La ampliación de la capacidad refinadora local en el marco de un mercado dinámico y desafiante fue el eje temático que abordaron tres especialistas convocados por la World Refining Association en la jornada inaugural de LARTC 2017, celebrada el día de ayer en el Hilton de Puerto Madero.
El crecimiento de la de manda doméstica de combustibles explica la realización de obras de expansión como la que YPF ejecutó recientemente en su refinería de Luján de Cuyo, en Mendoza. Para Gabriel Grzona, gerente de Refinación de la petrolera, aunque el gasoil común prácticamente no viene creciendo, sí se constata un mayor uso del diesel de alta calidad. “Procuramos atender esa demanda y achicar nuestra brecha de costos operativos”, aseguró.
Adaptar la calidad de los combustibles a los requerimientos regulatorios y del mercado es otra de las mayores preocupaciones de la firma dentro de este negocio. “Además, consideramos central una apropiada gestión logística en pos de llevar el crudo shale hacia las refinerías mejor preparadas para tratarlo”, manifestó Grzona.
Desde la mirada de Shell, la Argentina ya cuenta con la capacidad instalada adecuada para cubrir la demanda interna (con más holgura en gasoil que en naftas), por lo que podría aprovechar oportunidades en el mercado regional. “Nuestro complejo refinador en el país fue pensado para procesar crudos más livianos que los que habitualmente tratamos. Por esa razón tenemos tantas expectativas depositadas en el shale oil”, explicó Vijay Barreto, gerente general de Refinación de la compañía.
En función de los desafíos a superar, indicó que hay que mejorar bastante en eficiencia energética e incorporación de tecnología. “También nos preocupa el cuello de botella relacionado con la mano de obra capacitada en ejecución de obras”, admitió Barreto. En coincidencia con ese diagnóstico, Arturo Bettati, gerente ejecutivo para Latinoamérica de Haldor Topsoe, subrayó la importancia de que refinadores y tecnólogos estrechen lazos. “Se necesita una integración más fluida entre ambos actores”, señaló.
Tanto en el país como en la región, expuso, debe aprenderse de algunos fracasos registrados en aras de ampliar la capacidad instalada. “En Latinoamérica tendríamos que ser exportadores de derivados y somos dependientes de las importaciones. Pero se puede mejorar mucho con inteligencia, sabiendo adaptar tecnologías de uso probado y discerniendo entre lo que nos sirve y lo que no”, completó Bettati.