que podía ser cierto que la roca neuquina tuviera las bondades del shale en EE.UU. Cuando asumí, les reclamamos inversiones a las empresas, pero su respuesta fue que con los precios que había no querían invertir. Además, en 2008 nos encontramos con 3.000 telegramas de despidos por la baja de equipos. Frente a ese escenario, encaramos la prórroga por 10 años de la Ley 17.319 de las concesiones, a fin de reactivar la inversión. Así fue como nació la Ley provincial 2615, que permitió que en octubre de 2008 se abriera un registro para que las empresas interesadas solicitaran la extensión de las concesiones. Establecimos una fórmula polinómica que tenía en cuenta las reservas P1, P2 y P3 de los campos. Además, la ley decía que había que asumir el pasivo ambiental como propio, algo que las empresas no querían. Y creamos un canon adicional del 3% sobre regalías y un extra-canon de 3% más si el precio del petróleo superaba los u$s 80. A raíz de eso, la provincia recaudó mediante los bonos de prórroga alrededor de u$s 500 millones para realizar 1.000 obras. Y también llevamos Ingresos Brutos del 2% al 3%, que es lo que marca la ley. 

¿Qué balance realiza de las últimas elecciones en Neuquén? 

El MPN no entró en la fractura de la grieta. La primera gran definición estratégica fue justamente bordear la grieta e ir para adelante. No hablar del tema nacional, hablar sólo de temas provinciales. Todo lo contrario ocurrió con los partidos a nivel nacional. Tomaron las elecciones de Neuquén y las metieron en la grieta. Las nacionalizaron. Pensaron que era un ejemplo para toda la república. Son definiciones que subestiman al ciudadano porque creen que hay un joystick que puede manejar al electorado. En nuestro caso nos encontramos con una estructura sólida y con los mejores índices sociales y económicos en la provincia. Sabíamos que la gente no se podía equivocar. 

«Tanto la Nación como las provincias deben tener su propia agencia de energía. Tenemos que contratar a los que más saben y pagarles bien»


Hoy está cómodo en el papel de asesor, ¿eso se debe al desgaste que implica gobernar durante dos períodos o considera que es necesario pasarle la posta a una generación más joven?

Hay que buscar en las nuevas generaciones a los actores y gestores capaces de tomar decisiones. Porque para gestionar en un país en crisis hay que estar con todas las neuronas encendidas. Es un trabajo que requiere mucha creatividad, mucha energía y mucho entusiasmo. No significa que lo haya perdido, pero es cierto que las nuevas generaciones deben tener la oportunidad de tomar el mando. No hay que atornillarse al poder. Un gran defecto de Argentina tiene que ver con la ausencia de equipos. Nadie crece a la sombra de un gran dirigente. Soy un buen consejero. No quiero ser candidato ni gobernador otra vez, pero me gusta que me pregunten antes de tomar una decisión importante, porque tengo experiencia y mi aporte puede ser útil para no repetir errores.

Sin embargo, en el plano nacional, la figura novedosa que oxigena la grieta es la de Roberto Lavagna, que acaba de cumplir 77 años…

Sí, muchas veces no tiene que ver con la edad sino con la capacidad de poder nuclear decisiones. Yo le deseo lo mejor al país. Estoy preocupado por la conducción. Tengo fe en que Argentina va a salir adelante. Repito que el secreto está en armar equipos. Con Miguel Galuccio (ex presidente de YPF) tuvimos diferencias, pero finalmente coincidimos y sacamos la Ley 27.007 para incentivar la explotación de los recursos no convencionales de Vaca Muerta, lo que permitió un gran desarrollo. Dialogando llegamos a buen puerto. Ojalá encontremos en estas elecciones la sabiduría popular. 

¿Considera que en la Argentina tiene que existir una agencia o centro de conocimiento en el que se puedan llevar adelante discusiones sobre energía?

Sí. Tiene que haber un espacio de discusión científica, con gente preparada y cuerpos técnicos. Tanto la Nación como las provincias deben tener su propia agencia de energía. Tenemos que contratar a los que más saben y pagarles bien. Es fundamental entender que los recursos no convencionales necesitan una política de Estado. Porque la inversión que se genera ahí es tan o más importante que toda la ganadería y la agricultura de la Argentina. La fórmula del éxito para una familia, una empresa, un municipio o una nación es simple: conocimientos y habilidad multiplicados por actitud.

¿Cuán importante es la retroalimentación con los equipos de trabajo?

Es fundamental, porque uno se nutre constantemente del equipo. En EE.UU. hay gente que se dedica a investigar cómo impacta la energía en la población, en las escuelas, en las viviendas, en las rutas, en la infraestructura, en los gasoductos y los oleoductos. Es un tema central.

Ningún funcionario del gobierno planteó la posibilidad del acuerdo social. ¿El tema parece estar inhabilitado porque forma parte de un manual populista o peronista?

Hay mucha gente preparada en el gobierno nacional. El problema es que estudiaron en universidades que entienden la economía basada en modelos europeos y norteamericanos. Lo que ocurre es que en Argentina no podemos tomar las reglas europeas porque acá la estructura social y económica es distinta. Los conocimientos teóricos son muy lindos, pero en nuestro país funciona la teoría keynesiana. La crisis se supera produciendo e invirtiendo más, pero con estabilidad. Además, tiene que haber ganas de dialogar con aquellos que no forman parte del grupo de poder. No se puede gobernar sólo con el sector que ganó las elecciones, hay que gobernar con todos. Lo que hay que hacer es sentarse y fijar un rumbo. En ese aspecto hay que tener vocación dialoguista, si no surgen las confrontaciones en las que todos perdemos.

¿Cómo analiza el posicionamiento de YPF en los últimos años?

YPF es una empresa con grandes activos y poco financiamiento. Se tuvo que acelerar el proceso de búsqueda de nuevos inversores y de aumento de la producción. Creo que están haciendo una tarea profesional interesante. Y se llevan bien con la provincia. Sin duda Miguel Galuccio hizo una tarea fundacional. Veo mucha capacidad y están abiertos a recibir opiniones. Aun así, aclaro que la función de YPF se cumple pero faltan las agencias de las que hablábamos. El presidente de YPF no puede estar haciendo tareas del gobierno. Por otro lado, hay una tendencia a creer que en Neuquén y en Vaca Muerta está todo hecho, y no es así. Es un camino de ejecución. Primero se gestó y ahora estamos en la adolescencia. Necesitamos una Argentina madura que acompañe este proceso. ×

Sinsentido tarifario

Durante su tiempo al frente de la gobernación de Neuquén, sufrió la decisión de la administración kirchnerista de mantener congeladas las tarifas de gas y electricidad en el área metropolitana de Buenos Aires, lo que provocó un retroceso del precio del gas en boca de pozo. Eso acarreó, primero, una baja de la inversión. Y luego, un marcado retroceso de la producción.  

¿Por qué los gobiernos de Néstor y de Cristina Kirchner mantuvieron inmodificable la política de congelamiento de tarifas?

Resultaba estresante ver cómo la inflación hacía pedazos la economía nacional y, al mismo tiempo, cómo perjudicaba también la producción de gas y petróleo. La explicación es simple. Se le quería dar a la población una tarifa de regalo cuando en realidad las tarifas deben ser equilibradas. Yo en ese momento propuse segmentar al industrial, al residencial, a los barrios cerrados. Pero se hacía oídos sordos al tema tarifas, probablemente en pos de buscar la simpatía social. Pero cuando uno regala el recurso, lo malgasta. No regalemos lo que no se puede regalar. 

El problema es la ausencia de un programa económico. El país no resiste más con una inflación del 30% o 40%. Si no solucionamos ese problema no podemos tratar otros temas, siempre va a haber una puja distributiva. Necesitamos una política de shock. Hay que hacer un pacto social donde puedan interactuar todos los sectores. 

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