Rolando Figueroa, candidato de Comunidad, un frente que agrupó a referentes de espacios políticos variopintos (líneas del PRO y del peronismo), dio el batacazo y se impuso en las elecciones de Neuquén con un 35,64% de los votos. Cortó, de ese modo, con la hegemonía histórica del Movimiento Popular Neuquino (MPN), que gobernó ininterrumpidamente la provincia desde hace 63 años. A partir del 10 de diciembre y por los próximos cuatro años, Figueroa administrará la provincia más importante del país en materia de energía.
“Es un impacto sistémico aún de magnitudes inciertas, estamos tratando de entender hasta dónde pueden llegar los cambios”, sintetizó el domingo por lo noche un encumbrado directivo del sector petrolero ante la consulta de EconoJournal. “Se cierra un ciclo de 16 años que tuvo a Jorge Sapag en el centro de poder. Lo que viene es una hoja en blanco”, reconoció el presidente de otra gran empresa que tiene intereses en Vaca Muerta. En esta nota de análisis publicada el 9 de abril, la periodista Andrea Durán había anticipado que un cataclismo de esta envergadura podría ocurrir.
Despejar variables para tratar de proyectar el futuro inmediato es un ejercicio meramente inductivo, con alta probabilidad de error. La industria hidrocarburífera, que mayoritariamente apostó por un triunfo de Marcos Koopmann, quien obtuvo el 33,14% de los sufragios, deberá moverse rápido para interpretar las consecuencias del cimbronazo. Algo es seguro: buena parte de los interlocutores relevantes en el sistema de poder cambiarán.
Se descuenta que se renovará a la mayor parte del gabinete neuquino. Aún es temprano para hablar de nombres propios, pero el nombre del nuevo ministro del Energía será uno de los casilleros más cotizados en el armado de Figueroa. El flamante vencedor tiene relación con el ex titular de Gas y Petróleo de Neuquén, Rubén Etcheverry, que ayer por la noche visitó el búnker triunfador, y también con el ex ministro Guillermo Coco, pero ninguno de esos vínculos acarrea un compromiso concreto.
El puente con el PRO
Tampoco es nítido cuántos lugares del nuevo gabinete deberá cederse al PRO, que apoyó y financió una parte de su campaña de Comunidad. A través de Edgardo Cenzón, ex dueño de Treater, una de las empresas que trata los residuos contaminados que genera Vaca Muerta, Figueroa conoció a Horacio Rodríguez Larreta. Cenzón, que integra la mesa chica de la campaña a presidente del jefe de gobierno a la Ciudad de Buenos Aires, vendió hace un tiempo su participación en Treater (algunas fuentes sostienen que al propio Coco), pero sigue teniendo vínculos fluidos con empresarios del sector hidrocarburífero.
Figueroa también construyó un vínculo con el ex presidente Mauricio Macri, con quien se encontró la semana pasada en Buenos Aires. El neuquino pasó dos días en el centro porteño para cubrir compromisos periodísticos en la recta final de la campaña. Una fuente del sector incluso dejó entrever que Macri le habría sugerido el nombre de una mujer para liderar el área energética de la provincia. Para el PRO es clave poner un pie en esa cartera, que es estratégica por su injerencia natural en todo lo referido a Vaca Muerta. Tanto su titular actual, el ministro Alejandro Monteiro, como el subsecretario de Hidrocarburos, Gabriel López, se posicionaron en los últimos años como interlocutores confiables, tanto en lo técnico como en lo político, para las compañías de la industria. Es una incógnita saber si sus reemplazantes reunirán esas características.
El mapa de poder dentro del MPN
Una de las primeras interrogantes a despejar es cómo y cuán rápido se reconstituirá hacia adelante la relación de Figueroa con el MPN. El candidato de Comunidad, apenas un nuevo sello que se vio forzado a crear para disputar la elección, es un dirigente histórico del partido provincial que fundó Felipe Sapag. Fue vicegobernador de la primera administración del Omar Gutiérrez y luego, ya enfrentado con el mandatario y con Jorge Sapag, se impuso en las elecciones legislativas de medio turno en 2021, pero siempre dentro del armado del MPN. Recién en estas elecciones decidió competir por afuera tras la negativa de Sapag a bendecirlo como candidato único del espacio. Figueroa deberá decidir ahora si retorna al MPN ya con el poder de esta victoria histórica o si, en cambio, opta por encarar su gestión con un armado independiente.
La mayoría de los referentes del movimiento deberán asimilar el golpe de la derrota. Sólo Mariano Gaido, el intendente de la ciudad de Neuquén, que logró refrendar su lugar con una amplia ventaja sobre sus competidores. Pese a eso, Gaido también tendrá que recalibrar su hoja de ruta. Si el MPN se imponía en las elecciones, el intendente era número puesto para disputar la gobernación en 2027 porque el Koopmann estaba limitado a tener sólo una administración por ser el actual vicegobernador. El triunfo de Figueroa, que sí puede buscar a la reelección, es un desafío abierto a esos planes.
Para el resto de los actores de poder del partido provincial, el camino será cuesta arriba. Entre los que deberán empezar de atrás figuran Marcelo Rucci y Guillermo Pereyra, líderes del sindicalismo petrolero de Neuquén. En los hechos, la decisión de Rucci de imponer a su hija, Daniela Rucci, como primera candidata a diputada provincial en la lista del oficialismo, fue interpretada en la industria como un auto-plebiscito de su gestión al frente del gremio petrolero. Algo similar hizo Pereyra, que colgó una colectora encabezada por su hijo Martín.
La derrota de Koopmann provoca un costo que a priori no era necesario. Con todo, es probable que Rucci logre oxigenar rápidamente su agenda por el peso específico propio que tiene Vaca Muerta para el sistema económico y político del país. Ser la pata sindical de ese desarrollo le proporcionará distintos ámbitos para relegitimar su poder. Para otros, la reinvención tal vez sea un camino más pedregoso. Acaso una tarea imposible.