Cammesa, la compañía que administra el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM), iba a lanzar esta semana el concurso público para renovar los contratos de barcos alijadores para abastecer de combustibles líquidos al parque de generación termoeléctrica. De manera informal, directivos de la empresa —que desde julio tiene como gerente general a Sebastián Bonetto, un funcionario de confianza del subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo— dejaron trascender la semana pasada que reducirían en 2022 la cantidad de embarcaciones asignadas a ese servicio. Como era previsible, la información no fue bien recibida por los referentes privados del sector.
Los contratos actuales, que expiran el 31 de septiembre, nuclean, en total, siete barcos. La intención que filtraron desde el área energética del gobierno apuntaba a reducir ese número a 5 o 6 embarcaciones. Sin embargo, un colaborador directo de Basualdo descartó esa posibilidad. “Se está evaluando el pliego de condiciones. Pero no será a la baja por ahora”, indicó.
Señales contradictorias
No es sencillo para los funcionarios de la Secretaría de Energía proyectar cuántos barcos alijadores de combustibles serán necesarios en el futuro inmediato. Desde una óptica positiva, la producción local de gas reaccionó en julio a los incentivos que estableció el Plan Gas Ar, por lo que en el gobierno creen que el año que viene la oferta seguirá una tendencia creciente. Eso provocaría una menor necesidad de líquidos para las centrales térmicas. Y, por consiguiente, una cantidad menor de barcos alijadores.
Pero en el reverso de esa lectura optimista, la seca histórica de la cuenca del Paraná —y en menor medida, del Comahue— obligó este año a importar al menos 15 cargamentos de gasoil que no estaban previstos. Se descuenta que la situación hídrica mejorará para el año que viene, pero nadie se anima a asegurar cuánta agua habrá en los embalses de las grandes represas hidroeléctricas. Si la mejora no es pronunciada, los barcos de transporte de gasoil y fuel oil seguirán siendo necesarios.
Módulos
Por eso, la licitación que prepara Cammesa incluiría distintos módulos de contratación, con plazos diferentes. Es probable que se contraten embarcaciones por tres años (36 meses) y otras sólo por un año. La cartera que dirige Darío Martínez apuesta a que la producción de gas siga creciendo en 2022 a partir de la inversión que comprometieron las empresas petroleras. En esa clave, creen que la oferta creciente del fluido contribuirá a reemplazar el consumo de gasoil, que es mucho más caro. El gasoil importado supera en la actualidad los US$ 15 por millón de BTU, cuatro veces más que que el precio medio del Plan Gas Ar, que ronda los 3,55 dólares.
En el sector naviero sigue de cerca lo que sucederá con la embarcación de la empresa Bahía Grande, una firma controlada por el grupo Jacob que tendría como socio al empresario cordobés Horacio ‘El flaco’ Miró, de estrecha relación con Sergio Massa. Bahía Grande obtuvo un waiver especial para poder brindar servicios a Cammesa.
Esa habilitación de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navagables fue recusada y el Ministerio de Transporte tiene pendiente resolver el diferendo. En la lista de compañías armadoras que brindan servicios a la administradora del mercado eléctrico figuran también Maruba, Antares, National Shipping y Horamar, entre otras.
«Es un negocio cuyos márgenes se fueron reduciendo en los últimos cinco años. Lo problemático, más que perder un contrato, es qué hacer con el personal en caso de tener que bajar un barco. Con el régimen de doble indemnización que todavía está vigente, el despido del personal que implicaría la pérdida de un contrato puede generar un quebranto para las compañías«, advirtió un empresarios naviero, bajo reserva de nombre.