Juan Bosch, CEO de SAESA (empresa especializada en soluciones de suministro de gas natural y comercialización de energías renovables), trazó un panorama sobre la situación actual del sector energético y detalló cuáles serían las medidas a adoptar a fin de aprovechar el potencial que posee la Argentina y lograr el desarrollo. En diálogo con EconoJournal consideró que “el nuevo gobierno debe dejar a un lado las medidas que nos llevaron a esta emergencia y fracaso. Recuperar para el Estado el rol que le compete en lo que refiere al establecimiento de las reglas de juego y controlar el cumplimiento con los Entes Reguladores”. En esa misma línea, consideró que resulta fundamental “dejar el campo despejado para que los privados puedan invertir y desarrollar sus actividades en competencia”.
Sistema energético y medidas gubernamentales
Tras ser consultado sobre las medidas impulsadas por el gobierno de Javier Milei en materia energética, Bosch indicó que la Argentina, incluso antes de Vaca Muerta, fue una potencia regional de energía que a comienzos de siglo había logrado un récord de producción de gas y petróleo y gozaba de superávit energético. “Invertimos en infraestructura para energizar el país. Y también para exportar energía a los vecinos: Chile, Bolivia, Brasil, Uruguay. A partir de 2002 y durante las últimas dos décadas el sector energético sufrió las consecuencias de ‘tomar atajos’. Rompimos las reglas claras, sencillas, sensatas y duraderas con las que habíamos logrado los buenos resultados”, precisó el ejecutivo de SAESA.
Sobre este punto, indicó que esta situación se tradujo en precios bajos a la energía que provocaron la pérdida de producción de gas y petróleo. “En gas natural de 52.000 millones de m3/año caímos a 48.000 millones. En petróleo de 50 millones m3/año pasamos a 37 millones, con Vaca Muerta en el medio”, detalló Bosch.
En cuanto a los precios subsidiados de la energía, planteó que esta medida causó que la demanda se incremente irracionalmente, lo que condujo a que se corten las exportaciones para atender al mercado interno, se rompan los contratos y se pierda la confianza de los clientes que poseía el país. El especialista en energía aseveró que “esto generó grandes perjuicios a quienes habían construido la infraestructura de interconexión. Además, nos vimos obligados a importar energía por 120.000 millones de dólares en 20 años. Nos embarcamos en el populismo de ‘regalar’ la energía a todos. Los subsidios energéticos nos costaron 176.000 millones de dólares en las últimas dos décadas”.
Rol del Estado
Respecto al papel que ocupa el Estado en el sector energético, Bosch manifestó que “es omnipresente -en muchos casos contra la Ley- en una serie de actividades que deberían ser realizadas en competencia y de modo más eficiente, por privados”. Sobre este punto, consideró que el Estado sofoca a toda iniciativa privada al tiempo que los roles que le competen, ya sea dictar normas claras, fijar pautas contractuales objetivas, vigilar el cumplimiento de cada actor de la industria con los entes reguladores, no se cumplen.
Sistema eléctrico y subsidios a los servicios
Bosch también se refirió al sistema eléctrico que hoy en día se encuentra en un estado crítico, de baja inversión por el atraso tarifario e indicó que la Argentina posee las leyes 24.065 y 24.076 que, si bien podrían mejorarse vía reglamentaria, son un punto de partida suficiente para volver a aplicar las recetas que funcionan.
“Los contratos de servicios públicos de gas y electricidad se rompieron hace dos décadas y nunca se readecuaron. Eso debe resolverse de inmediato. La energía tiene un costo y debe trasladarse a tarifas. Debemos dar a todos los actores, también los consumidores, la posibilidad de conocer los costos reales de la energía y actuar responsablemente”, aseveró el CEO de SAESA.
En cuanto a los subsidios destinados a los sectores vulnerables que no pueden afrontar el costo real de la energía, propuso que se les tendría que asegurar una vía de ayudas directas y la asistencia necesaria para que cuenten con los recursos mínimos de energía. En lo referido al nuevo sistema de segmentación tarifaria en el que se encuentra trabajando el gobierno, Bosch afirmó: “No podemos continuar subsidiando a toda la demanda indiscriminadamente porque esto genera señales incorrectas y porque es injusto: terminan pagando (vía déficit + inflación) los que menos tienen. Los subsidios energéticos desbocados de los últimos 20 años han causado un grave problema de déficit fiscal y comercial”.
Desafíos y oportunidades de Vaca Muerta
Bosch expuso sobre las oportunidades que existen respecto a Vaca Muerta y exhibió que la formación tiene desarrollada apenas un 6% al 8% de su capacidad de producción. No obstante, advirtió que en la medida que la Argentina no vuelva a integrarse al mundo con reglas sencillas, estables y razonables, es improbable que puedan existir desarrollos a escala.
Transición energética
Ante la consulta sobre el desempeño y la inserción de energías renovables en el país, Bosch puntualizó que también sobre este sector se percibe una presencia sofocante del Estado. En ese sentido, aseguró que “las reglas del juego priorizaron los contratos ‘contra el Estado’, en lugar de fomentar el mercado privado de energía”.
También, remarcó que en la actualidad no hay normas suficientemente claras para la ampliación del sistema de transporte eléctrico que permitirían aprovechar mejor las mejores locaciones para generar energía renovable. “Toda iniciativa queda muy condicionada a regulaciones algo erráticas, con alta discrecionalidad estatal y poco espacio a la iniciativa privada”, expuso.
A fin de solucionar esta situación, consideró que es necesario simplificar los procesos y transparentar los costos y beneficios. Además, marcó que con reglas claras que incentiven la iniciativa privada se volverá a atraer inversiones para el sector.
Sobre el camino que se debería transitar para lograr una reducción de emisiones en el sistema energético y contribuir a la descarbonización explicó que tanto la mayor inserción de energías renovables, como el adecuado desarrollo de las reservas de gas natural integrados con la región y el mundo tienen un importante rol en ese proceso. Y concluyó que “la Argentina tiene la segunda reserva de shale gas del mundo, y puede aportar mucho en el proceso global de descarbonización, desplazando con este combustible otras fuentes de energía menos eficientes y más contaminantes”.