El desarrollo del sector energético, con inversiones por US$ 140 mil millones que amplíen la capacidad de generación en 75 mil megavatios/hora de potencia y produzcan excedentes para la exportación, generaría 297.456 empleos en la industria y la construcción y US$ 68.000 millones de actividad económica para el 2050, según dos informes del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC),
Cippec prevé que las inversiones en una amplia gama de tecnologías pueden aumentar las capacidades competitivas del sector al promover la generación de más de 34 mil empleos en la industria argentina y 44 mil en la construcción, agregando US$ 8.400 millones a la actividad en la próxima década.
Al 2050, dicha cifra crece a US$ 68 mil millones de actividad económica generada y equivale a 139 mil empleos industriales y 158 mil en la construcción. Esta estrategia de crecimiento del sector implica revertir la tendencia decreciente de la producción de energía, que tuvo su mayor impacto en la reducción de las exportaciones: entre 2000 y 2019 las exportaciones de energía cayeron 70,3%, mientras que la oferta interna aumentó por mayores importaciones, aunque tan solo 4,2%. En el mismo lapso la producción local se redujo en 3,9%.
De este modo, el incremento proyectado de la demanda eléctrica requiere incorporar más de 75 mil MW adicionales de potencia en las próximas tres décadas, lo que conlleva una inversión equivalente a más de US$ 140 mil millones.
Los documentos “Oportunidades y desafíos para el desarrollo productivo en el marco de la transición energética argentina”, y “De la crisis a la oportunidad energética: escenarios y condiciones para ampliar la oferta a 2050” elaborados por Paulo Farina, Sergio Drucaroff y Diego Rivas, dan cuenta de la importancia de considerar los impactos en la producción y el empleo a la hora de tomar decisiones de política energética para definir transiciones tecnológicas virtuosas para el desarrollo económico y social del país.
La transición energética
Siguiendo a los autores, “Argentina cuenta con un complejo productivo capaz de acompañar y aumentar la competitividad de la economía en el marco de la transición energética con diversas tecnologías de generación. Sin embargo, la política energética e industrial no ha tendido a reforzar y explotar estos vínculos en forma sistémica”.
“Algo que ya está ocurriendo y que se profundizará en las próximas tres décadas es que los hidrocarburos no convencionales y las energías renovables –en particular la eólica, pero también eventualmente la nuclear e hidroeléctrica – constituirán vectores claves para el desarrollo productivo y tecnológico nacional”, sostuvo Paulo Farina, investigador asociado de Cippec.
Mientras que Sergio Drucaroff agregó que “el crecimiento del consumo interno resulta limitado para las oportunidades del sector. Ampliar la oferta de hidrocarburos no convencionales y de energía renovable simultáneamente no es incompatible a la condición de retomar la senda exportadora, no solo del primero, sino indirectamente de nuestros recursos renovables a través de la electricidad”. “Desarrollar el potencial energético del país tiene alta probabilidad de éxito si existen las políticas adecuadas«, concluyó.