Carlos Ormachea 
Vaca Muerta es una realidad que cambia el paradigma de la matriz energética
24 de julio
2018
24 julio 2018
El presidente de Tecpetrol, brazo petrolero de Techint, asume que la producción de gas de Vaca Muerta ya es una realidad. Y propone una serie de alternativas para apalancar el futuro energético del país a partir del desarrollo de los campos no convencionales de Neuquén. «El próximo paso debería ser vincular el gas de Vaca Muerta con la generación de energía para reemplazar importaciones», vislumbra.   
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tramaCarlos Ormachea desgrana las principales características de Fortín de Piedra, el desarrollo de shale gas más importante de Vaca Muerta, a un grupo de periodistas que escuchan en una sala de conferencias especialmente montada en las instalaciones de Tecpetrol en el yacimiento neuquino. Son las 10.15 de una mañana fría del último martes de mayo, a más de dos horas de viaje en combi desde la capital provincial. Se nota que hay un disfrute en la exposición del presidente de la petrolera del Grupo Techint. No sólo por la magnitud del proyecto, que involucra una inversión de más de u$s 2.300 millones en una primera fase y se convirtió en un campamento gigante donde trabajan diariamente más de 4.500 personas, la mayoría enroladas en el gremio de la construcción. También por la perspectiva histórica que Techint le asigna a Vaca Muerta. Para el holding que lidera Paolo Rocca, el reservorio no convencional de la Cuenca Neuquina es una oportunidad única para incrementar la producción de petróleo y gas en las próximas décadas, reducir los costos de la energía y, por consiguiente, mejorar la competitividad de la economía argentina. Esa mirada integral de Vaca Muerta como proyecto-país se hizo carne en los ejecutivos del grupo ítalo-argentino. Se percibe en Ormachea que su convencimiento es genuino. Su abordaje es sistémico, en espejo con el expertise de Techint, que con distintas subsidiarias está construyendo las facilities para operar el yacimiento (a través de Techint Ingeniería y Construcción); provee los tubos sin costura para pozos y gasoductos por medio de Tenaris, y lidera la explotación petrolera con Tecpetrol.

Ormachea transmite ese perfil global: Vaca Muerta puede ser la llave para reemplazar importaciones de gas y combustibles líquidos, pero también podría ser un vórtice para superar la restricción externa de falta de dólares que cíclicamente afecta a la economía local. «Hace tiempo sabemos que tenemos Vaca Muerta ahí, pero hace relativamente poco que hemos confirmado la calidad y el potencial de ese recurso», sostiene Ormachea en diálogo con Revista TRAMA.

Me parece que el próximo paso tendría que ser el turno de la generación térmica para abrir un poco más la demanda de gas de Vaca Muerta. Y después hay dos o tres cosas prácticas que el Gobierno ya está encarando.

El CEO de Tecpetrol ingresó a Techint hace más de 40 años. Serio y formal, afloja su gesto adusto cuando se zambulle en una argumentación teórico-conceptual. La complementariedad de Vaca Muerta con las energías renovables le preocupa. Por eso, no duda en afirmar que, en este momento histórico, lo prioritario es incentivar el desarrollo del gas. «El punto, en todo caso, es modular con cierta inteligencia y tacticidad la velocidad con la que avanzamos en cada una de estas patas (la gasífera y la renovable). En mi opinión, ahora sería oportuno abrir un espacio para el gas que va a venir de Vaca Muerta en esta fase inicial y facilitar esta rueda para que se empiece a mover con un poquito más de dinamismo», advierte el ejecutivo.

Desde el B20 proponen que el gas puede ser el puente de energías fósiles y renovables porque posee muchas menos emisiones de gases contaminantes que el carbón y el petróleo. ¿Qué particularidades tiene esa recomendación en la Argentina?

Coincido con esa visión. Y como dijo el ministro (de Energía, Juan José Aranguren) en la última reunión del B20 en Buenos Aires hace dos meses, esa transición será recorrida por cada país atendiendo a sus circunstancias particulares. De dónde arranca y hacia dónde tiene que ir, cuáles son las alternativas que tiene para moverse en esta transición y cuáles son sus recursos disponibles, eso dependerá de cada país.

Lo novedoso es que el gas de Vaca Muerta es una realidad. Como concepto potencial estaba ahí adelante. Pero hoy ya es una realidad.

En este escenario, la Argentina tiene una novedad que es la confirmación del recurso Vaca Muerta. Hace tiempo sabemos que tenemos Vaca Muerta ahí, pero hace relativamente poco que hemos confirmado la calidad y el potencial de ese recurso. Y como esto es una novedad, creo que es un elemento nuevo que cambia el paradigma de matriz energética con el que puede manejarse la Argentina hoy. Entonces, esa transición hacia energías más limpias me parece que en nuestro caso debe incorporar la novedad del gas de Vaca Muerta como elemento que nos permita ir en esa dirección, en primer lugar. Y, en segundo término, aprovechar al máximo posible este recurso que puede mejorar sustancialmente la competitividad económica de la Argentina, porque podría ser undriver muy importante de inversión y de crecimiento; además, si somos exitosos en desarrollar el gas de Vaca Muerta, creo que vamos a tener una fuente de energía primaria muy abundante que va a contribuir a bajar los precios de la energía y, consecuentemente, a mejorar la competitividad de todo el sector productivo.

Funcionarios del Gobierno han declarado últimamente que la reducción de los gases de efecto invernadero es uno de los drivers de la política energética. Sin embargo, esa visión parece todavía no estar enlazada con la oportunidad que significa Vaca Muerta para avanzar en la reducción de gases contaminantes. ¿Cómo evalúa esa situación? 

Como dije antes, el gas de Vaca Muerta es novedoso. Por lo menos es novedoso en la apreciación de que esto es una realidad. Como concepto potencial estaba ahí adelante. Pero, sin embargo, cuando tenés que tomar decisiones debés hacerlo asegurando las cosas que te pueden dar resultados. Y Vaca Muerta era, en algún aspecto, un signo de pregunta. Con lo que ha hecho YPF, que fue un pionero en avanzar en Vaca Muerta, y con lo que han hecho otros operadores y ahora nosotros en el desarrollo de Fortín de Piedra, hemos confirmado entre todos que el potencial es una realidad. Entonces, hoy se puede contar a Vaca Muerta como una parte de la solución, tan real como cualquier otra alternativa que podíamos haber considerado antes. Me parece que el Gobierno está viendo esto y ya ha hecho cosas en esta dirección, porque en marzo de 2016 avanzó con la Resolución 46 (de Energía) que, de alguna forma, define un horizonte de precios de referencia que baja la incertidumbre y permite avanzar con las inversiones en un momento en donde todo esto arranca y los costos son más altos de lo que uno espera una vez que estemos a régimen.

Por otra parte, el Gobierno también avanzó en el tema renovables y me parece que no está mal lo que hizo; la decisión seguramente ha sido correcta en el momento en que se tomó, porque cuando asumieron el déficit era muy grande y tuvieron que abrir todas las puertas posibles para achicar el gap y hacer un catch up en lo que nos faltaba en generación eléctrica.

Me parece que eso era razonable en ese momento, porque además no había seguridad sobre la respuesta ante las distintas alternativas. El punto, en todo caso, es modular con cierta inteligencia y tacticidad la velocidad con la que avanzamos en cada una de estas patas. Creo que ahora sería oportuno abrir un espacio para el gas que va a venir de Vaca Muerta en esta fase inicial, y facilitar a la rueda para que se empiece a mover con un poquito más de dinamismo. Una vez que esto arranca tiene su propia dinámica, que naturalmente debiera llevarnos a un escenario de baja de costos básicamente por mejoras de eficiencia en todos los procesos y en toda la cadena productiva, como hemos visto que pasó en Estados Unidos, y a partir de ahí tener otro tamaño de industria en este tema. Todo esto puede tener el dinamismo que contagia a otras actividades de la economía; cuando mirás lo que significa desarrollar de cero todos estos campos, porque la mayor parte son proyectos que van a tener que construir pozos para producir y, a la vez, contar con facilidades para el tratamiento del gas, del petróleo, etcétera. Con lo cual, hay un efecto multiplicador de inversión muy importante en toda una cadena productiva como lo es la metalmecánica, transporte, vivienda, infraestructura, entre otras.

Cuando dice que el Gobierno podría ‘abrir’ un poco más al gas que se está produciendo en Vaca Muerta, ¿en qué tipo de vehículo o herramienta está pensando en términos prácticos?

En general, los mercados más dinámicos para el crecimiento de la demanda de gas están en la generación eléctrica. Entonces, me parece que el próximo paso tendría que ser el turno de la generación doméstica para abrir un poco más la demanda de gas. Y después hay dos o tres cosas prácticas que el Gobierno ya está encarando. Por eso, no es que el Estado está mirando para otro lado; lo ven, lo entienden y lo están tratando de gestionar en la dirección correcta. Pero hay un tema de reemplazo de importaciones de gas, básicamente de gas licuado (LNG) y de líquidos que todavía se importan en determinados momentos del año para generar electricidad. Esto es un ahorro muy importante para el país. Ahí el Gobierno puede hacer varias cosas, desde avanzar en la definición de la regulación para poder hacer almacenamiento de gas en la Argentina que permita subir la producción en verano para luego utilizarla en invierno, reemplazando importación de gas licuado o de líquidos, hasta modular el contrato de importación que tenemos con Bolivia, con valores fijos durante todo el año, que hoy rondan los u$s 5,90 por MMBTU.

El Gobierno tiene la intención, y creo que lo está haciendo, de negociar con Bolivia algún tipo de flexibilidad para importar menos en el verano y más en invierno, de modo de aumentar la demanda de verano, que es el problema del desarrollo de la industria del gas en la Argentina, para luego tener gas en invierno. Porque el problema en esta industria es la demanda de verano, que define de algún modo la oferta de invierno. Lo que no se puede vender en verano es una producción que no vas a tener en invierno, porque no hay proyectos en la Argentina en los cuales puedas desarrollar o recuperar la inversión produciendo cuatro meses por año. Necesitás producir todo el año para poder recuperar la inversión de un proyecto, sobre todo en Vaca Muerta, en su fase inicial.

La otra cosa que el Gobierno puede hacer, y ya lo está haciendo, es volver a habilitar, viabilizar, facilitar las exportaciones de gas a la región, sobre todo a Chile y eventualmente a algún otro país. Ya arrancaron permitiendo al principio una exportación en verano, con la obligación de reimportar o de compensar en invierno. Y ahora ya prácticamente ven que se va a poder avanzar sin afectar el suministro doméstico facilitando las exportaciones definitivas. Todo esto contribuye a aumentar el marcado de gas para la producción que nosotros podamos hacer, que va a ser cada vez más grande.

Vaca Muerta

Tecpetrol lleva invertidos más de u$s 1.100 millones en la construcción de Fortín de Piedra, el mayor campo de shale gas del país. El yacimiento ya produce más de 7,5 MMm3/día de gas desde Vaca Muerta, es decir, alrededor de un 6% de la oferta del fluido a nivel nacional. La meta es alcanzar un plató de producción de más de 15 MMm3/día de shale gas para mediados del año próximo. Hasta ahora, Tecpetrol perforó más de 50 pozos horizontales en el área. Empezó con perforaciones de 1.500 metros de rama lateral, con 27 fracturas, y ahora está migrando hacia pozos con 2.000 metros de rama lateral y 34 etapas. La productividad es muy buena. Los pozos arrancan, en promedio, con una oferta superior a los 400.000 m3/día de gas.

La semana pasada visitamos el proyecto Fortín de Piedra de Tecpetrol. Se percibe el optimismo de todo el Grupo Techint. ¿Cree que en dos o tres años la empresa será capaz de producir gas de Vaca Muerta con un precio de mercado de u$s 5? 

En tres años y medio termina el esquema que ha puesto el Gobierno para ayudar al arranque de Vaca Muerta (establecido en la Resolución 46 de Energía), que en definitiva no es nada más que darle al inversor las condiciones que tendría, o ni siquiera eso; tendría mejores si el mercado funcionase sin ninguna interferencia, porque debería reflejar el precio del gas en la región.

Es el precio marginal de importación del LNG que paga la Argentina…

El precio de referencia que ha puesto el Gobierno en esta Resolución está por debajo del precio del LNG en la región. De alguna manera, los precios están regulados por la intervención de la empresa estatal Enarsa, que es un importador que luego vende a un precio regulado en el mercado doméstico. Creo que cuando el programa termine, nosotros, al igual que otros que están invirtiendo, debiéramos estar en condiciones de poder seguir desarrollando Vaca Muerta en el orden de los precios que acabás de mencionar; estamos hablando de u$s 5 por MMBTU. Yo aspiro a que, en la medida en que se logre una escala de actividad en toda la cadena de valor que permite mejorar sustancialmente la eficiencia del uso de los recursos, de los equipos básicamente, será posible bajar el costo de desarrollo del gas de Vaca Muerta de manera sustancial. Por eso nosotros hablamos generalmente de números que son objetivos. Hablamos de poder desarrollar Vaca Muerta de manera que sea competitiva contra otros sectores o áreas de producción de gas en el mundo con precios en el orden de los u$s 4.

El Grupo Techint realizó un estudio que compara los costos de generación eléctrica con gas y con fuentes renovables como la eólica y la solar. ¿Cuáles fueron las principales conclusiones de esa investigación? 

La principal conclusión que hizo una consultora especialista en el mercado eléctrico es que hoy, en la Argentina, el gas es la fuente de energía más competitiva para generar electricidad. Cuando digo más competitiva me refiero a que el costo de la energía generada con gas es más barato que con cualquier otra alternativa, incluyendo las renovables y aun tomando en consideración los precios de la última licitación, que fueron sustancialmente más bajos que los de la primera. Dentro de las renovables hay distintos precios. Tenés un parque eólico en la provincia de Buenos Aires que termina siendo más competitivo porque está más cerca de los centros de consumo. También está la energía solar en el norte, que está más lejos y, por lo tanto, es más cara. El estudio computó todos los casos sin ningún subsidio para ninguna de las fuentes. La cuenta hay que hacerla con un costo en el que cada una de las alternativas compita mano a mano. Y, además, teniendo en consideración cuáles son los productos que te da un ciclo combinado. Cuando hacés una inversión en un proyecto de un ciclo combinado con gas, tenés dos productos: uno que es la potencia, que es el respaldo para poder generar, y la seguridad de que podés tenerla en cualquier momento, y luego tenés otro producto que es la energía: cuando la planta empieza a funcionar genera y consume combustible, etcétera. Por eso hoy, hasta que no se resuelva el tema del almacenamiento, económicamente las energías renovables son por definición interrumpibles. Lo que te dan es energía, pero no te dan potencia. Cuando se compara una con otra, la diferencia es muy importante a favor del gas. Y aun comparando la energía interrumpible con el costo completo de sumar energía más potencia en el caso del ciclo combinado, este último sigue siendo muy competitivo. ×


Un histórico de Techint

Carlos Ormachea ingresó en Techint en la década del 70 en el área siderúrgica del Grupo que lidera Paolo Rocca, poco después de recibirse de contador público en la Universidad Nacional de La Plata. Realizó un máster en Sciences of Managment de la Universidad de Stanford y entre 1994 y 1997 tuvo un fugaz paso por el equipo de dirección del Banco Río, antes de regresar al holding como presidente de Transportadora de Gas del Norte (TGN). En diciembre cumplirá 68 años y desde 2003 preside Tecpetrol, brazo petrolero del grupo que cuenta con operaciones en varios países de América latina.

0 Responses

  1. La mayor contribución de Argentina al combate contra el cambio climático global, de ser este antropogénico, es la producción masiva de gas natural y gas natural licuado. Argentina tiene una matriz energética mas limpia que la de la mayoría de los países del G-20 y, en todo caso, la contribución a la emisión global de gases de efectos invernadero apenas alcanza al 0,8% del total mundial.
    Las energías renovables pueden ser un complemento del gas natural. Pero es el desplazamiento del carbón y toda otra energía fósil firme por gas natural el camino hacia el combate de la polución, que es el verdadero problema. Y no la transición de energía firme hacia otras formas aleatoriamente intermitentes.

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