De acuerdo con la Estrategia Nacional para el Desarrollo de la Economía del Hidrógeno, la Argentina tendrá una producción doméstica de al menos 5 millones de toneladas (Tn) anuales de hidrógeno (H2) hacia el año 2050. De ese total, un 80% será para exportar, mientras que el 20% restante se destinará al mercado local, con 100.000 Tn previstas para 2035, 500.000 para 2045 y 1.000.000 para 2050.
En diálogo con EconoJournal, el director ejecutivo de la Cámara Argentina de Energías Renovables (CADER), Juan Manuel Alfonsín, destaca el potencial que ofrece el país para producir este vector energético con una fuerte impronta exportadora. “Hoy nos proyectamos como futuros proveedores de H2 en un mercado mundial en expansión, a tal punto que sólo Alemania tiene previsto comprar 1.500 millones de Tn de H2 para su matriz energética”, señala el directivo.
Desafíos
Sin embargo, Alfonsín también hace hincapié en una serie retos a los que deberá enfrentarse la actividad para su crecimiento. El primero de ellos, expuso, es que se adopte al desarrollo este recurso como una política de Estado, contemplando el diseño y la sanción de una normativa nacional.
En este sentido, agrega que puntualmente será clave el establecimiento cuanto antes de una Ley de Hidrógeno que sirva como marco regulatorio y ponga en valor las inversiones a largo plazo. “Pensemos, por ejemplo, que el desarrollo de un proyecto serio de H2 verde requiere de entre 12 y 15 años en su etapa inicial. Y los derechos reales de usufructo se están pensando a 50 años”, advierte el ejecutivo.
Desde la CADER se confía en conseguir este marco a la brevedad, sobre todo debido al creciente interés inversor por parte del sector privado. Alfonsín señala que hay entre cinco y seis grandes players posicionándose en la compra y/o renta de grandes extensiones de tierras, principalmente en la Patagonia Argentina, para el futuro desarrollo de grandes emprendimientos. “La regulación va a salir porque notamos un gran consenso entre todos los actores. Tenemos que seguir trabajando en la mejor propuesta legislativa posible, y hacerla realidad como cuando fuimos capaces de sancionar dos normas vitales para el desenvolvimiento de las energías renovables: las leyes 26.190 y 27.191, ambas aprobadas por unanimidad, sin abstenciones ni votos negativos, y bajo dos gobiernos de distinto color político”, resalta.
Según sus precisiones, desde la CADER se encuentran trabajando activamente en un aporte para lo que sería un futuro proyecto de Ley de Transición Energética, donde uno de los siete capítulos estaría pensado de manera específica para el avance del hidrógeno verde. “Además, desde nuestra participación en la Plataforma H2 Argentina, junto con otras prestigiosas e importantes Instituciones, venimos impulsando un marco normativo nuevo, adecuado y estratégico para asegurar el rol de la Argentina como proveedor de H2 en el mapa mundial”, comenta.
Desde un punto de vista técnico, acota, hay un obstáculo relacionado con la capacidad de la red eléctrica de alta tensión del país (de 500 y 132 kilowatts -kw-), que actualmente cuenta con alrededor de 36.000 kilómetros (km) y una potencia de 44.000 megawatts (Mw) instalados. “El Plan Nacional de Hidrógeno planteó el objetivo de incorporar 50.000 Mw de energías renovables. Por ende, el cálculo sencillo sería pensar en una expansión del sistema de transporte en alta tensión (de 750, 500 y 132 kw) de unos 40.000 km adicionales. Si se piensa en un precio aproximado de mercado de 1 millón de dólares por km, sólo en líneas (sin contar estaciones transformadoras y elementos complementarios) estaríamos hablando unos u$s 40.000 millones”, cuantifica.
Cabe recordar que, a finales de abril, la Subsecretaría de Transición y Planeamiento Energético de la Secretaría de Energía de la Nación adelantó que en las próximas semanas el Gobierno publicará normativas destinadas a facilitar el desarrollo del sistema de transporte eléctrico. “Esto requiere tiempo y dinero. En algún momento habrá que empezar a transitar ese camino si queremos aprovechar el proceso global de transición energética. Hoy el mundo entero nos está mirando y el nuevo petróleo del futuro se llama hidrógeno verde. El tren ya arrancó y no lo podemos perder otra vez”, sentencia Alfonsín.