Cammesa, la empresa controlada por el gobierno que administra el mercado eléctrico mayorista (MEM) y se encarga del aprovisionamiento de combustible para el parque de generación de energía, adjudicó ayer los contratos de servicios de alije (transporte fluvial y marítimo) de gasoil y fuel oil para las usinas termoeléctricas. Es el segundo concurso en menos de 45 días que realiza la compañía por instrucción de la Secretaría de Energía. El primero terminó en un papelón cuando la cartera que dirige Darío Martínez canceló a último momento las adjudicaciones que favorecían, fundamentalmente, a las empresas Horamar y Antares, tal como público este medio. Ahora la gran ganadora resultó Maruba, que se quedó con tres de los seis barcos alijadores licitados.
Inversión de roles
Maruba es una compañía que hasta mediados de la década pasada manejó abiertamente el sindicalista Oscar ‘Caballo’ Suárez, por entonces titular del SOMU, uno de los gremios de operarios marítimos. Hoy es propiedad de los empresarios Gustavo Rodríguez Vázquez y Juan Manuel Ondarcuhu, titular del grupo Servicios Portuarios, que administra varios puertos a nivel nacional, y con presencia también en negocio de fertilizantes en la zona de influencia de San Nicolás.
Fuentes del mercado naviero y otras con llegada a despachos gubernamentales habían señalado a Maruba como el actor privado que realizó las gestiones políticas para lograr, a último minuto, la desprolija cancelación de la licitación anterior.
En los hechos, la empresa vinculada al SOMU emerge ahora como la gran beneficiaria de la compulsa definitiva por los servicios de alijo de Cammesa, un negocio millonario que alcanzó un pico de rentabilidad en el período 2005-2012 cuando el área energética era controlad por el ex ministro de Planificación, Julio De Vido. La cancelación de la primera licitación no solo constituyó un papelón sino que además dio lugar a las sospechas ya que algunas fuentes aseguraron que la adjudicación se anuló porque Maruba no pudo renovar los contratos de los tres barcos alijadores que tenía, lo cual sí consiguió ahora.
Detalles
La nómina se completa con uno de Horamar, controlada por el grupo griego Navíos en asociación con un grupo local encabezado por Claudio López; dos de la chilena Antares y uno restante de National Shipping. Es decir, el mayor perdedor de esta segunda licitación fue Horamar, que perdió dos de los tres cargamentos que se habían adjudicado en la primera compulsa, y Antares, que obtuvo un buque tanque menos que en el proceso previo.
En esta segunda ocasión, Maruba bajó fuertemente su oferta para recuperar los dos contratos que había perdido y conservar los tres contratos por las embarcaciones Neva Star, Tosna Star y Nida Star. El pliego del concurso de Cammesa establecía como precios máximos los adjudicados en la primera licitación. En la práctica, lo que hizo Maruba fue aplicar un fuerte descuento (cercano al 20%) al precio ofrecido por Horamar en la primera ronda.
«Es difícil que Maruba pueda ser rentable con esos precios. Bajó como 5000 por tonelada entre una licitación y la otra. Una de dos: o se tienen fe en poder renegociar los precios en 4 o 5 meses. O prefirieron operar a pérdida para no perder su lugar en el mercado«, señaló un ejecutivo del sector, que pidió la reserva de nombre.
En esa línea de análisis, otras fuentes del sector naviero dejaron entrever que en el contexto actual de creciente volatilidad de la macroeconomía argentina, es posible especular con la posibilidad de que Maruba recomponga sus márgenes en el futuro pidiendo una readecuación de costos de su contrato.
Sin embargo, otros ejecutivos consultados le restaron chances a esa opción. Indicaron que esa alternativa es legalmente compleja dado que el pliego licitatorio divide costos en distintas monedas (pesos para mano de obra y dólares para repuestos, amortizaciones y alquileres) y además no es sencillo que Cammesa valide esa readecuación en un contexto de tanta exposición política como la que generó el proceso licitatorio. Lo que sí dejaron entrever es que Maruba podría nacionalizar sus embarcaciones bajo un régimen preferencial existente para reducir el costo de alquiler de sus embarcaciones.
Ahorro para el Estado
Por su parte, la Secretaría de Energía defendió la conveniencia de este segundo proceso a partir del ahorro que representa para Cammesa y por consiguiente para los costos de operación del parque de generación eléctrica.
A diferencia de la primera licitación, que fue controlada por directivos de línea técnica de la empresa que administra el MEM, en este segundo llamado las decisiones se tomaron directamente en la cartera que dirige Darío Martínez en articulación con la Subsecretaría de Energía Eléctrica, que está a cargo de Federico Basualdo, el principal referente en materia de energía del ala cristinista del gobierno y de quien depende políticamente Sebastián Bonetto, gerente general de Cammesa.
El ahorro informado es de 23,24 millones de dólares en los próximos tres años. La reducción de tarifas del costo de transporte fluvial es del 18,60% comparado con las tarifas vigentes en 2020/2021.
“Esta nueva convocatoria logró incrementar el ahorro de costos en u$d 9.760.000, esto es 8,76% adicional respecto a los resultados de la convocatoria anterior dada de baja por instrucción de la Secretaría, además de garantizar el mantenimiento de las fuentes laborales, que en aquella ocasión peligraban”, agregó el gobierno en un comunicado.