Pocos indicadores tienen tanta contundencia para dejar de manifiesto la crisis laboral que atraviesa la industria petrolera como el siguiente: a menos de una semana para que se venza el acuerdo salarial sellado el año pasado (vigente hasta fines de marzo), ninguno de los sindicatos petroleros inició gestiones para abrir la paritaria petrolera para discutir un incremento salarial.
La dilación actual es el contraste perfecto del pasado reciente, dado que durante los gobiernos kirchneristas los gremios petroleros se caracterizaron por liderar el ranking de sindicatos con mayores aumentos salariales.
Hasta ahora apenas la Federación Argentina Sindical de Petróleo, Gas y Biocombustibles (FASPyGP), el sindicato con menor peso específico del sector, presentó un pedido oficial que va en esa dirección, pero sólo con carácter meramente formal. Ni el poderoso gremio neuquino que lidera Guillermo Pereyra, que con más de 22.000 afiliados es la organización más populosa de la industria, ni el combativo sindicato de Chubut, que encabeza Jorge ‘Loma’ Ávila, presionaron hasta ahora para incrementar el sueldo de bolsillo que cobran los operarios petroleros. Tampoco accionó el sindicato de petroleros jerárquicos de la Patagonia Austral, cuyo titular es José Lludgar. En todos los casos, la prioridad actual es defender los puestos de trabajo frente a la intención de las compañías operadoras de readecuar el tamaño de la industria a los precios amesetados del petróleo, que navegan en torno a los 50 dólares.
Pereyra aún no terminó de cerrar con el Ministerio de Trabajo el convenio para que el Gobierno otorgue bonos de Reconversión Productiva (RePro) por hasta $ 20.000 mensuales para los 1700 trabajadores despedidos por contratistas de YPF en Neuquén a fines del año pasado. Además, está preocupado por la reducción laboral que podría generar la implementación del nuevo convenio colectivo de trabajo para yacimientos no convencionales. La agenda de Ávila y Lludgar, en tanto, pasa por morigerar el impacto del ajuste que están llevando adelanta las petroleras del Golfo San Jorge por la caída del precio interno del crudo Escalante. La discusión por paritarias aparece, en este escenario, como extemporánea.
Por eso, lo más probable es que las partes –tanto los privados como los sindicatos- acuerden postergar la discusión para el segundo semestre, cuando el panorama local esté más claro. En ese sentido, las petroleras -lideradas por YPF, Pan American Energy (PAE), Pluspetrol y Total, entre otras- podrían otorgar un ‘bono puente’ por tres meses entre abril y junio a cuenta de la discusión paritaria que se reencauzaría a partir de julio. Así lo comentaron a EconoJournal fuentes empresariales y sindicales. “Pereyra propuso esperar a ver cómo se consolida la cuestión inflacionaria. Ávila no planteó nada porque sabe que hoy no tiene margen. La gran duda es cómo se comportarán las bases”, advirtió un ejecutivo petrolero que sigue de cerca la agenda gremial.