Algunos de los principales miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y aliados (OPEP+) anunciaron el domingo recortes voluntarios en su producción de petróleo. Los precios de los principales crudos reaccionaron a los sorpresivos recortes con subas de más de de 5%. Al frente de los recortes se encuentra Arabia Saudita, cuyo distanciamiento de Estados Unidos se profundiza
Arabia Saudita anunció el domingo un “recorte voluntario” de 500.000 barriles diarios “en coordinación con otros países de la OPEP y no OPEP”. Estos recortes comenzarán en mayo y durarán hasta finales de 2023. Al anuncio saudita le siguieron los anuncios de recortes de los gobiernos de Iraq, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Kazajistán, Argelia y Omán. Rusia, país aliado en el esquema OPEP+, anunció que el recorte de 500.000 bpd que comenzó a implementar en marzo se extenderá hasta finales de 2023.
Los anuncios equivalen a un recorte de la producción global de crudo de 1,1 millones de barriles diarios a partir de mayo. El impacto se eleva a 1,6 millones de bpd desde julio por el recorte ruso. Los precios del WTI y Brent reaccionaron el lunes con subas del 5%. Los barriles volvieron a cotizar por encima de los 80 dólares.
A diferencia de lo ocurrido en octubre, cuando Estados Unidos fustigó el recorte de dos millones de barriles anunciado por la OPEP+, esta vez el gobierno estadounidense eligió no confrontar. “No será tan malo como ustedes piensan”, dijo el presidente Joe Biden el lunes. El vocero del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, agregó que los nuevos recortes se producen en un contexto muy distinto al de octubre, de precios más bajos.
Razones sauditas
Los recortes tomaron por sorpresa a los mercados. Estaba prevista una reunión de la OPEP de monitoreo del acuerdo de producción para el lunes. Nada hacia prever nuevos recortes de la producción.
Lo concreto es que Arabia Saudita operó y coordinó con estos países los recortes voluntarios de forma rápida y sorpresiva. Normalmente los recortes de producción son acordados y anunciados en las reuniones ministeriales de la OPEP+. La próxima reunión esta pautada para junio, lo que sugiere cierta urgencia de estos países en la maniobra del domingo.
La inacción de Estados Unidos para reponer sus reservas estratégicas de petróleo sería uno de los factores que disparó la decisión saudita de avanzar con un recorte. El gobierno de Joe Biden autorizó el año pasado al Departamento de Energía a vender millones de barriles de la reserva estratégica estadounidense para suplir al mercado en medio del shock de precios y abastecimiento provocado por la invasión rusa en Ucrania.
Las ventas fueron justificadas sobre la premisa de vender caro para recomprar barato en el futuro. No obstante, el Departamento de Energía dijo días atrás que no saldrá a comprar crudo para reponer las reservas pese a la baja reciente de los precios, que llegaron a tocar los US$ 60 por barril.
En Arabia Saudita hay un descontento con EE.UU. por no recomponer sus reservas, explicaron fuentes al tanto del tema al medio Financial Times. El argumento saudita es que el gobierno estadounidense se había comprometido a reponer rápidamente sus reservas cuando los precios fueran más baratos. La secretaría de Energía, Jennifer Granholm, rompió esa expectativa cuando anunció que reponer las reservas podría llevar “años”.
Esa demanda de crudo no concretada dificulta el objetivo de Arabia Saudita y el resto de los países exportadores de “estabilizar el mercado petrolero”, que no significa otra cosa más que sostener buenos precios. El ministro de Energía de Arabia Saudita, el príncipe Abdulaziz bin Salman, lo había explicitado el año pasado cuando advirtió que “recortar la producción en cualquier momento” es una opción para la organización.
Giro al Asia
Las fricciones del principal exportador de crudo del mundo con los Estados Unidos no pasan desapercibidas en los mercados, mucho menos luego de algunos anuncios que involucran al reino con China.
Destaca en primer lugar el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Arabia Saudita e Irán, con China como intermediario. El acuerdo expuso la creciente influencia y peso del gigante asiático en la política del Medio Oriente, al ser capaz de restablecer las relaciones entre dos países históricamente enfrentados.
En lo estrictamente energético, días atrás la petrolera estatal Saudi Aramco anunció una serie de acuerdos para ganar participación en el sector de refinación de crudo en China. Las principales inversiones serán en una nueva refinería con capacidad para procesar 300.000 barriles diarios y la adquisición del 10% de Rongsheng Petrochemical, co propietaria de una refinería con una capacidad de procesamiento de 800.000 barriles diarios, una de las más grandes del país.