La empresa estatal de energía Enarsa licitó la finalización de dos acueductos en las centrales termoeléctricas Ensenada Barragán y Brigadier López, cuya construcción está inconclusa y fueron revocadas a Iecsa durante el año pasado cuando esa compañía aún estaba en poder de Ángelo Calcaterra, primo del presidente Mauricio Macri. Este año, Iecsa fue adquirida por los accionistas de Pampa Energía, encabezados por Marcelo Mindlin.
Como en ambas centrales quedó pendiente la finalización del tendido de los acueductos de refrigeración, Enarsa tomó la decisión de terminar por su cuenta esas obras, cuya conclusión tiene un presupuesto cercano a los $ 1.000 millones. Se trata de proyectos relativamente sencillos en el plano de la ingeniería pero largas en el plazo temporal.
En concreto, la empresa estatal, que es presidida por Hugo Balboa, busca avanzar con esas obras mientras define el futuro de ambas centrales, que hoy operan a ciclo abierto. “Aún está en análisis qué hacer con las usinas a futuro. Un sector del Ministerio de Energía propone desprenderse de las dos plantas a manos de una empresa generadora que asuma el el compromiso de cerrar el ciclo combinado. Pero la decisión final dependerá del ministro Juan José Aranguren”, indicaron a EconoJournal allegados a Energía.
La construcción de las centrales Ensenada Barragán y Brigadier López fue lanzada cuando la conducción de Enarsa respondía a Walter Fagyas, mano derecha del ex coordinador del Ministerio de Planificación, Roberto Baratta, principal ladero de Julio De Vido en esa dependencia.
Desde el inicio del proyecto en 2011, la construcción de la usina ubicada en la periferia de La Plata fue caldo de cultivo para que desde algunos despachos oficiales denuncien graves incongruencias técnicas en el desarrollo de la obra. La más estridente fue la construcción de un acueducto hasta el arroyo El Gato para descargar el agua utilizada en el proceso de refrigeración de la central. Fue, según explicaron el año pasado fuentes privadas cercanas al proyecto, una imposición del ex gerente de Energía Eléctrica de Enarsa, Santiago Pierro, que fue separado de su cargo en 2013 sospechado de favorecer a beneficiarios del programa de Energía Distribuida.
En ese momento, allegados al consorcio Iecsa-Isolux explicaron que la propuesta inicial era construir una torre de refrigeración de hormigón para cerrar el ciclo combinado de la central. Era la opción más conveniente (de hecho, era la incluida en el pliego original), más sustentable (porque permite reutilizar el agua utilizada en un sistema cerrado circular) y más económica. Sin embargo, Enarsa decidió –con el respaldo de la consultora internacional Boreua Veritas- modificar la ingeniería y ordenó la construcción de un acueducto de casi 4 kilómetros hasta el arroyo El Gato que encareció y complejizó significativamente el proyecto. Tras una discusión de casi seis meses, Iecsa accedió al pedido del Ministerio de Planificación.
A la fecha la construcción del acueducto, tendido con caños de tres meses de diámetro, tiene un grado de avance inferior al 50%. Hubo que relocalizar viviendas de un barrio de la periferia de Ensenada, construir piletones de hormigón para acopiar el agua de refrigeración e instalar un sistema de bombas de gran porte para manipular esos caudales. El acueducto incluso debe atravesar el arroyo Maldonado.
Es una obra que permitirá descargar más de 10 mil metros por segundo de agua en el arroyo El Gato. Esa es una de las obras que Enarsa está terminado ahora. Otra similar, aunque no tan intrincada técnicamente, está siendo concluida en la centrales de Brigadier López, emplazada en Santa Fe.