Por Fernando Juliá
La industria automotriz está en la antesala de un cambio copernicano por la introducción de innovaciones tecnológicas que transformarán para siempre el negocio vehicular. No se trata sólo de la incorporación de motores híbridos y eléctricos que en las próximas décadas reemplazarán los combustibles fósiles contaminantes. Lo que viene incluye también la aplicación de tecnologías de intiligencia artificial que intermediarán la vinculación entre las personas y los automóviles. Conducción autónoma, comunicación interactiva. El futuro llegó y desde Toyota, la marca líder japonesa, lo saben.
«Durante los últimos 100 años, más allá de los adelantos tecnológicos, el negocio de la industria automotriz fue prácticamente el mismo: producir y vender vehículos», comenta Diego Prado, director de Asuntos Públicos de Toyota. «Entendemos que en los próximos 10 o 20 años el negocio va a cambiar drásticamente. El proceso de transformación va a ser cada vez más rápido. Hay cuatro grandes tendencias que visualizamos para la industria automotriz del futuro», complementa el ejecutivo, que recibió a Revista TRAMA en las oficinas de la empresa en Martínez.
La primera corriente disruptiva está relacionada con la interacción de los vehículos con los pasajeros. Y se vincula con una de las grandes tendencias tecnológicas actuales, que es la inteligencia artificial. Implica replantear el diálogo entre los distintos componentes del transporte, dado que la comunicación entre los actores va a estar impactada por la tecnología. «Existen prototipos en los que el vehículo detecta, a través de sensores, cuál es el estado de ánimo del conductor o su nivel físico. Por ejemplo, si está somnoliento, puede cambiar la temperatura ambiente o la música para despertarlo. Y si no lo logra, directamente toma la decisión de detener el vehículo, como consecuencia de esa interacción. Todo esto aún está en estadio de experimentación, pero se estima que en 10 años o menos va a estar disponible en los vehículos convencionales de serie», adelanta Prado, que se recibió de abogado en la UBA y cuenta con un MBA en el IAE.
Autónomos
La segunda tendencia, añade, tiene que ver con la interacción de los vehículos y el entorno directo, es decir, con las rutas y con otros vehículos. Aquí están involucradas tecnologías de automatización que dan lugar a los vehículos autónomos, tal como se conoce a los que no tienen conductor. «Se trabaja con la aspiración de lograr cero accidentes, es decir, una conducción más segura. Hoy el 95% de los choques que se producen en la vía pública son provocados por algún error humano», advierte Prado, que ingresó a Toyota hace más de 10 años y antes acumuló trayectoria en los negocios de telefonía y alimentos.
Todas las automotrices ya tienen los dispositivos tecnológicos para que los vehículos sean autónomos. Pero todavía resta mejorar la infraestructura vial para poder avanzar con la implementación de este tipo de automóviles. «En un camino de ripio
de la Patagonia –ejemplifica–, un vehículo autónomo necesitaría una demarcación especial
de sensores».
En esa línea, otro aspecto clave –que lentamente está ingresando en la agenda gubernamental– es la reformulación del marco regulatorio para permitir la operatoria de vehículos autónomos.
Eléctricos
La tercera tendencia que enumera Prado está ligada al área de energía y al impacto sobre el medio ambiente. El objetivo es cumplir con la meta de reducir las emisiones de gases contaminantes, en función de los compromisos asumidos en el Protocolo de Tokio y el Acuerdo de París. Las automotrices saben que en el futuro habrá regulaciones cada vez más estrictas en lo referido a las emisiones de CO2, por eso impulsan el proceso de electrificación de sus vehículos. «Toyota ha sido líder desde 1997 con el lanzamiento del modelo Prius, que fue el primer auto híbrido fabricado en serie y el más vendido del mundo», asegura Prado. La empresa japonesa hizo punta incluso con el lanzamiento del Mirai en 2014, el primer vehículo alimentado con una pila de hidrógeno.
«En la ciudad de Yokohama, un consorcio integrado por áreas de transporte público, el gobierno local
y Toyota están liderando una prueba piloto para implementar la generación de energía limpia a través del hidrógeno. Se parte de la energía eólica y el hidrógeno líquido comprimido es emplazado en vehículos de transporte; en este caso, autoelevadores», detalla Prado.
«Para avanzar con los vehículos 100% eléctricos, uno de los desafíos a mejorar es el almacenamiento de la energía eléctrica, dado que hoy existe una gran restricción en la capacidad de las baterías. También debemos optimizar la velocidad de carga del vehículo», enumera el directivo de Toyota.
Prado sostiene que la cuarta corriente histórica que se viene está dada por la relación de la comunidad con los hábitos de consumo. Toyota entiende, desde esa óptica, que el desafío de las automotrices es pasar de ser empresas que producen y venden vehículos a organizaciones que brindan soluciones de movilidad. Para muestra basta un botón: el car-sharing, que deja en claro que hay personas que ya no están dispuestas a invertir su capital en comprar un auto sino en alquilarlo sólo cuando lo necesitan. «¿Por qué nuestros clientes van a querer seguir comprando un auto que tal vez va a estar parado más de dos tercios del día? Es probable que elijan comprar una experiencia. Un ejemplo podría ser que durante la semana necesiten un vehículo compacto, el fin de semana precisen una minivan para pasear con la familia y el mes próximo quieran hacer un viaje corto y requieran una 4×4 para andar por la playa», expone Prado. Y agrega: «Nos estamos preparando, en especial por lo que es uno de los atributos principales de nuestra marca: el servicio de posventa».
Líder local
Toyota asumió el compromiso de no comercializar más vehículos de combustión fósil para el año 2050. Para ese momento, el 100% de su line-up serán vehículos eléctricos, híbridos o a hidrógeno. Desde esa plataforma, es probable que el lanzamiento de la nueva Hilux, previsto para principios de la próxima década, contenga una versión híbrida o electrificada.
«La empresa siempre se maneja con planes a largo plazo para los próximos 30 años, porque fabricamos y vendemos bienes durables. El proceso de desarrollo de un vehículo generalmente lleva entre dos y tres años; y el ciclo de vida de un vehículo de pasajeros es de cinco años, y de entre ocho y diez para utilitarios. La naturaleza misma del negocio nos lleva a grandes plazos», comenta Prado.
El vehículo híbrido está equipado con un motor a combustión tradicional y un motor eléctrico. El primero es una de las fuentes de alimentación del segundo, que también se abastece a través del frenado del vehículo. La energía que normalmente se libera como calor al frenar, en un vehículo híbrido se almacena en la batería como energía eléctrica. A través de una computadora que hace el switcheo entre las condiciones de manejo y las necesidades de motor eléctrico o a combustión, se reduce hasta un 50% del consumo de combustibles y un 50% la generación de emisiones de gases contaminantes durante el uso urbano del automóvil.
Desafíos
Cuando se trata de vehículos 100% eléctricos o a hidrógeno, se requiere el desarrollo de una infraestructura de abastecimiento de combustible.
En Estados Unidos, por ejemplo, se está desarrollando una red de distribución de hidrógeno, y mientras tanto, quien compra un Mirai tiene bonificado el consumo de ese combustible durante ocho años.
«En la Argentina estamos trabajando junto con el gobierno porque observamos que tiene un gran compromiso en alcanzar las metas del Protocolo de Tokio y del acuerdo de París en todo lo relacionado con energías renovables. Y una de las medidas fue la desgravación de estos vehículos. En los grandes centros urbanos, como la Ciudad de Buenos Aires, estamos trabajando en conjunto con el gobierno local en el análisis de flotas de taxis, el transporte público y cómo comenzar con la electrificación de la movilidad», cuenta Prado.
Pero el proceso de electrificación también está vinculado con la matriz energética del país. No es del todo consistente migrar a una movilidad eléctrica si la matriz energética sigue estando basada principalmente en combustibles fósiles, como sucede en la Argentina.
A nivel global, se conformó un consorcio integrado por 12 empresas de los sectores energético, automotriz y tecnológico, para desarrollar lo que se llama «Sociedad Basada en el Hidrógeno».
El gobierno argentino firmó el decreto 331/2017, que redujo los aranceles de importación de los autos eléctricos desde 35% a entre 0% y 5%, durante 36 meses.
«Entendemos que el híbrido es el puente ideal para el futuro de la movilidad, especialmente en países en desarrollo, como la Argentina, donde todavía hay un largo camino para llegar al autoabastecimiento energético y a la infraestructura de distribución», concluye el ejecutivo. ×
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Mercado internacional
Según el Global EV Outlook 2017, durante 2016 se vendieron 750.000 unidades de vehículos eléctricos a nivel global, sobrepasando en 2 millones el total acumulado en el mercado.
El mismo informe indica que había aproximadamente 2,3 millones de puntos de carga instalados en 2016, y que aunque su desarrollo es algo mayor a la cantidad de vehículos a abastecer, en proporción sigue siendo una cifra baja.
Durante ese mismo año, los dos principales mercados de automóviles eléctricos fueron China y Estados Unidos. Y seis países alcanzaron más del 1% del mercado de automóviles eléctricos: Noruega, Países Bajos, Suecia, Francia, Reino Unido y China.
Se estima que para el año 2020 se habrán vendido entre 9 y 20 millones de vehículos eléctricos, alcanzando entre 40 y 70 millones hacia 2025.