Para intentar mitigar la presión sobre la cadena de abastecimiento de gasoil, que empezó a crujir en las últimas dos semanas con faltantes cada vez más notorios en varias provincias del país, YPF, el mayor jugador del mercado de combustibles con una participación cercana al 60%, anunció el viernes que “sumará 150 millones de litros de gasoil importado antes de fin de mes y 100 millones de litros durante la primera quincena de mayo”. En rigor, la petrolera controlada por el Estado ya compró 80.000 metros cúbicos (80.000 millones de litros) de gasoil, que arribarán al país en lo que resta de abril, y también adquirió la misma cantidad para mayo. Los proveedores serán Mercuria y BP, que entregarán el producto directamente en Buenos Aires, en tanto que la empresa adquirió 80.000 a Valero, la segunda refinería de petróleo más grande de EE.UU., que entregará ese volumen a la salida de su planta en Houston e YPF se encargará del transporte hacia la Argentina. Si bien la empresa presentó la iniciativa como un plan de contingencia, la realidad es que la importación de gasoil es una práctica habitual en el mercado doméstico. Tanto que el 30% de las ventas locales de ese combustible se cubren mediante producto importado.
“La importación es estructural. Lo que estamos importando como país es la normalidad. Obviamente hoy más complejo, pero nada fuera de lo que siempre se hace”, explicó a EconoJournal un encumbrado directivo del sector de refinación, que pidió la reserva de nombre.
YPF despachó en el primer trimestre del año un 10% más de gasoil que en el mismo período de 2019. La suba se explica por cierta recuperación de la economía, pero también por el atraso de los precios en el surtidor local, que medidos en pesos constantes hoy son un 20% más baratos que el año pasado. Es una paradoja más que se desprende de la política energética del gobierno, que consiste en vender barato un producto que escasea a nivel mundial y cuyo precio hoy duplica el valor que tenía en 2021 como resultado de la guerra en Ucrania.
A pérdida
El problema para YPF —y para el resto de las refinadoras como Shell (Raízen), Axion Energy y Puma (Trafigura)— es que la comercialización del combustible importado en el mercado doméstico es a pérdida. Fuentes consultadas por este medio estimaron que por cada cargamento de 50.000 m3 de gasoil grado dos que se importa y se revende en el canal mayorista del agro, que hoy supone un precio de venta de $ 135 por litro, se pierden a razón de 15 millones de dólares. Es decir que si comercializaran los 250.000 m3 importados a clientes del sector agropecuario, YPF perdería unos US$ 75 millones. Si parte de ese combustible se destina también a la cadena de retail minorista (automovilistas particulares), la pérdida sería todavía mayor y se ubicará por encima de los 100 millones de dólares.
“YPF tiene parte de su canasta de venta en segmentos que siguen al import parity (como minería, Oil&Gas y aviación) y acompañan el sobrecosto de importar. Tiene forma de bajar el nivel de pérdida, pero hoy la brecha con el precio de importación es muy alta”, aseguró un especialista en el negocio de downstream.
En YPF y el resto de las petroleras no cayó bien el último aumento de precios del 25% que autorizó el gobierno para los productores de biodiesel. “Con el último aumento que le dieron al biodiesel, la pérdida por incorporarlo supera en creces al combustible importado en un 40% aproximadamente. Encima, varios proponen subir el corte obligatorio (del 5% al 10%), lo cual generaría un impacto en la cadena de valor y en la balanza comercial que incluso sería peor al que tenemos hoy en día con el gasoil importado”, explicaron desde una petrolera. “Espero que el gobierno haga bien las cuentas antes de tomar cualquier decisión”, agregó.
Desgravación
Desde YPF y el resto de la industria insisten en la necesidad de desgravar impositivamente la importación de gasoil para garantizar el abastecimiento durante el primer semestre del año, que coincide con la cosecha gruesa de oleaginosas. El gobierno preparó una Ley ómnibus que prevé esa medida, pero la iniciativa está trabada en el Congreso. El texto de esa norma fue adelantado por EconoJournal.
“Algo habrá que hacer si se quiere garantizar el suministro de gasoil, porque hoy la oferta local está limitada y no se puede seguir importando a pérdida”, admitió un funcionario bajo la reserva de nombre.
Hoy la prioridad esa asegurar el abastecimiento para el campo. En ese canal, los grandes proveedores son YPF, Axion Energy y en menor medida, Puma, dado que la brasileña Raizen, que comercializada la marca Shell en el país, se concentra en el mercado minorista de estaciones de servicio.