La restructuración de deuda que propuso la petrolera YPF puso en guardia a los acreedores de la compañía, quienes se organizaron en dos grandes grupos para negociar desde una posición de mayor fortaleza. Los grandes fondos están representados legalmente por el estudio newyorkino White & Case y los más chicos por el estudio Dechert, que trabaja junto al especialista en restructuración de deuda Marcelo Etchevarne. Los inversores por ahora resisten la propuesta, pero fuentes cercanas a YPF aseguraron a EconoJournal que el lunes se mejorará la oferta para tratar de alcanzar un acuerdo lo antes posible.
Los grupos
El grupo de los grandes está integrado por unos 15 fondos entre los que sobresalen Blackrock, Fidelity, Ashmore Group y Wellington Management. Fuentes conocedoras de la negociación detallaron a EconoJournal que estos fondos concentran la parte corta de la curva de vencimientos (2021, 2024 y 2025). Tienen cerca del 40% del total de esos bonos.
Los fondos más chicos tienen mayor presencia en la curva de vencimientos larga y están liderados por la compañía estadounidense de capital de riesgo Oaktree Capital Management. Ellos delegaron la negociación en Dechert y Marcelo Etchevarne.
La oferta
Lo que buscó YPF con su oferta inicial es un plazo de gracia de dos años (hasta fines de 2022) en los que no pagaría capital e intereses por la deuda de más de 6000 millones de dólares que tiene con los fondos. La propuesta contempla la emisión de tres nuevos títulos: un bono con vencimiento en 2026 respaldado por el flujo de cobranza de exportaciones y otros dos títulos, con vencimiento en 2029 y 2033, sin garantía de exportaciones. En todos los casos se trata de títulos amortizables, que empiezan a pagar interés a partir de 2023. No obstante, en el mercado esperan una segunda propuesta que se conocerá el lunes. La compañía busca cerrar la negociación durante febrero, antes del vencimiento de 413 millones de dólares que tiene que afrontar el 23 de marzo.
La petrolera sostiene que las restricciones cambiarias que estableció el Banco Central le impiden acceder a los dólares necesarios para honrar sus compromisos, pero el plan de restructuración también busca despejar el horizonte de desembolsos para poder recomponer los alicaídos niveles de inversión.
Reacción y rumores
Los fondos resisten la oferta de la compañía y buscan que haya una mejora de las condiciones en las próximas semanas. Mientras tanto, el precio de la acción en Wall Street comenzó a caer con fuerza. El miércoles retrocedió 6% y el jueves otro 9,9%. A su vez, en lo que va de enero la caída acumulada llega al 30%
Algunos analistas atribuyen el derrumbe a ventas que estaría realizando Blackrock, un viejo conocido de Argentina que pulseó fuerte con Martín Guzmán durante la reestructuración de la deuda soberana que se llevó adelante el año pasado.
Otras fuentes afirman que la salida de Guillermo Nielsen y la próxima designación como presidente de YPF de Pablo González, un abogado kirchnerista con escasos conocimientos del sector energético incrementó la incertidumbre y también ayuda a entender la baja en el precio de los papeles.
Por último, en medio del clima enrarecido que genera en este tipo de negociaciones circularon rumores sobre un supuesto plan oficial destinado a estatizar el 49% de las acciones de la compañía que están en poder de inversiones privados. La versión sorprende porque el Estado Nacional ya controla la empresa y no se termina de visualizar cuál sería la ventaja de destinar dinero a esa movida cuando los dólares son escasos, el déficit fiscal es altísimo y se tiene que negociar con el FMI una extensión de los plazos de pago, justamente porque no se puede pagar. Sin embargo, el propio ministro Guzmán tuvo que salir hoy a desmentir la versión. “El rumor es falso. YPF es una empresa privada con 51% de participación estatal que tiene un rol estratégico en el desarrollo energético de Argentina, y así seguirá siendo», respondió el ministro a la agencia estatal Telam.