La reducción del costo monómico de generación durante los últimos dos años implicó, en el marco del congelamiento de tarifas a la energía eléctrica dispuesto a comienzos de 2019, que el incremento en el nivel de subsidios al sector haya sido relativamente moderado. En efecto, los subsidios pasaron de US$ 3.200 millones en 2019 a aproximadamente US$ 4.200 millones durante 2020. Sin embargo, de no haberse producido la disminución en el costo de generación, los mismos podrían haber alcanzado aproximadamente US$ 6.000 millones en 2020.
La contracción del costo de generación obedeció a diversos factores: la mejora en la eficiencia de la generación térmica; la mayor generación de origen nuclear y renovable; la reducción a la remuneración de la generación bajo Resolución N° 31, y la disminución en el precio de los combustibles, entre otros. Sin embargo, estos factores tuvieron un impacto diferencial en la reducción del costo de generación, que se explica prácticamente en su totalidad por la generación de origen térmico.
El costo de generación térmica se redujo en 18 US$/MWh a lo largo de los dos últimos años, proceso que se explica centralmente por la baja en la remuneración y por las menores erogaciones en combustibles.
En este sentido, en 2019 y 2020 se redujo la remuneración al parque térmico, en particular, a la “generación vieja” (hoy remunerada a través de la Resolución N°31). Si bien la remuneración térmica bajo contratos se incrementó ante la incorporación de nueva potencia, eso no llegó a compensar los ahorros generados en la generación vieja, haciendo que el costo de generación térmica en su conjunto se redujera.
Vale señalar que la remuneración a la potencia en la “generación térmica vieja” se había incrementado notablemente durante los años 2017 y 2018, duplicando los precios percibidos en dólares respecto a los vigentes en los años anteriores. Sin embargo, este proceso comenzó a revertirse en 2019 y se profundizó en 2020.
De todas formas, el componente central de la baja del costo de generación térmica fue la reducción registrada en las erogaciones por el uso de combustibles -gas natural, gasoil, fuel oil y carbón-, que se redujeron en 15 US$/MWh comparando el año 2018 con los datos disponibles de 2020.
Si bien la reducción del precio de los combustibles, en particular del gas natural, fue determinante en la disminución del costo de la generación térmica, dando cuenta del 58% del ahorro, debe señalarse que las cantidades consumidas también se redujeron sensiblemente durante este período.
La menor utilización de combustibles en la generación de energía eléctrica se originó, en primer lugar, en la disminución de la demanda de energía eléctrica y, con ello, de la generación total. Al mismo tiempo, se registró un desplazamiento de la generación de origen térmico por fuentes de origen renovable y, en menor medida, nuclear. Finalmente, se verificó un aumento en la eficiencia en el uso de combustibles por parte del parque de generación térmico.
El aumento de la eficiencia del parque de generación térmico se observa en la menor utilización de combustibles para la generación de energía eléctrica: mientras que la generación térmica se redujo en un 13% entre 2018 y 2020, el consumo de combustibles lo hizo en casi un 20% en idéntico período. Este proceso se explica por el menor despacho de las maquinas menos eficientes en el marco de disminución de la demanda de generación térmica, pero también por la incorporación de potencia más eficiente a lo largo de los últimos años.
De todos modos, la mejora de la eficiencia explica sólo el 8% de la reducción del costo de la generación térmica, en tanto que el desplazamiento de esta fuente por energía nuclear y renovable explica el 15% de la disminución del costo total. Es decir, que la mayor participación de las energías renovables no redundó en una reducción sensible de los costos de generación, que, como fuera mencionado, se redujeron centralmente gracias a la reducción de los precios de los combustibles y, en menor proporción, a la disminución de la remuneración a la generación térmica vieja.
Es más, si se compara el aumento en las erogaciones por los contratos renovables con el ahorro en la generación térmica por el efecto desplazamiento, se observa que las energías renovables no determinaron una reducción en el costo de generación hasta el momento.
La mayor parte del ahorro en el costo de generación térmico provino de la caída del precio de los combustibles, en particular, del gas natural. En este sentido, cabe señalar que la reducción de precios que enfrentó este hidrocarburo en el mercado local desde comienzos de 2019 se tradujo en una sensible contracción de los niveles de inversión, proceso que provocó una disminución de los niveles de producción desde los 144 millones de m3 diarios en julio de 2019 a 123 millones de m3 diarios en septiembre de 2020.
La instrumentación del Plan Gas 2020 – 2024 seguramente permitirá revertir los niveles de declino que exhibió la producción a lo largo del último año, posibilitando así una reducción de las importaciones y, así mismo, garantizando un progresivo autoabastecimiento en materia energética.
Sin embargo, también implicará que el costo de generación de energía eléctrica no continuará disminuyendo, al menos, durante los próximos años. Por el contrario, el aumento del precio del gas natural en el mercado local a valores que cubran su costo de reposición implicará probablemente un encarecimiento en el costo monómico de generación. En este contexto, su impacto en términos de subsidios al sector eléctrico dependerá de la evolución de las tarifas durante el próximo año.
** Socios de la consultora Economía y Energía.