El gobierno puso fin al congelamiento del precio de los combustibles al autorizar un aumento de 4 por ciento que rige desde este jueves a primera hora. Sin embargo, eso no significa que los precios hayan sido liberados. El esquema implementado a través del DNU Nº 566/19 sigue vigente, aunque con nuevos valores de referencia.
El DNU Nº 566/19 estableció que productoras y refinadoras deberían tomar como referencia para sus transacciones un tipo de cambio de 45,19 pesos y un barril de crudo tipo Brent de 59 dólares durante 90 días corridos, tomando como punto de partida el viernes 9 de agosto, previo a las elecciones primarias y la posterior devaluación del peso, aunque las presiones empresarias han ido horadando la norma.
La primera flexibilización se produjo el lunes 2 de septiembre a través del decreto 601/19. Esa norma mantuvo el precio del Brent en 59 dólares, pero elevó el tipo de cambio de referencia de 45,19 a 46,69 dólares. Además, Hacienda informó que se iba a establecer una transferencia de $2,81 por dólar para los productores, llevando el dólar de $46,69 a $49,50 para todos los barriles entregados al mercado interno por un periodo de 30 días. Por último, el decreto benefició también a los refinadores ya que se liberaron los precios en el canal mayorista, donde compran las industrias y los productores rurales.
Ese día el precio en los surtidores de las estaciones de servicio permaneció sin cambios, pero desde Energía informaron que la liberación del canal mayorista repercutiría en un beneficio tangible para las empresas porque representaba el 17% del volumen de ventas, lo que al 30% de otros productos no congelados originalmente (combustibles de aviación, buques, asfaltos, lubricantes y otros) dejaba al 47% del volumen ya no caiga bajo el congelamiento. “Este 47% de volumen equivale aproximadamente a un 38% de las ventas en pesos”, destacaron cerca del secretario de Energía, Gustavo Lopetegui.
Forzados por las presiones empresarias y los crecientes problemas de abastecimiento, este jueves el gobierno dio un paso más al autorizar un incremento del 4% en el precio de las naftas y gasoil que venden las estaciones de servicio. Eso significó el fin del congelamiento en el canal minorista, pero no el fin de los controles. Las empresas solo podrán ajustar el porcentaje autorizado, pese a que el atraso con respecto a la paridad de importación es significativamente mayor.
¿Por qué ahora?
El gobierno aseguró que fue por la fuerte suba que registró el crudo a nivel internacional el lunes, pero si se observa que la suba inicial de 14% quedó reducida ayer a 5,6% luego de la baja de martes y miércoles pareciera quedar claro que la decisión de salir del congelamiento responde más a la necesidad de dar alguna señal de recomposición de precios en medio de precios en medio de los crecientes problemas de abastecimiento, que están afectando sobre todo a las estaciones blancas. Otro de los motivos de por qué ahora y no a comienzos de mes tiene que ver con las elecciones. El 27 de octubre se vuelve a votar y los que venían impulsando la salida del congelamiento decían que debía ser cuánto antes para que no se produjera en medio de la campaña electoral.
¿Por qué 4 por ciento?
El atraso de precios con respecto a la paridad de importación es de al menos un 25%. Por lo tanto, un 4% de suba es a todas luces demasiado poco para las empresas. Sin embargo, ayuda a descomprimir porque deja en claro la intención oficial de ir al menos acompañando lo que ocurre con el precio del crudo y el dólar para que el atraso no se profundice todavía más. Es más que nada una señal hacia la industria, insuficiente en comparación con los reclamos, pero nadie crecía sinceramente en el sector que del congelamiento se iba a poder salir con un aumento del 25%, ni ahora ni dentro de dos meses. Por ese motivo, cualquier flexibilización que permita incrementar los precios marca un camino y deja en claro la voluntad de un profundizar el atraso.