El presidente de Enarsa, Juan Carlos Doncel Jones, recibió la semana pasada a una delegación de ejecutivos chinos de Gezhouba, una de las principales constructoras del gigante asiático, para intentar reactivar la instalación de las dos represas emplazadas sobre el río Santa Cruz en la provincia homónima. Del encuentro participaron también representantes de Electroingeniería, la compañía cordobesa que es socia minoritaria de Gezhouba en el proyecto. Unos días antes la comitiva chino-argentina se había reunido con el gobernador de Santa Cruz, Claudio Vidal, uno de los principales interesados en que se retome el montaje del complejo hidroeléctrico, que en períodos de alta demanda llegó a emplear a más de 3000 operarios.
Fuentes públicas y privadas consultadas por EconoJournal señalaron que el primer paso es reestablecer el financiamiento de los bancos chinos, que hoy se encuentra virtualmente frizado por la conflictiva relación entre Enarsa (el comitente de la obra en representación del Estado nacional) y la UTE Gezhouba-Electroingenería, que se fue deteriorando en los últimos años por desencuentros y reclamos cruzados a medida que se complejizó la ejecución del megaemprendimiento por problemas de origen de diseño e ingeniería. El principal hito que motivó la reformulación del proyecto estuvo dado por un deslizamiento de tierra que fracturó uno de los taludes de contención del vertedero de una de las represas, tal como publicó este medio en noviembre de 2019.
A ese mar de fondo entreverado se le sumó que el posicionamiento geopolítico del gobierno de Javier Milei, que durante la campaña electoral se alineó diplomáticamente con EE.UU. y atacó fuertemente a la administración de Xi Jinping, no contribuyó en nada a descomprimir la agenda vinculada a las represas de Santa Cruz.
En lo concreto, el objetivo de Enarsa es que los bancos chinos a cargo del paraguas financiero del proyecto —China Development Bank Corporation, Industrial and Commercial Bank of China Limited (ICBC) y Bank of China Limited— comprometan un nuevo crédito de alrededor de US$ 500 millones para reactivar la construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic (antes Condor Cliff-La Barrancosa). Se apunta, en rigor, a materializar el convenio financiero que firmó a principios de agosto de 2022 la ex ministra de Economía, Silvina Batakis, en lo que fue su último acto administrativo antes de ser relevada en el Palacio de Hacienda.
En esa clave, se aspira a firmar la adenda Nº 12 al contrato de construcción entre Enarsa y la UTE Gezhouba-Electroingeniería. La relación entre los socios del consorcio privado tampoco estuvo exenta de algunos cortocircuitos mayores, pero se encaminó a partir del recambio de management en la firma cordobesa —Juan Manuel Pereyra y Carlos Bertoglio (h) reemplazaron hace dos años en la primera línea de la empresa a Gerardo Ferreyra y Osvaldo Acosta, que estaban muy vinculados al kirchnerismo—.
Mirar hacia adelante
En la adenda Nº 12 se deberá definir un nuevo cronograma de obra realista, dado que los plazos originales —que preveían que las represas estarían en marcha a más tardar en el año 2025— son de cumplimiento imposible. La propuesta de Enarsa apunta a resetear la relación contractual. Eso implica encapsular los planteos cruzados entre las partes —el ‘stock’ como lo definió una de las fuentes consultadas—, que deberán seguir transitando los canales administrativos pertinentes, y mirar hacia adelante para reactivar la construcción de las centrales hidroeléctricas. Es que Gezhouba tiene reclamos abiertos por Enarsa por unos US$ 400 millones por demoras en la ejecución de las obras, acentuadas además por la pandemia. La preocupación de los directivos de Enarsa es que, en caso de que se paruebe un nuevo crédito con los bancos chinos —que, en la práctica, opera como un bono de deuda soberana—, ese dinero se utilice para relanzar los trabajos de construcción y no para saldar pasivos contingentes del pasado.
Por el lado de Santa Cruz, Vidal apunta a convertirse como un nexo político que contribuya a descomprimir la relación entre el gobierno nacional y Pekin. Cerca del gobernador señalaron que China tampoco se beneficia con la parálisis de la construcción de las represas santacruceñas. Las dos centrales hidroeléctricas son el mayor proyecto de infraestructura energética que una constructora china realiza fuera de ese país. De ahí su importancia no sólo para Gezhouba, sino para el Partido Comunista Chino (PCCh), el partido único que controla el Estado.
Por eso, agregaron fuentes provinciales, las empresas solicitaron al mandatario patagónico que intervenga para destrabar la relación con los sindicatos (en especial con UOCRA), que llevan adelante medidas de fuerzas ante la incertidumbre que gira en torno del proyecto.
La represa Néstor Kirchner, también llamada Cóndor Cliff, de 73 metros de altura, cruzará el río Santa Cruz a 180 km al oeste de la ciudad de Puerto Santa Cruz, mientras que la represa Jorge Cepernic, de 41 metros y también llamada La Barrancosa, se situará 65 km aguas abajo. Según fuentes oficiales, los trabajos de construcción en la represa Néstor Kirchner registran un estado de avance de un 25%, en tanto que las tareas en la Jorge Cepernic se hallan al 40 por ciento.