La sangría fiscal del Gobierno se manifiesta en un distintas cuentas del sector energético, que registran un atraso significativo en la cadena de pagos. Para muestra basta un botón. Las empresas refinadoras de petróleo —YPF, Shell y Axion Energy— reclamaron esta semana al Ejecutivo por una deuda superior a los $ 3800 millones. Se trata de un rojo que se acumuló este año porque el Estado dejó de abonar los subsidios correspondientes al gasoil que entregan las petroleras a las empresas de transporte público de pasajeros.
Las compañías de colectivos pagan el litro de gasoil a un precio regulado por el Ministerio de Energía, que es inferior al de mercado. La diferencia la cubre el Tesoro con un subsidio directo que retorna a las petroleras. Es lógico: como las tarifas de transporte arrastran un atraso que viene de años, el Estado subsidia la mayor parte del precio del gasoil que consume las firmas de colectivos.
Las refinadoras entregan unos 77.000 metros cúbicos mensuales (m3/mes) de gasoil. El volumen representa un 9% de las ventas totales de gasoil común (grado 2) de las petroleras, que en julio trepararon hasta los 842.000 m3, según datos oficiales de Energía.
YPF, el mayor jugador del mercado, cubre casi un 70% del cupo de gasoil subsidiado para transporte. Shell y Axion Energy se reparten el resto, prácticamente en partes iguales. El Estado empezó a incumplir los pagos a partir de febrero de este año, cuando el dólar cotizaba en torno a los 18,50 pesos. “Dolarizada, la deuda acumulada por el Tesoro ya supera los US$ 150 millones”, indicaron a EconoJournal desde una petrolera.