A principios de mes el gobierno acordó con las petroleras un aumento de 5 por ciento en los combustibles y la fijación de un “barril criollo” de 67 dólares para tratar de descomprimir la situación generada por la suba del dólar y de la cotización internacional del crudo. Sin embargo, fuentes de la industria aseguraron a EconoJournal que el precio de las naftas y el gasoil continúan casi un 20% por debajo de la paridad de importación y han comenzado a evidenciarse problemas de abastecimiento en el segmento mayorista.
Las petroleras retacean el crudo a 67 dólares. Algunas firmas lo hacen porque obtienen más si lo exportan y otras simplemente porque prefieren esperar hasta que se estabilice la situación local.
Antes del aumento del 2 de junio, el congelamiento de precios había comenzado a crujir porque el precio del crudo había comenzado a subir mientras el precio de los combustibles permanecía sin cambios. A raíz de ello, Axion y Shell habían restringido los volúmenes de venta en su canal mayorista, fundamentalmente en el segmento agro, para concentrar el producto en las estaciones minoristas.
Shell, que opera solo en los segmentos de refinación y comercialización, incluso había llegado a modificar las condiciones de venta al mercado mayorista, reduciendo algunas bonificaciones y condiciones de pago. Axion, por su parte, había comunidado a sus clientes de la zona pampeana que les iba a vender con cupo de 200 litros en el segmento mayorista.
Una situación similar enfrentaba Trafigura que había comenzado a aumentar los precios en sus canales mayoristas y les estaba informando a sus clientes que solo iba a abastecer con producto en forma normal a la red Puma, mientras que el resto de las estaciones deberían buscan abastecimiento alternativo.
Esas situaciones habían llevado a que en algunas plazas del interior del país se evidenciaran quiebres de stock en estaciones blancas porque no conseguían quien les venda el producto.
Luego del ajuste del 5 por ciento en los precios y el acuerdo para fijar un “barril criollo” a 67 dólares, la tensión disminuyó, pero solo parcialmente. El problema ahora es que las petroleras dosifican el crudo que venden a ese precio, salvo, por ejemplo, petroleras integradas como YPF que se venden a sí mismas.
A su vez, Trafigura paralizó ayer la refinería de petróleo Ricardo Eliçabe, ubicada en el barrio de Loma Paraguaya de Bahía Blanca, por el «desfasaje entre los precios de los combustibles y los costos de producción e importación». “Por falta de disponibilidad de materia, a partir del 12 de junio a las 6:00 procederemos al paro de las unidades Topping 1, Topping 2, Vacío y Visbreaker”, aseguró en un comunicado.
Fuentes del sector aseguraron a EconoJournal que desde la liberación de precios a fines del año pasado la firma holandesa venía importando parte del crudo que refinaba, pero el congelamiento de los combustibles que se acordó a principios de mayo modificó las reglas del juego y la suba de 5 por ciento este mes no alteró sustancialmente la situación. Por lo tanto, ya no le conviene importar para vender en el mercado local y no le es fácil comprar crudo en el país al precio convenido por el Ministerio de Energía y las petroleras a comienzos de mes.
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Desregular no es tirarle el mercado por la cabeza a los actores. Regular sin medir sus impactos también