La Secretaría de Energía autorizó un nuevo aumento de los biocombustibles: 11% para el biodiésel, 10% para el bioetanol de caña de azúcar y 4% para el etanol maicero. Además, oficializó la prórroga del corte del biodiesel de 12,5% hasta octubre, una medida de emergencia ante la escasez de gasoil. Presión en el precio de los combustibles.
Según las resoluciones 209 y 279 de la Secretaría de Energía, en agosto el precio regulado debería aumentar hasta un 3%. Esta suba volvería a ponerle presión al precio de la nafta y el gasoil. En los últimos tres años el biodiesel aumentó un 528% y el bioetanol de maíz un 346,5%, pero en ese mismo período los combustibles en el surtidor se incrementaron la mitad.
La medida intenta evitar el impacto en la inflación por un nuevo aumento en los surtidores, pero el perjuicio por congelar la actualización de los impuestos le costará al Estado US$ 980 millones en 2022, más que el presupuesto de la primera etapa del Gasoducto Néstor Kirchner, que ronda los US$ 950 millones.
Con los combustibles un 30% por debajo de la paridad internacional, y ventas a perdida de todo aquel gasoil o nafta que importan, Axion (PAE) y Shell (Raizen) patearon el tablero y subieron hasta un 12% el domingo, cansadas de esperar una reacción del gobierno. YPF filtró viernes y sábado que ellos no ajustarían, pero la negativa duró apenas 24 horas.
Las dos refinadoras privadas se cortaron solas y, pese a la negativa de YPF, decidieron subir sus precios este domingo entre un 10,5% y un 12%. ¿Qué hará ahora la petrolera controlada por el gobierno? ¿Está dispuesta a mantener congelados sus precios y absorber la participación de mercado de Axion y Raízen, aunque eso implique vender más combustibles a pérdida? De fondo, el desmarque de las dos petroleras abrió una puja de poder hacia dentro del sector de combustibles. Las razones.
La Secretaría de Energía habilitó el incremento de un 11,8% en el precio regulado del bioetanol de caña y maíz que se adquiere para mezclarlo con las naftas grado 2 y 3, previo a su venta en los surtidores. Ahora el litro de bioetanol se ubicó en 73,11 pesos.
Uno de los puntos clave para entender este nuevo ajuste es la pérdida que viene afrontando la empresa al importar gasoil. Antes de esta suba, el rojo era de 550 dólares por metro cúbico importado. A su vez, el comienzo de la cosecha de soja presionará aún más sobre la demanda en la segunda mitad de marzo, en abril y mayo.
La suba en Misiones y otras provincias que limitan con países vecinos superó el 15%. También fijaron surtidores específicos para consumidores extranjeros y un cupo por automóvil. Quieren frenar el negocio de reventa de naftas y gasoil, que creció con fuerza en el último trimestre de 2021.
En la Ciudad de Buenos Aires, el litro de súper pasa de 90,4 a 99 pesos (9,5%), la premium trepó de 104,8 a 116,50 pesos (11,1%), el gasoil común subió de 84,90 a 93 pesos (9,5%) y el gasoil premium de 99,90 a 113,40 pesos (13,5%).
El ejecutivo fue cauto y evitó confirmar cuándo se producirá un aumento, pero la sola mención en la prensa sobre una posible suba forzó al presidente de la compañía, Pablo González, a salir este jueves a desmentirla. “No hay nada definido sobre los aumentos de naftas. No se confirma ningún aumento”, aseguró.