“Esto significa que en 10 años las ventas pasarían de unos 2 millones de unidades cada año (entre 2019-2020) a 25-30 millones. Va a hacer falta desarrollar una infraestructura de estaciones de recarga, donde cada cargador rápido utiliza unos 8 kilos de cobre cada uno”, afirma el director del CEP-XXI, Daniel Schteingart.