La Argentina podría volver a exportar biocombustibles a Europa a partir de mediados de febrero. Dependerá del resultado de las negociaciones que están llevando adelante los representantes de la industria local con la Comisión Europea. La Cancillería argentina está participando de las conversaciones, que se aceleraron durante la realización de la cumbre del G20 realizada en Buenos Aires a fines de noviembre pasado.
Fuentes del sector indicaron a Econojournal que “estamos en la etapa final de las negociaciones. No está cerrado el acuerdo, pero falta poco”. La idea es alcanzar un acuerdo con la Comisión Europea “para establecer una fórmula de precio mínimo y un volumen anual de exportación”. Todavía no se conocen los números en fino.
El próximo miércoles 30 de enero la Comisión, que regula la política comercial de los países de Europa, tiene que decidir si aprueba el acuerdo con la Argentina o si continúa, como hace más de un año, con los aranceles al biodiesel argentino.
Las exportaciones de biodiesel hacia Europa están paralizadas ya que la Comisión Europea comenzó una investigación por dumping y subsidios en la industria local. Esto provocó que el viejo continente imponga una barrera aduanera del 30% para este producto que se elabora principalmente a base de aceite de soja.
La investigación por dumping quedó descartada en 2018 con un dictamen de la Corte Europea de Justicia que le dio la razón a la industria argentina. En cambio, la denuncia por subsidios de la Comisión Europea continúa y es probable que en febrero o marzo rechace los argumentos argentinos y determine que hay subsidios en la industria local que perjudica a los productores europeos. De todos modos, las fuentes del sector explicaron que “el acuerdo que se está negociando implicaría la no aplicación de esos derechos”. Es decir, no habría aranceles europeos del 30% para el ingreso del biodiesel.
En caso de conocerse un acuerdo el próximo miércoles, a mediados de febrero el país volvería a exportar biodiesel a ese continente, un mercado sumamente importante para el sector. Entre otras, las empresas beneficiadas serían las grandes aceiteras como Cargill y Bunge. La novedad es aún más relevante si se tiene en cuenta que el mercado estadounidense, el de mayor volumen de exportación que tuvo esta industria (en 2016 exportó por US$ 1.200 millones), se mantiene cerrado por barreras arancelarias.