El secretario de Energía, Gustavo Lopetegui, se reunió ayer en Buenos Aires con el ministro de Hidrocarburos de Bolivia, Luis Alberto Sánchez, y con el presidente de YPFB, la petrolera estatal de ese país, Óscar Barriga, con un tema excluyente en la agenda: descomprimir la escalada de tensión entre ambos gobiernos por la negociación del contrato de importación de gas.
Lopetegui y funcionarios del Ministerio de Hacienda realizaron un diagnóstico crítico de la gestión que llevaron adelante el ex secretario de Energía, Javier Iguacel, y el presidente de IEASA (ex Enarsa), Mario Dell’Aqua. Interpretan, abiertamente, que fue un error restringir de forma unilateral la cantidad de gas que la Argentina compra del país del Altiplano, incumpliendo los volúmenes establecidos en el contrato firmado en 2006 que tiene validez hasta 2026.
A contramano de lo que creía Iguacel, Lopetegui considera que esa decisión dejó en una posición de endeblez legal a la Argentina frente a un eventual arbitraje internacional con Bolivia. El ex titular de Vialidad Nacional creía, por el contrario, que YPFB, que en los hechos es quien está a cargo de los envíos de gas que se importa desde Salta, había incumplido de antemano el contrato al despachar durante los inviernos de los últimos años menos gas del comprometido en los documentos firmados.
Los asesores que prestan soporte a Lopetegui en este tema advierten que esa visión no es del todo consistente, según relevó EconoJournal con tres fuentes gubernamentales que están al tanto de las negociaciones.
Incumplimientos
“Si bien Bolivia registró incumplimientos, peor fue cortar de un día para otro el 40% de la importación que estábamos obligados a comprar”, advirtió una de esas fuentes. En rigor, la Argentina empezó a importar 10 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/día) de gas contra los 16 millones que establece el contrato para esta época del año.
La decisión del tándem Iguacel-Dell’Aqua tomó por sorpresa al gobierno boliviano, que actuó en respuesta con la misma vehemencia. Sin previo aviso, en diciembre ejecutó una garantía bancaria internacional por US$ 140 millones, justo en un momento en que el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, ultimaba los detalles del acuerdo con el FMI.
Ya con Lopetegui al frente de Energía, la tesitura es otra: hoy el objetivo es descomprimir la tensión con Bolivia y reencauzar una renegociación consensuada del contrato de importación. “Bolivia sabe que en el verano sobra gas en la Argentina y eso nos obliga a buscar reducir lo que importamos desde Bolivia en los meses de calor. Tenemos que encontrar una fórmula para ajustar los volúmenes y los precios establecidos”, destacaron allegados a la Secretaría de Energía. “Pero todo forma parte de un paquete, lo primero es recomponer relaciones para volver a armar una mesa de negociación”, agregaron.