El presidente electo Javier Milei confirmó este martes que Eduardo Rodríguez Chirillo será su secretario de Energía. Este abogado, egresado de la Universidad Católica Argentina y residente fuera del país desde hace más de 20 años, lideró durante los últimos meses el equipo técnico encargado de elaborar el plan energético que el economista libertario incorporó a su programa de gobierno. Lo acompañarán en la gestión Carlos Casares, ex subsecretario de Hidrocarburos y ex vocal del Enargas, Luis De Ridder, ex gerente de Tecpetrol; y Jorge Garavaglia, consultor especializado en energías renovables.
Si bien todavía no están confirmados los cargos, es probable que Luis De Ridder quede al frente de la subsecretaria de Hidrocarburos, y Jorge Garavaglio encabece la subsecretaría de Electricidad. Casares, por su parte, tiene mayor expertise en el área de gas natural, pero con una mirada transversal puesta en las distintas áreas de la gestión energética. Tanto Casares como De Ridder vienen trabajando con Chirillo desde el primer semestre.
“La intención es tratar de crear mercados competitivos y darle libertad al consumidor y a las empresas, mientras el Estado trata de que las reglas se cumplan y sean lo más estables posibles”, aseguró Rodríguez Chirillo a EconoJournal a mediados de agosto.
La apuesta de Milei en el sector energético es desregular el mercado y generar los incentivos de precio adecuados para incrementar las inversiones, poniendo el foco en el desarrollo de las exportaciones. Se apunta a elevar la jerarquía de los contratos de exportación para ponerle fin a la discrecionalidad estatal que habilita la resolución 241 de la Secretaría de Energía, que se aplica para otorgar permisos de exportación de petróleo y gas.
“En vez de hacer autorizaciones discrecionales, las exportaciones deben ser un derecho reglamentario al que el Estado se pueda oponer o condicionar el ejercicio del mismo si se produce un costo adicional en el abastecimiento interno y el exportador no lo quiera asumir. La obligación del Estado es la seguridad del abastecimiento, que no es el autoabastecimiento. La seguridad del abastecimiento es que los argentinos tengan siempre gas y electricidad, pero no necesariamente el propio que se produce o genera en el país. Puede ser que debido a la exportación que tiene comprometida una empresa, durante algunos días de julio, por ejemplo, debamos importar energía. Ese sobrecosto lo va a pagar la empresa exportadora, no lo traslado a la demanda, pero la exportación se respeta. Eso le va a permitir al inversor firmar un contrato a largo plazo”, había asegurado Rodríguez Chirillo a EconoJournal.
Este medio anticipó además hace 10 días que la intención del próximo gobierno es llevar adelante un profundo recambio en organizaciones controladas por el Estado que cumplen funciones claves en la gestión diaria del sector energético. En esa lista figuran la estatal Enarsa, Cammesa, el Enargas y el ENRE. No sólo se buscará reemplazar a la conducción política de esos organismos sino también de la línea gerencial de perfil técnico a través de concursos públicos porque durante los últimos años muchos de esos cuadros se fueron plegando a la política perdiendo independencia y capacidad de gestión.
Sus antecedentes
Rodríguez Chirillo se recibió de abogado en la Universidad Católica Argentina (UCA) y realizó el doctorado en derecho en la Universidad de Navarra en España. Su tesis fue sobre privatización de empresas públicas y cuando volvió a la Argentina en 1992 con solo 28 años y un libro publicado sobre el tema, se convirtió en un profesional muy requerido, tanto por el sector público como por el privado.
Trabajó en las privatizaciones con el entonces secretario de Energía Carlos Bastos y estuvo en Secretaría de Energía de la Nación hasta 1998. En marzo de 2001, cuando Bastos es designado ministro de Infraestructura y Vivienda, Rodríguez Chirillo se incorporó como su jefe de asesores, hasta noviembre de 2001, momento en que se trasladó a México para ocupar un cargo directivo de carácter corporativo en Iberdrola, la empresa multinacional de origen español, hasta el año 2008.
Con anterioridad, en España tuvo un papel destacado en el plan privatización que llevó adelante José María Aznar siendo condecorado con el reconocimiento de la nacionalidad por carta de naturaleza. En los últimos tiempos estuvo trabajando como consultor independiente, con base en Málaga, y es asesor del Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros clientes. No obstante, este año había dejado en claro que estaba dispuesto a volver al país para trabajar junto a Milei.