La empresa MEGSA (Mercado Electrónico del Gas) comunicó ayer a través de su cuenta de Twitter que la Secretaría de Energía dispuso, a último momento, la suspensión de la subasta para que las distribuidoras compren gas de invierno que se iba a realizar esta semana.
¿Qué pasó? En una reunión celebrada el viernes con el secretario Gustavo Lopetegui, directivos del Enargas sostuvieron que no era necesario realizar el concurso debido a que la mayoría de las distribuidoras presentó contratos de abastecimiento ante el ente regulador por casi toda la oferta que precisan para garantizar el suministro de gas durante los meses de frío. La presentación de la curva de contratos presentada por el Enargas convenció a Lopetegui, que finalmente dispuso la suspensión de las subastas que se iban a concretar a partir de esta semana para comprar el remanente del gas que hace falta para cubrir el pico de invierno durante la segunda quincena de abril, mayo, junio, julio y agosto.
“Si los productores cubren la cantidad máxima diaria (CMD) de gas de los contratos en invierno y los distribuidores la CMD en verano hay oferta suficiente y queda un remanente para comprar en el mercado spot de Camuzzi Gas del Sur y Pampeana y muy poquito del resto de las distribuidoras”, explicó a EconoJournal un funcionario bajo reserva de nombre.
Costo político
Al margen del análisis de salir a contratar o no nuevos volúmenes de gas, la decisión del Ejecutivo también pivoteó sobre la necesidad de no convalidar mayores precios del gas natural. La subasta realizada en febrero para cubrir de forma anual la demanda de gas del sector regulado (distribuidoras) arrojó un precio promedio de U$S 4,62 por MMBTU. Ese precio en dólares está topeado a una cotización de 41 pesos, que fue el valor promedio de la divisa durante los primeros 15 días de marzo.
Salir a contratar gas para los cuatro meses de invierno, justo el período de mayor consumo, implicaría, con seguridad, avalar precios más caros del hidrocarburo por la dinámica propia de oferta-demanda. Los cálculos optimistas del gobierno contemplaban un piso de US$ 5,50, es decir, un 25% más caros que los de la subasta de febrero, y máximos superiores a los 7 dólares.
“Que los medios publiquen que los precios de gas aumentan justo cuando empiezan a llegar las facturas de gas del invierno con los aumentos autorizados en abril, tampoco era una buena señal”, reconocieron allegados al Ministerio de Hacienda.