La Agencia Nacional de Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles (ANP) de Brasil puso en marcha la primera subasta de petróleo de presal bajo la modalidad de oferta permanente (OP). Once bloques de petróleo y gas en aguas ultraprofundas serán subastados en diciembre. También será la última subasta de hidrocarburos en el actual mandato del presidente Jair Bolsonaro, que buscará la reelección en octubre y uno de los ejes de su campaña promueve, precisamente, a la privatización del presal.
Es la primera vez que se utilizará la modalidad de oferta permanente en el marco del régimen de producción compartida. ¿En qué consiste esta modalidad? La OP apunta a ofertar de manera continua campos devueltos (o en proceso de devolución) y bloques exploratorios ofertados en licitaciones anteriores pero que no fueron adjudicados o que fueron devueltos a la agencia por las empresas.
Bajo esa modalidad las empresas se inscriben en la subasta e informan con anticipación cuáles son los bloques en los que realizarán ofertas. Petrobras, BP, Chevron, CNODC Brasil, CNOOC, Petronas, Shell y TotalEnergies fueron autorizadas a participar por la ANP.
Según el cronograma del primer Ciclo de Oferta Permanente de Producción Compartida abierto por la ANP el 17 de agosto, las empresas tienen hasta el 10 de octubre para presentar las declaraciones de los bloques que son de su interés. La subasta de los once bloques se realizará el 16 de diciembre.
Régimen de producción compartida
La modalidad de oferta permanente no había sido empleada hasta ahora en las subastas del régimen de producción compartida, uno de los tres sistemas que rigen la exploración y producción de hidrocarburos en Brasil.
El régimen de producción compartida (regime de partilha en Brasil) fue introducido en 2010 para impulsar la participación del Estado en la producción de hidrocarburos en los bloques de presaly otras zonas consideradas estratégicas. La ANP subasta los bloques y los consorcios ganadores deben deben ceder al Estado una parte del excedente de la producción de petróleo y gas. En el proceso de subasta, el criterio de evaluación es qué empresa ofrece al Estado la mayor parte del excedente producido.
El Estado participa en los consorcios ganadores a través de Pré-sal Petróleo S.A. (PPSA), una empresa estatal creada en 2013 para representar los intereses del Estado en los contratos de producción compartida. PPSA recibe la porción de crudo y gas que le corresponde al Estado y es la encargada de venderlo al mercado. Además, Petrobras participa como operador de los bloques adjudicados, con una participación mínima del 30% en muchos casos.
El principal atractivo de los bloques licitados en el régimen de producción compartida es que tienen un riesgo de exploración muy bajo.
Privatización del presal
Pero en la industria y la política del Brasil existen distintas miradas sobre el régimen de producción compartida y la empresa PPSA. El gobierno de Jair Bolsonaro presentó en junio un proyecto de Ley para vender los contratos de producción compartida que están en poder de PPSA.
Por ley, PPSA recibe la porción de petróleo y de gas que le corresponde por los contratos de producción compartida y esta encargada de vender esos volumenes al mercado. Pero los ministerios de Minas y Energía y de Economía consideran que la empresa enfrenta problemas operativos y logísticos que le impiden maximizar los ingresos por la comercialización de esos volúmenes.
PPSA registró un nuevo récord de barriles en mayo de este año. La empresa recibió 26.000 barriles diarios por los contratos de producción compartida. Es más del doble que los 10.100 bpd recibidos en mayo de 2021.
El gobierno estimó que podría recaudar hasta 398.000 millones de reales (cerca de US$ 80.000 millones) por la venta de todos los derechos contractuales de PPSA. Serían ingresos muy superiores a la suma de los ingresos proyectados por la venta de los excedentes en los próximos años: 3700 millones de reales en 2022, 6200 millones en 2023, 10300 millones en 2024 y 19.800 millones en 2025.