El gobierno intenta corregir sobre la marcha problemas de diseño del esquema original de segmentación de tarifas y severas inconsistencias informáticas que están trabando la quita de subsidios. El principal obstáculo a resolver en lo inmediato es que hay provincias donde el universo de hogares Nivel 1 -es decir, aquellos a los que se les retirará completamente los subsidios- supera el 50% del total, un porcentaje que se ubica muy por encima de lo planteado originalmente por el Frente de Todos. Eso es porque están quedando afuera no solo los hogares de mayor poder adquisitivo sino muchísimos otros que, por diferentes motivos, nunca se anotaron en el registro. A su vez, hay inconvenientes para identificar fehacientemente a quienes sí se anotaron por errores que surgen de los formularios.
La distorsión estadística —que, en gran parte, se explica por la decisión inicial de quitarle la subvención a todos aquellos usuarios que no se anotaron— generó un conflicto político con varios gobernadores de provincias del norte del país que se quejaron por el nocivo efecto electoral que tendrá la aplicación de la medida. Ese impacto buscó reducirse al incluir en el registro a todos aquellos hogares que venían recibiendo tarifa social o donde hay beneficiarios de planes sociales, pero el porcentaje de excluidos continúa siendo alto.
Fuentes de la Secretaría de Energía reconocieron que están trabajando contrarreloj en el pulido de los padrones para evitar que el retiro de los subsidios afecte a un porcentaje tan alto de las provincias en cuestión. Hasta ahora no fue una tarea sencilla. Falencias en el diseño del formulario digital del RASE y de los sistemas de procesamiento de datos que se están utilizando atentan contra la eficiencia en el cruce de información. En ese plano, la responsabilidad primaria recae sobre funcionarios que respondían al ex ministro de Economía, Martín Guzmán, que fueron los encargados de poner en funcionamiento esa herramienta. Esa tarea dependía políticamente del ex subsecretario de Planeamiento Energético, Santiago López Osornio, que puertas adentro siempre reconoció los inconvenientes para poder gestionar adecuadamente por la falta de colaboración del ex secretario de Energía, Darío Martínez, que por instrucción del cristinismo se desentendió (y ralentizó) la puesta en marcha de la segmentación.
Cuando la nueva subsecretaria de Planeamiento, Cecilia Garibotti, que es cercana a Malena Galmarini y llegó al cargo por impulso del ministro Sergio Massa, quiso cruzar la información recabada en el RASE con las bases del Syntis, el área del Estado que se encarga de gestionar datos sociales y tributarios de las personas, los problemas no tardaron en aparecer.
Sin match
Hasta mediados de agosto se habían inscripto en el registro para mantener los subsidios 8.890.000 millones de usuarios de electricidad, un 69% del universo total de hogares con servicio eléctrico, y 5.790.000 usuarios de gas natural, un 66% del total, según figura en un informe de la consultora Economía y Energía elaborado en base a estadísticas difundidas por el gobierno. El Decreto 332/22 firmado por el presidente Alberto Fernández autoriza a la Secretaría de Energía a cruzar esos datos con otros bases del Estado para chequear la veracidad de la información suministrada por las personas. En esa etapa, era clave la articulación con técnicos del Syntis que trabajaron bajo la supervisión de Juan Manuel Olmos, jefe de Asesores del presidente Fernández y actual vicejefe de Gabinete de Ministros por debajo de Juan Manzur. Sin embargo, el proceso falló.
“Del cruce de las dos bases surgieron inconsistencias graves. En algunos casos, se señalaron usuarios con más de 1600 propiedades o con más de seis autos a su nombre, datos a todas luces falsos. Por eso, decidimos dejar de lado por el momento la instancia de cruce de datos con el Syntis hasta que se corrija el funcionamiento del sistema”, admitieron en un despacho oficial. A raíz de esa falencia operativa, se tomará como cierta la identificación provisoria que otorgó el RASE pese a que la sospecha de varios funcionarios del área Energética es que muchos hogares sub-informaron su nivel de ingresos, por lo que fueron inscriptos indebidamente en una categoría inferior.
“De ese primer cruce surgió que hubo un match inicial (es decir, una concidencia) de sólo el 27% de los datos informados por el RASE con otros bases elaboradas por el Syntis”, indicó una fuente que participó de esas gestiones.
Nuevo equipo
Para intentar salvar la situación, Garibotti impulsó la creación de un nuevo equipo de programadores informáticos directamente bajo la órbita del Ministerio de Economía. Los técnicos fueron modificando los criterios de interpretación de las declaraciones juradas completadas en el RASE. “Es cierto que hubo algunos problemas con el formulario. Por ejemplo, mucha gente se confundió el número de cliente con el de medidor. Por eso, en un principio la información no matcheaba. Lo que hicieron los programadores fue invertir esos datos o tomar una sola de las variables”, reconocieron allegados a la Secretaría de Energía. De esa manera, se logró elevar el porcentaje de coincidencia.
En el caso del sector eléctrico, se logró verificar correctamente al 85% de los hogares cargados en el RASE. En tanto que en cuanto a los usuarios de gas natural, ese porcentaje asciende al 91 por ciento.
A fines de la semana pasada la Subsecretaría de Planeamiento Energético giró a la mayoría de los entes reguladores provinciales los padrones para identificar a los hogares de altos ingresos, aunque esos documentos están sujetos a revisión por parte de las gobernaciones. “Aún no se procedió a facturar porque lo que queremos es terminar de ajustar los padrones para que haya la menor cantidad posible de errores en materia de inclusión o exclusión indebida de hogares dentro del Nivel 1”, indicó otra de las fuentes consultadas. “Esperamos terminar de subsanar estos problemas en los próximos días”, concluyeron.