La crisis del tipo de cambio esterilizó la negociación para definir el valor de las nuevas tarifas de gas que se cobrarán a partir del 1º de octubre. Ayer venció el plazo que tenían las distribuidoras para presentar una propuesta tarifaria al Enargas. En base a contratos de abastecimiento de gas definidos con las empresas productoras, las gasíferas debían presentar un cuadro tarifario a ser refrendado por el ente regulador. Lo hicieron. Aunque con una particularidad propia de la excepcionalidad del escenario.
Por la incertidumbre cambiaria, la mayoría de las distribuidoras —Metrogas, Gas BAN, Camuzzi y EcoGas, entre otras— presentaron dos opciones de cuadros tarifarios: uno con aumentos moderados, que están en línea con el aumento que pretende —o pretendía el gobierno—, y otro con subas que ascienden hasta el 150 por ciento. Con un dólar mayorista que en la jornada de ayer superó los 41 pesos y cerró apenas por debajo de los $ 40, el proceso para definir cuánto aumentarán las tarifas de gas para hogares, comercios y PyMEs corre el riesgo de transformarse en metafísica o, como mínimo, en extemporánea.
Las tarifas actuales están definidas sobre la base de precios de gas en boca de pozo que están establecidas en dólares y su última actualización, en abril de este año, se definió cuando la divisa norteamericana rondaba los 20,55 pesos. Es decir, la mitad que la cotización con la que hoy abrirán los mercados. La abrupta devaluación —que superó el 115% en los primeros ocho meses del año— imposibilitó que las petroleras que producen gas —YPF, PAE, Total, Wintershall, Pampa, Tecpetrol y Pluspetrol— llegaran a un acuerdo sobre el precio y condiciones de venta con las distribuidoras.
Como las petroleras se negaron a aceptar los términos y condiciones que estaban sobre la mesa, las distribuidoras optaron por presentar, como propuesta al ente regulador, dos cuadros tarifarios. Uno A calculado sobre la base del precio del gas acordado con IEASA (ex Enarsa), que se encarga de suministrar el gas importado desde Bolivia y por barco en formato de LNG. La empresa estatal de energía accedió a vender el gas en torno a los US$ 4 por millón de BTU (por más que lo compra a un mínimo de 6 dólares) calculados sobre un tipo de cambio discrecional de $ 31,50 y a financiar en 24 cuotas las acreencias a su favor por las diferencias diarias acumuladas por la evolución de tipo de cambio. Esta primera alternativa prevé un aumento del 26% a partir de octubre.
Al mismo tiempo, según pudo saber EconoJournal, presentaron un cuadro B que calcula el valor de las tarifas residenciales de gas sobre las base de los contratos de abastecimiento vigantes firmados en diciembre de 2017. Si bien esos documentos establecen precios topes para el gas, que dejan abierta la posibilidad para que productores y distribuidores acuerden valores inferiores a esas cifras, algunas distribuidoras utilizaron esos precios máximos para presentar cuadros tarifarios que contemplan subas de hasta un 150% en octubre de este año.
Está claro que el Enargas no autorizará aumentos de esa envergadura. Con ese mar de fondo, lo que viene ahora son las audiencias públicas, que se realizarán la semana que viene (el 4 y el 6 de septiembre). La decisión final quedará para fines de septiembre.