La primera notificación en una empresa de servicios llegó a las 16.40 del domingo. Marcelo Rucci, líder del sindicato de petroleros privados de Neuquén, Río Negro y La Pampa, llamaba a un cese inmediato de la actividad y ordenó que los operarios bajen de las operaciones petroleras. La comunicación a YPF, el mayor jugador de la industria, llegó media hora más tarde y para las 18 el paro ya estaba extendido en todos los yacimientos de la cuenca Neuquina.

A través de su red social en Twitter, el gremio argumentó que la medida de fuerza surgía en respuesta a un accidente grave en una mano que sufrió un trabajador de la firma San Antonio Internacional que operaba un equipo de torre en un yacimiento de Capsa-Capex. Sin embargo, fuentes privadas y de la política neuquina interpretan que detrás de la escalada de la conflictividad se encuentran también otros elementos. Lo primero que evidencia el paro sorpresivo en Vaca Muerta es un cambio disruptivo en los modos de acción de Rucci tras la derrota sufrida en las elecciones a gobernador del 16 de abril.

Si hasta la caída del MPN en los comicios, el líder sindical se había mostrado moderado, en las últimas dos semanas cambió de forma radical. El paro iniciado ayer sorprende no sólo por su envergadura —toda la actividad está frenada en el mayor polo hidrocarburífero del país y en uno de los pocos sectores que continúa pujante en medio de la crisis que atraviesa el país—, sino fundamentalmente por su carácter sorpresivo.

Ninguno de los referentes de la industria petrolera esperaba que una medida de fuerza de este tipo se anuncie sin previo aviso un domingo por la tarde. De hecho, el acatamiento de la medida fue caótico. YPF debió frenar de forma abrupta la operación de dos sets de fractura que estaban fracturando en ese momento e incluso decenas de trabajadores se quedaron varados en los yacimientos a la espera de medios de transporte para poder descender desde los yacimientos hasta el tejido urbano de Neuquén.

Reposicionamiento político

Al igual que Guillermo Pereyra, Rucci había apostado por la continuidad política en la provincia. La derrota del Movimiento Popular Neuquino (MPN) no sólo a nivel provincial sino también en algunas localidades claves como Añelolo lo obliga a replantear su rol en el esquema de poder. Hoy apuesta por reposicionarse políticamente. Es una necesidad. En los próximos meses deberá entablar relación con nuevos interlocutores tanto en Neuquén —la asunción de Rolando Figueroa se concretará el 10 de diciembre— como a nivel nacional, donde el escenario más probable es una derrota del peronismo. Con esa probabilística en la cabeza, mejor recuperar una faceta más belicosa e impredecible para aumentar su poder de negociación frente a lo que viene.

Las últimas horas del domingo fueron solícitas. La cámara de empresas productoras (Ceph) pidió al Ministerio de Trabajo que dicte la conciliación obligatoria para suspender la medida de fuerza. La cartera que dirige Raquel Kelly Olmos sondeó informalmente con el gremio, que adelantó que no acataría ese llamado.

Por eso, aprovechando que Rucci estaba en Buenos Aires, el Ministerio llamó a una reunión de urgencia para este lunes a las 11 para intentar levantar el paro. No está claro aún sobre qué agenda discutirán las partes. Habrá que ver qué plantea el sindicato en la audiencia convocada por Trabajo. A última hora del fin de semana nadie lo tenía claro. La única certeza, por estas horas, parece ser que Rucci quiere recuperar el componente antisistémico que lo llevó a controlar el gremio petrolero más poderoso del país.