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La siguiente nota fue incluida en la edición VI de Revista TRAMA, una publicación gráfica de EconoJournal

El sol brilla a pleno sobre esa tosca rugosa que compone la meseta neuquina y extiende los límites del paisaje desértico sobre la formación Vaca Muerta, son las 10.40 am. El viaje en una de las camionetas 4×4 de Tecpetrol, que comenzó dos horas y media antes en el aeropuerto provincial, llega a su fin. Del otro lado del puesto de control se encuentra Fortín de Piedra, ese enclave hidrocarburífero que en menos de dos años cambió las expectativas energéticas de la mano de un enorme desarrollo de shale gas

La historia del yacimiento que explota la petrolera del Grupo Techint puede ser contada a través de distintos lenguajes. El modo cuantitativo da cuenta de la imponencia del proyecto: inversiones por más de u$s 1.800 millones en apenas 18 meses; 17,5 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/d) de gas, que representan un 12% de la oferta nacional y equivalen a 111.500 boe/d, al tope del ranking de productores de Vaca Muerta;  siete equipos de perforación y dos sets de fractura operando en simultáneo durante más de 12 meses; y un campamento con cerca de 5.000 operarios que construyeron las facilities de superficie, que aún están en fase de terminación. Sencillamente, no hay antecedentes de un desarrollo de tal magnitud en la historia petrolera argentina. Hoy es el mayor yacimiento onshore de gas de la Argentina. 

Sin embargo, la recorrida por el campo y la interacción con los profesionales que participan del proyecto transmiten una faceta diferente, relacional, más humana y constructivista. Fortín es mucho más que un conjunto de pozos de gas con excelentes resultados de produccción. Que lo es, claro está. Pero ante todo es el resultado del trabajo de cientos de personas con distinas edades, formaciones y responsabilidades coordinadas por una organización potente como el Grupo Techint. Cuesta visualizar esa dimensión desde una óptica urbana, consumidora. Fortín de Piedra deja traslucir las habilidades de Tecpetrol, pero también el know-how 
de Tenaris y Techint Ingeniería y Construcción, otras unidades del holding que preside Paolo Rocca. Es un proyecto apuntalado por tecnologías del upstream petrolero –equipos skidding rigs, que se pueden desplazar sin la necesidad de desmontaje, y bombas superpotentes para fracturar hidráulicamente la roca generadora de Vaca Muerta–, pero también es la consecuencia de la incorporación al yacimiento de procesos siderúrgicos. El sesgo industrialista de Techint aparece como una marca indeleble cuando se recorre la planta central de procesamiento de gas (CPF, por sus siglas en inglés), integrada por tres unidades Dupont que permiten tratar y separar los hidrocarburos en su punto de rocío.

La cantidad de tuberías de colores varios que recorren la planta remite a la arquitectura de una refinería. Son fierros, toneladas de acero, montados 
–probablemente para siempre– en el medio de la nada. Constituyen, incluso, una realidad ostensible que excede largamente la discusión de Techint con el gobierno por la readecuación de la Resolución 46 del Ministerio de Energía, que al modificar el esquema de subsidios al gas no convencional afectó las finanzas de Tecpetrol. 

Mujeres petroleras

Sobre una de las escalinatas que cruza de un lado a otro por la CPF, Raisha Zurakoski, una joven profesional que integra el equipo de Pad de Tecpetrol, explica los lineamientos generales del Systematic Efficiency Method (SEM), el método de mejora de procesos industriales que Techint adaptó a Fortín de Piedra para elevar la eficiencia. «Lo que hacemos es mapear toda la estructura del campo, recabamos la información de cientos de puntos, equipos, baterías, infraestructura, en distintos momentos. Medimos todos los tiempos y los contrastamos con un estándar establecido para cada maniobra particular», explica en diálogo con TRAMA

Formada como geóloga en la Universidad del Comahue, Zurakoski tiene 27 años y se incorporó hace dos años a la planta permanente de Tecpetrol. La charla continúa en una de las salas de la base de operaciones de Fortín de Piedra. El suyo no es el único caso de una mujer con responsabilidades en tareas de campo; un segmento históricamente cubierto por varones. Ximena Díaz (27), ingeniera en Petróleo, y Agustina Martin (26), ingeniera química, también forman parte del equipo de Pad. 

Las tres son neuquinas egresadas de carreras duras que en el pasado eran elegidas mayoritariamente por hombres. Un signo de época que demuestra que algo está cambiando, incluso en la industria petrolera. Son atisbos que están lejos de prometer una transformación radical, pero al menos dan cuenta de ciertos matices en el paradigma. «En mi curso en el ITBA éramos siete mujeres y ocho varones, muy balanceado», refuerza Díaz, que nació en Zapala y se fue a Buenos Aires para estudiar Ingeniería industrial con la intención de no recalar en el sector de petróleo y gas, algo que finalmente terminó ocurriendo, tal vez, por la oportunidad que significa Vaca Muerta para el desarrollo de la Argentina. 

Las tres profesionales interactúan con la gerencia de Gestión Industrial, que fija los estándares de mejora en las operaciones de perforación y completación de pozos. Tecpetrol es la única petrolera con un equipo que barre de forma transversal los procesos petroleros.  

«Aparecemos como una gerencia transversal. La idea, que viene de Tenaris, es que la locación nunca deja de pertenecer a la gerencia del Pad. El resto (empresas de servicios) son actores que van entrando y saliendo a medida que realizan sus propias tareas. Pero nosotros seguimos todo el ciclo de operación en el Pad y analizamos toda la utilización de los recursos durante la ejecución», explica Zurakoski. 

Parámetros industrialesa

«Lo que ocurría antes, en la estructura normal de una empresa –incluso Tecpetrol–, era que si había una demora temporal o si, al contrario, ganabas 10 o 20 días en el pad, de todos modos terminabas en el plazo que se había definido. Siguiendo con ese ejemplo, nosotras trabajamos para que, en el caso de ganar 20 días en perforación, el pad comience a producir antes», complementa Díaz. 

Sin ir más lejos, la obsesión de Rocca es que Tecpetrol opere Fortín de Piedra con los parámetros industriales de Tenaris en Siderca. Esa estrategia de homomolgar los procesos petroleros a los de la siderugia o la metalmecánica dio sus frutos. La compañía redujo los tiempos de perforación de cada pad completo de cuatro pozos horizontales de 280 días en junio de 2017 a 170 en febrero de 2019. La meta es llegar a los 150 días. En la instancia de completación, la optimización de los procesos en los que se trabajó con proveedores de la talla de Schlumberger y Halliburton permitió elevar la cantidad de etapas de fractura realizadas por día. Si en 2017 era impensable concretar más de tres fracuras por día, hoy se concretan hasta ocho etapas por jornada. De los 55 días que demoraba la terminación de los pozos, hoy se bajó a una media de 35. 

Aun así, la incorporación de un abordaje diferencial desde la gerencia de Pad no fue fácil. «Creo que los inconvenientes que tuvimos, que no fueron tantos, estuvieron más vinculados al rol que cumple nuestro sector que al hecho de ser mujeres. Era una gerencia nueva que nadie conocía. No sabían si veníamos a evaluar. De a poco se fue entendiendo que trabajábamos en plan colaborativo para analizar tiempos y procesos», destaca Martin, ingeniera química egresada de la Universidad del Comahue. 

Generaciones futuras

Existe una variable en los proyectos paradigmáticos como Fortín de Piedra que es difícil de cuantificar en un Excel: es la que mide el valor de formar recursos humanos en especialidades hasta el momento desconocidas en el país. Así como Loma Campana, el área de shale oil de YPF, preparó a jóvenes profesionales en la explotación de petróleo no convencional, el campo estrella de Tecpetrol permitió acelerar la curva de aprendizaje en la producción de shale gas. Es muy probable que muchos de esos nóveles profesionales terminen siendo, en el futuro, los líderes que promuevan el desarrollo a otra escala de Vaca Muerta. Es difícil ponderar su valor, pero la generación de ese conocimiento en cuadros locales es sin duda estratégica para el desarrollo energético de un país. 

La dedicación en Fortín de Piedra es full time. Díaz, Martin y Zurakoski tienen un régimen de 14 días de trabajo en continuado por otros 14 de descanso. O lo tenían hasta fines de marzo, cuando Tecpetrol modificó el organigrama del personal porque el campo alcanzó un plateau de producción de gas, y también en el marco de la discusión con el gobierno por la Resolución 46. 

«Estamos disponibles para el trabajo las 24 horas del día. No es que te vas a tu casa a las 5 de la tarde y listo», comenta Díaz. Cada una posee un trailer individual en el pad de perforación, una especie de mini departamento con oficina, cocina con comedor, baño y habitación. Sólo vuelven a la base central de Fortín para participar de reuniones de planificación o seguimiento, o cuando concurren a la sala de recreación, equipada con pool, metegol, gimnasio y cine. «Estando acá podés seguir alguna maniobra especial para aprender, mirar todo con atención», completa Díaz. 

Yacimiento digital 

La sala de telemetría de Fortín de Piedra está repleta de monitores con graficos y tablas que siguen el comportamiento en tiempo real de los 45 pozos de shale gas en producción. Otros 17 pozos ya perforados esperan por ser conectados. Cada perforación cuenta con wi-fi para enviar datos de presión, temperatura y otros indicadores a la sala de comando. Cada cinco segundos se actualizan las cifras. Dos operadores siguen el comportamiento virtual de los pozos y toman decisiones en la medida en que alguna de las estadísticas se corre de los parámetros establecidos. La innovación de los sistemas informáticos introdujo hace algunos años el concepto de yacimiento digital para avanzar en la operación de los campos hidrocarburíferos de forma remota desde una computadora. 

«La configuración de Fortín de Piedra es casi un modelo industrial. En todos los pads hay cámaras y todos los pozos están mandando señales permanentemente», explica Jorge Herrera, gerente senior de Planeamiento para la Cuenca Neuquina y Vaca Muerta. En promedio, un supervisor de sala envía entre 50 y 200 indicaciones por turno (de 12 horas de duración) a los recorredores de pozos para chequear algún dato. 

Ingeniero de profesión y con más de 25 años en la compañía, Herrera se disputa un curioso récord con Horacio Marín, director de E&P de Tecpetrol: el de ser el ejecutivo con más antigüedad en la petrolera del Grupo Techint. 

Herrera: Tuvimos un año muy exigente. Pero uno veía lo que se estaba construyendo y cómo la gente se esforzaba. Estaban fundidos, no daban más, pero siempre salía un extra.

Infraestructura de punta

Otra plataforma digital –casi idéntica a la anterior– hace lo propio con la performance de la planta central de procesamiento de gas (CPF), esa pequeña refinería que se encarga de tratar los hidrocarburos de Fortín de Piedra. Es que el gas que produce el campo es rico y cuenta con una buena cantidad de líquidos que se separan y se comercializan como gasolinas y condensados. En total, Fortín produce unos 700 metros cúbicos diarios (m3/d) de líquidos. De un color amarillento y prácticamente transparente, el petróleo de Fortín de Piedra tiene más de 50 grados API. «No es crudo. Es transparente porque es condensado. Lo tenemos que acondicionar con vapor para que se pueda bombear y sea estable y no tenga pérdidas cuando lo reciben en el sistema», detalla Herrera. 

La CPF cuenta con tres trenes de tratamiento de hidrocarburos. El tercero está en etapa de montaje (sólo puede separar condensados). Se espera que ingrese completamente en operaciones en septiembre próximo. No existe en el país una planta de tratamiento de gas con trenes tan robustos. Los compresores instalados en la base aportan, en total, una potencia de 100.000 HP.  

«Montar una planta así en el lapso de un año y medio fue un desafío enorme. Cualquiera hubiese tardado dos años como mínimo», grafica Herrera. La necesidad de colocar rápidamente el gas de Vaca Muerta en el mercado –un agresivotime to market, como definen en Tecpetrol– obligó a acelerar los plazos. «Pensá que cuando empezamos a operar teníamos 1.000 personas trabajando dentro de la planta. 

Tuvimos un año muy exigente. Era dormir con alertas las 24 horas, pero uno veía lo que se estaba construyendo y cómo la gente se esforzaba. Estaban fundidos, no daban más, pero siempre salía un extra. Cuesta encontrar a nivel mundial un proyecto que haya tenido la velocidad que tuvo éste», concluye el directivo de Tecpetrol. ×


Presencia territorial

Tecpetrol lleva invertidos en Fortín de Piedra más de u$s 1.800 millones. La mayoría fue destinado a contratistas y proveedores locales de insumos. Muchas son Pymes. WPS, una compañía de servicios de pozo creada en Neuquén, integra esa lista. Mauro Marín, su gerente general, lo explica en estos términos: «El desarrollo no convencional abrió una agenda nueva. Lo principal fue el desafío de adaptarse a un volumen de trabajo tan grande en el corto plazo», señala. «Teníamos cinco operaciones. Ahora incrementamos la actividad hasta unas 15 o 20 en total», añade. 

El titular de WPS define su plan de ruta. «Lo que estamos haciendo es tratar de optimizar más los procesos integrando mejor los servicios. Por ejemplo, ahora, además de hacer recambio de válvulas de mantenimiento, incorporamos una unidad de técnicos que se dedican a calibrar instrumentos de la planta o de algún pozo. La intención es que la compañía operadora pueda llamar a un solo contratista», resume el directivo, que contó con el soporte del programa de Propymes que ofrece Techint. 


Cónclave petrolero

Lanzar un desarrollo hidrocarburífero en modo disruptivo –por escala, velocidad y desafíos geológico-técnicos– como el de Fortín de Piedra implica lidiar con varios procesos críticos. Conseguir los recursos humanos para liderar el proyecto fue uno de ellos. Tecpetrol contaba en Neuquén con una nómina propia de 50 personas. Hoy son más de 300, es decir, el personal se multiplicó por seis en menos de dos años. Como explica Juan Thurbun, gerente de RRHH de Tecpetrol, la apuesta por Vaca Muerta llevó a la petrolera a trasladar a Neuquén a su mejor seniority.  

«Rastreamos a unos 40 gerentes que estaban en México, Ecuador y Salta, entre otras locaciones», comenta Thurbun. 

Para el directivo, «ya pasó el punto crítico del staffing (contratación), que era el primer cuello de botella». «Llegamos a un plateau de producción y ahora el foco está más que nada en la capacitación y el desarrollo, porque tuvimos que armar muy rápido un equipo». 

Una de las apuestas de Tecpetrol fue la incorporación de profesionales mujeres a los equipos de trabajo. «En los primeros niveles de jóvenes profesionales y analistas junior ya alcanzamos un porcentaje del 38% de personal de sexo femenino. Queremos acentuar esa tendencia», pondera.

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