La Secretaría de Energía otorgó a fines de noviembre nuevos cupos y ampliaciones de cupos ya existentes para el abastecimiento de la mezcla obligatoria de etanol con naftas. Antes de que se publicara la nueva resolución 960/23, los cupos otorgados sumaban 1.124.400 metros cúbicos (m3) anuales y la demanda está en torno a 1.200.000 m3. Se suponía que con 250.000 m3 se cubría esa diferencia y quedaba una reserva para hacer frente al crecimiento potencial de la demanda, pero la resolución final terminó asignando 413.100 m3.
De esos 413.100 m3, 157.300 m3 son ampliaciones de cupo para proyectos ya existentes y 255.800 m3 son nuevos cupos para tres sociedades anónimas que se supone que van a construir nuevas plantas de bioetanol en base a maíz: Biosanfe, Kalpa Group y Grancor. Fuentes del próximo gobierno de Javier Milei aseguraron a EconoJournal que van a poner la lupa en esas asignaciones.
¿Por qué 413.100 m3?
En los considerandos de la resolución 960/23, firmada por Flavia Royón, se afirma que se presentaron 11 solicitudes de nuevos cupos y/o ampliaciones de cupos existentes de bioetanol, de los cuales 7 de ellas cumplieron con la totalidad de los requisitos establecidos en la disposición 4/23 que fijo la Subsecretaría de Combustibles que conduce Federico Bernal.
Luego se aclara que “la sumatoria de los volúmenes de bioetanol adjudicables a dichos proyectos es inferior al volumen de bioetanol requerido para satisfacer la demanda proyectada de bioetanol de 413.500 m3 anuales estimada para el año 2026”. Por lo tanto, “corresponde asignar la totalidad del volumen solicitado por las empresas”. Es decir, casualmente las empresas ofertaron en conjunto prácticamente la misma cifra que la demanda de bioetanol proyectada para 2026 y entonces se decidió complacerlas a todas.
Lo llamativo es que ni en la convocatoria inicial publicada en julio a través de la resolución 614/23 ni en la disposición 4/23 que reglamentó las pautas y requisitos se hace referencia alguna a esos 413.500 m3 anuales. La cifra aparece recién en los considerandos de la resolución 690/23 que asignó los nuevos cupos y ampliaciones a fines de noviembre.
La coincidencia casi exacta entre los 413.100 m3 solicitados por las empresas, y asignados por el gobierno en su totalidad, y la cifra proyectada de la demanda para 2026, generó sospechas en la industria. Una fuente conocedora de la negociación aseguró a EconoJournal que se trata de un caso de regulación inversa: “Acordaron un volumen de adjudicación y después dibujaron el número de la demanda proyectada para justificar esa adjudicación”.
La demanda actual está en torno a los 1,2 millones de m3 anuales. Si se suman 413.100 m3 anuales llegaría a más de 1,6 millones en 2026. Eso supone un crecimiento de poco más de 10% anual durante los próximos 3 años, algo altamente improbable frente al contexto de recesión económica que se avecina.
De hecho, la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno estimó que en el mismo período la demanda treparía a 1.410.000 m3 anuales tomando como supuesto un crecimiento acumulativo de 2,5% en 2024, 4% en 2025 y 5% en 2026. Es una suba menor a la que se viene registrando actualmente, pero razonable si se toman en cuenta los ajustes que anunció el gobierno de Milei.
Una posibilidad, no aclarada en la resolución 960/23 de adjudicación, es que la proyección del gobierno de Alberto Fernández haya contemplado además una suba del porcentaje de corte de bioetanol con las naftas. El porcentaje vigente es del 12% y en los últimos meses se había estado especulando con subirlo al 15%, decisión a la que se oponen tanto la Asociación de Fabricantes de Automotores (ADEFA), por cuestiones que tienen que ver con la tecnología de los motores, como los refinadores. En las últimas horas se especulaba incluso con la posibilidad de que el gobierno publicara antes de irse una resolución ampliando el porcentaje de mezcla.
6 Responses
Excelente ejemplo para desregular.
El estado, en base a sus estudios macroeconómicos decide que el corte deseado de alcohol en naftas o biodiesel en el diésel es 10…12…15 %, o lo que fuera. Después, el libre acuerdo entre destilerías y proveedores, llegará a un contrato de provisión satisfactorio a ambas partes a un precio consensuado y libre. Después, los inversionistas en biocombustibles decidirán si invertir o no. No sigamos con las regulaciones que obligan a “pasar por ventanilla”.
Mejor dicho, imposible
Pedir reglas claras y transparencia en obras publicas y energía? Historicamente resultó imposible.
Porque tender un manto de dudas sobre las asignaciones otorgadas? No se entiende… queda claro que juegan para los petroleros que son los únicos interesados en que el sector de los biocombustibles no ganen lugar en el mercado
Aumento del corte? Palabras prohibidas para el sector petrolero en un país con excedentes bestiales de maíz. Además, tiene que salir por Ley.
Imposible pensarlo en las actuales circunstancias.
Muy buen articulo