José Luis Antúnez, presidente de Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA), envío el 17 de noviembre pasado una nota dirigida a la secretaría de Energía, Flavia Royón, para reclamar una asistencia del Tesoro de $ 271 millones mensuales para cubrir con los pagos a dos empresas contratistas que están trabajando en la adecuación del terreno donde la empresa estatal pretende construir Atucha III, la cuarta central atómica del país. Antúnez no tuvo respuesta a ese pedido de fondos, que iban utilizarse para cubrir sueldos atrasados de unos 600 operarios asignados al proyecto atómico, que se encuentra demorado desde hace años por la imposibilidad de cerrar el contrato tecnológico y de financiamiento con el gobierno chino.
La precariedad financiera de NA-SA escaló en lo sindical: UOCRA llamó la semana pasada a un paro de actividades en el predio asignado a Henisa Sudamericana y Hurón, las dos contratistas que tienen a su cargo el movimiento de suelo y preparación del terreno donde se proyecta instalar la central. La conciliación obligatoria que dictó el Ministerio de Trabajo expira este martes (mañana) y no hay certezas sobre el curso que tomarán los acontecimientos.
Fuentes del área energética del gobierno admitieron a EconoJournal que el despido de los operarios involucrados es una posibilidad concreta porque el Ministerio de Economía, que conduce Sergio Massa, ya le avisó a Antúnez que no está dispuesto a seguir financiando de manera irrestricta todos los proyectos del área nuclear. Frente a ese panorama, el escenario para los empleados de Henisa y Hurón luce más que complicado.
Debilidad
Al margen de esta cuestión coyuntural, la situación del presidente de Nucleoeléctrica Argentina es endeble desde octubre, cuando un error humano provocó el desperfecto que de Atucha II, que desde ese momento quedó fuera de servicio y su fecha de reingreso es incierta, tal como publicó este medio. En materia de gestión, tanto Antúnez como su segundo, el vicepresidente Jorge Sidelnik quedaron en el centro de escena. En particular porque cuando asumieron en 2021 el control de NA-SA modificaron el cronograma de reparaciones de Atucha II que había configurado el directorio anterior. Fuentes del sector nuclear argumentan que ese cambio terminó afectado las gestiones de operación y mantenimiento de la planta nuclear.
Si bien desde NA-SA informaron que el costo de la reparación no sería prohibitivo, el desperfecto boicotea la intención de Antúnez revitalizar el Plan Nuclear Argentino.
“La verdad es que quedó golpeado, porque Massa no está dispuesto a seguir girándolo plata para Atucha III, un proyecto que a ciencia cierta nadie sabe si va a avanzar o no”, reconoció una fuente al tanto de la gestión cotidiana de NA-SA. “No sería extraño que dé un paso al costado en las próximas semanas”, agregó.
Será clave ver si Massa autoriza el giro de los fondos para descomprimir el conflicto con Henisa Sudamericana. Más que nada para saber si Antúnez sigue teniendo respaldo político o no.
Caso problemático
Desde su nacimiento mismo, Atucha II siempre ha sido la más problemática de las tres centrales nucleoeléctricas con las que cuenta el país. Debe recordarse que el complejo comenzó a construirse en 1984, pero la obra se frenó en 1994 y recién se retomó en 2006, prácticamente con los mismos materiales. Incorporada al Sistema Interconectado Nacional (SIN) en 2014, la planta no posee los altos índices de confiabilidad que presentan Atucha I y Embalse, sino que suele registrar complicaciones operativas.
En reserva, técnicos de NA-SA califican a Atucha I como “un relojito” y a Embalse como “muy confiable”. Atucha II, en cambio, es vista por ellos con crudeza como “un injerto”. “Es como un Taunus del 80, pero armado en 2014. Por eso siempre tiene problemas”, admiten.
Las particularidades de su ingeniería no significan, por supuesto, que la central configure un riesgo para la seguridad general. “Sólo se traducen en recurrentes paradas imprevistas y, por lo tanto, en un menor aporte de electricidad al sistema”, aclaran.
Clima susceptible
El incidente de Atucha II, producido hace alrededor de cuatro meses, no tardó en darse a conocer entre los trabajadores de NA-SA. No obstante, la noticia recién tomó estado público en las últimas semanas. El ambiente de la industria nuclear es de por sí bastante hermético. A esto se suman las internas políticas que hoy atraviesan a todo el sector energético. “Es innegable que el Directorio de nuestra empresa está muy politizado. Un funcionario que en los últimos tiempos pisa con fuerza es el subgeneral de Enarsa, Gastón Leydet”, comentaron desde NA-SA. Leydet fue uno de los asesores de Julio De Vido cuando el ex ministro de Planificación ejerció como diputado nacional. Luego se posicionó en Enarsa, donde tiene un rol relevante en la gestión de la empresa que tiene a su cargo la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, y en forma simultánea incidió significativamente en la conducción política de Nucleoeléctrica. En rigor, fue Leydet quien impulsó la designación del Directorio actual integrado por Antúnez, Sidelnik, Alejandro Estévez, Isidro Baschar y Gabriel Barceló. Frente a la debilidad relativa de Antúnez, Leydet cobró en los últimos dos meses cada vez más protagonismo en el día a día de la empresa.
Falla en Atucha II
Uno de los cuatro soportes internos del reactor de Atucha II perdió su posición original y quedó suelto en el fondo. La reparación de este problema, originado por un fallo humano, resultará sumamente compleja: implicará abrir el reactor y soldar la pieza, o extraerla y seguir operando con los otros tres soportes.
De escogerse la primera opción, la salida de servicio de la central podría extenderse por más de un año. No obstante, desde NA-SA se confía en apelar exitosamente a la segunda alternativa. Para ello ya realizaron contrataciones de personal especializado proveniente del exterior. La última palabra, de todos modos, la tendrán los técnicos de la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN).
NA-SA tiene en carpeta el proyecto de extensión de vida de Atucha I. Queda por determinar si la parálisis de Atucha II modificará o no la puesta en marcha de esa obra, cuya fecha de inicio estaba prevista para 2024. Habrá que ver, además, si una vez solucionado el actual inconveniente esta usina podrá volver a funcionar al 100% de su potencia instalada.
Por lo pronto, la operadora informó que el próximo martes 24 de enero se realizará la subasta correspondiente a la colocación del primer tramo del Fideicomiso Financiero Solidario de Infraestructura Pública NA-SA IV. Destinada a la obtención de fondos para financiar la citada prolongación del horizonte productivo de Atucha I, la iniciativa también impulsará la construcción del segundo almacenamiento en seco de elementos combustibles gastados del Sitio Atucha.
2 Responses
El sentido común indica que resulta incomprensible instalar centrales atómicas en el corazón del país con consecuencias de magnitud ante un eventual accidente.
Estimado, la construcción de centrales nucleares, no provee un ataque directo a las instalaciones, en hipotéticos conflictos bélicos, si ataques de terrorismo, por ello la construcción de Embalse, Atucha tiene rigurosos controles de seguridad implícitos; construir nuevos modulos& centrales, debe considerarse un pilar energético fundamental, hacia la transición «ambientalista», ya que la producción de energía eléctrica, (desalinizacion&producción de hidrogeno), por esta tecnología, sigue siendo la más limpia y segura, a los hechos me remito(exceptuando los accidente de centrales, debido a factores/errores humanos, hoy la inteligencia artificial y los nuevos recursos tecnológicos, la hacen aún más eficiente&segura), saludos cordiales.
Giorgio Barni