Mediados de 2011. Cinco años después de sufrir el corte abrupto de los envíos de gas argentino para su planta de Cabo Negro (muy cerca de Punta Arenas), la empresa Methanex aún evaluaba la presentación de una demanda contra nuestro país por el incumplimiento del contrato de abastecimiento del fluido firmado con YPF a mediados de los `90. La compañía, uno de los grandes productores de metanol del planeta, barajaba la posibilidad de reclamar hasta US$ 600 millones por la ruptura de ese contrato.
Para alejar esos fantasmas, la alta gerencia de YPF –por ese momento controlada por la familia Eskenazi y la española Repsol- ofreció al gobierno chileno un armisticio menos belicoso. La propuesta la transmitió Alejandro Jotayán, en ese momento gerente de Nuevos Negocios de YPF. La petrolera argentina se haría cargo de la inversión para explorar una de las áreas de alto riesgo que por ese entonces estaba licitando la administración del presidente Sebastián Piñera. Eso fue lo que finalmente ocurrió. YPF se asoció con la estatal chilena Enap y con la alemana Wintershall para explorar los bloques San Sebastián y Marazzi/Lago Mercedes. A tal fin, firmó un Contrato Especial de Operación Petrolera (CEOP) con el Ministerio de Energía chileno en septiembre de 2011. Es decir, pocos meses antes de la reestatización de YPF que llevó adelante el gobierno de Cristina Kirchner en mayo de 2012.
El proyecto fue pensado para descubrir gas para suplir la necesidad insatisfecha de la planta de Methanex tras la suspensión de las exportaciones argentinas desde mediados de 2006. Los caprichos de la geología provocaron que, en lugar de encontrar gas, YPF hallara un yacimiento de petróleo en la fracción de Tierra del Fuego que pertenece a Chile.
En total, se perforaron ocho pozos en el área San Sebastián, de los cuales tres resultaron estériles. Antes de empezar a perforar, la alemana Wintershall desistió de participar del proyecto y unos meses más tarde Enap decidió no invertir el presupuesto comprometido en los pozos, por lo que también quedó afuera. Eso dejó a YPF con el 100% de la titularidad del campo. Tras la pérdida de los activos internacionales durante la gestión de Repsol, el de San Sebastián en Chile es el único proyecto de explotación con el que cuenta la petrolera que preside Miguel Ángel Gutiérrez.
En los próximos tres meses, YPF avanzará con la evaluación del proyecto. Entre octubre y diciembre tiene previsto realizar el ensayo extendido de tres pozos de petróleo. “La productividad de los pozos fue buena. Pero, al existir un acuífero importante en la región, es conveniente ensayar primero los pozos para confirmar su producción acumulada”, explicaron a EconoJournal en una empresa de servicios que participó del proyecto.
YPF revirtió el bloque Marazzi/Lago Mercedes por no considerarlo atractivo. Concentrará su actividad en San Sebastián. Aún es prematuro para dimensionar la envergadura del campo. La petrolera argentina cuenta con autorización de la administración chilena para colocar alrededor de 25 pozos en el área, pero no está claro que el proyecto justifique ese nivel de actividad. Como sea, la curiosa génesis del desembarco de YPF en el upstream de Chile arroja un balance positivo: esquivó un juicio millonario en un tribunal arbitral y descubrió un yacimiento comercial de petróleo.