La empresa norteamericana General Electric fue uno de los tecnólogos que mejor se posicionó en las licitaciones realizadas por el Ministerio de Energía desde 2016 para ampliar el parque de generación eléctrica, una de las urgencias que heredó la administración de Mauricio Macri para paliar la crisis del sector registrada durante los gobiernos kirchneristas.
General Electric, uno de los dos mayores fabricantes de turbinas termoeléctricas del planeta, se adjudicó el aprovisionamiento de tecnología para siete proyectos térmicos, construidos —o ampliadas— en el marco de lo establecido por las resoluciones 21/2016 de la cartera que dirige Juan José Aranguren. En total, GE se comprometió a instalar máquinas por 858 megawatt (MW) de nueva potencia al sistema.
La mayoría de esas plantas ingresó en operaciones durante el año pasado. De ahí la sorpresa del Ejecutivo al constatar que en los últimos 45 días al menos cinco centrales registraron simultáneamente desperfectos que afectaron seriamente la disponibilidad de potencia en el parque térmico. En total, los inconvenientes afectaron a centrales térmicas por 550 megawatt (MW), según coincidieron distintas fuentes empresariales consultadas por EconoJournal. No es una cifra menor: representa un 65% de la potencia instalada que se adjudicó General Eléctric en la licitación realizada por el Ministerio de Energía.
Desde GE explicaron que “actualmente están sin servicio dos máquinas por 80MW, que están resolviéndose en la próxima semana”. “Las causas se están evaluando de acuerdo a los estándares del mercado y cuando tengamos esa información haremos las recomendaciones necesarias a los operadores para que puedan tomar las medidas del caso”, agregaron desde la empresa norteamericana, cuyo CEO global, John Flannery, se reunió con el presidente Macri en Buenos Aires a mediados de febrero.
La situación preocupa en el gobierno por dos datos adicionales. GE es el tecnólogo de la central Vuelta de Obligado, en Santa Fe, que lleva años en obra y está siendo terminada por un consorcio liderado por Central Puerto del que participa el Estado. Esa planta de 800 MW se financió con fondos del Foninvemen, el fideicomiso creado por el gobierno anterior que consolidó las acreencias en favor de las empresas generadoras que acumuló el Ejecutivo por congelamiento de las tarifas residenciales de electricidad entre 2006 y 2015.
“La central está prácticamente finalizada. Pero restan definir las penalidades por la demora de obra que le corresponden a General Electric, que a su vez reclama que el Estado incumplió numerosas pautas contractuales. Si no interviene el Estado, lo más probable es que el caso termine con una demanda cruzada o arbitrajes varios entre las partes”, reconocieron allegados a la cartera que dirige Aranguren.
Socio local
A su vez, Genera Electric confirmó en febrero la adquisición del 25% de YPF Energía Eléctrica, subsidiaria de la petrolera controlada por el Estado para el sector eléctrico, a cambio de US$ 276 millones. En el sector no está claro si GE oficiará como tecnológo de los nuevos proyectos termoeléctricos de YPF —una de las grandes apuestas de la compañía, que apunta a relanzar su identidad como una empresa integral de energía, no sólo petrolera— o si competirá contra otros fabricantes. Pero, de cualquier modo, las dudas en cuanto a la performance técnica de GE no son una buena señal. Máxime cuando YPF es, junto con Pampa Energía, Genneia y MSU Energy, una de las cuatro empresas con problemas con la tecnología de General Electric. En su caso, los inconvenientes se registraron en la central Loma Campana, recientemente inaugurada en Neuquén. Las otras plantas afectadas están ubicadas en la provincia de Buenos Aires, Córdoba y Neuquén.
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A raíz de eso, el Ministerio de Energía está elaborando un estudio pormenorizado de los desperfectos que provocaron que las centrales salgan de operación. Las fallas tuvieron orígenes de naturaleza diversa: desde problemas ocasionados por la deficiente instalación de las turbinas, que provocó la ruptura de álabes, un componente principal de las turbinas, hasta la acumulación de sales en los mismos álabes, lo que obligó a revisar todo el montaje. “Son errores que no deberían ser frecuentes para una empresa del nivel de GE”, advirtió el gerente de una de las mayores empresas eléctricas del país. Representantes de otras compañías incluso viajaron a Atlanta para reclamar directamente en la casa matriz de la compañía norteamericana. “Son falencias del servicio post-venta que quedan de manifiesto, por ejemplo, por la demora excesiva para conseguir un repuesto de un artefacto dañado”, explicaron en una generadora.
Desde otra empresa relativizaron la situación. “La respuesta de GE tras las fallas no fue negativa. La mayoría de las máquinas afectadas ya está próxima a reingresar a despacho”, aclararon. A contramano, intendentes de algunos municipios de Buenos Aires y Córdoba respaldan a subcontratistas de General Electric que reclaman montos millonarios por incumplimientos registrados durante el final de obra de algunas centrales termoeléctricas construidas por la empresa norteamericana. “Hay proveedores de GE que permanecen sin cobrar pese a que las obras finalizaron hace varios meses”, explicaron desde una intendencia.
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Excelente nota.Muy bien sostenida por información relevante.No es fácil construir un ciclo combinado.Y menos aún lograr una alta perfomance de despacho una vez concluida.
La construcción y puesta en marcha de un CC combina al menos cinco tipos de ingeniería.Y hasta siete.
Saludos.
Es sencillo, hay que dejar de comprar turbo generadores General Electric hasta que su equipamiento funcione perfectamente y hayan pagado las multas por incumplimientos y, en especial pagar a los proveedores locales que son el sustento de la mano de obra argentina. Recuedo que hay otros muy buenos proveedores de estos tipos de máquinas