En términos de exigencia del despacho energético, julio suele ser el mes más complicado del año. Es cuando se registran las temperaturas medias más bajas, por lo que el consumo residencial de gas y electricidad se dispara por el uso de equipos de calefacción.
El gobierno ya realizó compulsas internacionales para adquirir combustibles líquidos y de Gas Natural Licuado (LNG, por sus siglas en inglés) para los meses de mayo y junio. Faltaba julio, aunque esa ítem se saldó este lunes, cuando se lanzaron tres licitaciones en cabeza de Enarsa (volvió a llamarse de ese modo la semana pasada en reemplazo de IEASA) y de Cammesa, dos empresas controladas por el Ejecutivo, para importar cargamentos de LNG, de gasoil y de fuel oil que deberán arribar entre el 1 y el 31 de julio.
En rigor, Enarsa lanzó ayer un tender para comprar 13 barcos de LNG, 9 para la planta regasifiacadora de Escobar y 4 para la terminal de Bahía Blanca, que esta semana comenzará nuevamente en operación. En tanto que Cammesa licitó la compra de cinco cargamentos de fuel oil por un total de 200.000 metros cúbicos (m3) y de tres de gasoil por un total de 150.000 m3, según figura en el detalle del pliego al que accedió EconoJournal. Se estima que la factura total de la compra de todos los cargamentos rondará los US$ 1500 millones.
Cambio de estrategia
Las licitaciones lanzadas este lunes evidencia un sutil, aunque no menor, cambio de estrategia comercial por parte del gobierno. Hasta el momento, el plan oficial consistía en concursar primero los cargamentos de combustibles líquidos, que eran más baratos, y luego, con esas ofertas en la mano, licitar la compra de LNG, que cotizaba con un valor más elevado. Sin embargo, en las últimas semanas el arbitraje entre el gas natural y los líquidos cambió a nivel internacional.
Si hasta fines de abril era más conveniente por una cuestión de precios relativos operar el sistema de generación eléctrica con una mayor cantidad de combustibles líquidos, hoy no está claro que esa sea así debido a que el precio del gasoil se encareció sensiblemente por la falta de stock a nivel global.
Frente a este escenario, Enarsa y Cammesa tomaron una decisión lógica de manera coordinada: licitar al mismo tiempo la importación tanto de LNG como de gasoil y fuel oil y una vez que se tengan las propuestas en la mano, ver qué cantidad de cargamentos de cada uno es más conveniente comprar.
La importación de LNG empieza a pegar de lleno en el balance de divisas del Estado. “La semana pasada pagamos dos barcos de LNG, que costaron más de US$ 120 millones cada uno”, reconoció un funcionario del área económica del gobierno. Para él viene lo peor: la seguidilla de más de 60 cargamentos de combustibles importados que llegarán al país entre junio, julio y agosto. Esos envíos sólo descargarán en los puertos argentinos si el Estado paga por anticipado las facturas en dólares de traders y petroleras.