Principal combustible de la matriz energética argentina, el gas natural representa más de la mitad de la energía primaria que se genera en el país. Emilio Nadra (CGC), Rodolfo Freyre (Pan American Energy) y Ricardo Ferreiro (Tecpetrol) debatieron sobre cómo gestionar las urgencias energéticas del invierno sin desatender las oportunidades que se proyectan a mediano plazo. Lo hicieron bajo la consigna «Upstream: qué escenarios de producción proyectan las petroleras», en el primer panel del GasDay organizado por EconoJournal.
En primer turno, Rodolfo Freyre, VP de Gas y Energía en Pan American Energy (PAE), se refirió a los efectos positivos del Plan Gas.Ar, a dos inviernos de su relanzamiento. “Cuando comenzó a instrumentarse, la producción de la Cuenca Neuquina era cercana a los 70 millones de metros cúbicos (m3) por día. Hoy, en tanto, estamos por encima de los 90 millones de m3 diarios”, comparó.
El programa, sostuvo, contribuyó claramente con el desarrollo de ciertas áreas, además de ayudar a que la industria crezca en términos de productividad y conocimiento. “Fue particularmente importante para el shale y el tight, que hoy explican alrededor de la mitad de la producción nacional de gas”, remarcó.
En estos momentos, apuntó, hay que empezar a discutir las bases de la salida o la continuidad del Plan Gas.Ar a partir de 2025. “La planificación en este sector se da a largo plazo, por lo que tenemos que pensar ahora cómo será la siguiente etapa”, advirtió.
Pese a que las condiciones no eran favorables, expuso, en el último verano se sostuvieron los contratos de venta de gas al exterior. “Esto le sumó credibilidad al segmento. De cara a 2023 y 2024, hay que procurar tener exportaciones anuales en firme”, proyectó.
Con respecto a la infraestructura, Freyre destacó el consenso unánime en la industria sobre la necesidad de ampliaciones en Neuquén. “Hoy los caños están saturados. No se puede seguir creciendo porque no hay capacidad adicional para transportar gas a los centros de consumo. Es indispensable contar lo antes posible con nueva infraestructura, la cual prácticamente se pagará sola, teniendo en cuenta los precios del gas natural licuado (GNL) y los combustibles líquidos importados”, señaló.
Específicamente en relación con el GNL, subrayó, será central alinear a los distintos actores involucrados, y trabajar en lo comercial y lo financiero. “Es un proyecto de más de 5.000 millones de dólares, sin sumar la inversión en el Upstream”, cuantificó.
Realidades heterogéneas
De acuerdo con Emilio Nadra, VP comercial de Compañía General de Combustibles (CGC), el Plan Gas.Ar nació como un instrumento orientado a detener la declinación de la producción argentina. “No obstante, en la actualidad estamos en otro escenario, ya que contamos con incrementales significativos en la Cuenca Neuquina”, aseguró.
Desde su óptica, hará falta conocer e incorporar las realidades heterogéneas de las distintas cuencas al diseño de la continuidad del programa. “No es lo mismo lo que sucede en Neuquén, donde la infraestructura instalada es un límite para el crecimiento, que lo que pasa en el norte del país, donde probablemente se necesite redirigir los ductos existentes”, distinguió.
La Cuenca Austral, acotó, representa una oportunidad de corto plazo, ya que tiene infraestructura disponible, demanda insatisfecha y déficit de producción en relación con la capacidad de transporte.
No menos relevante, indicó Nadra, es el debate sobre la distribución de los subsidios. “Para no subsidiar a quien no lo necesita, habría que focalizarse en la demanda. Esto ayudaría, además, a fomentar el uso racional de la energía y a evitar los picos estacionales de consumo”, sugirió.
Adicionalmente, comentó, hay que priorizar el mediano plazo en lugar de los requerimientos circunstanciales del presente. “No sólo debemos considerar lo que precisamos hoy, sino también anticiparnos a las necesidades de los próximos años. En ese sentido, sería valioso consolidar las exportaciones a Chile”, destacó.
El proyecto del GNL
A criterio de Ricardo Ferreiro, director general de Gas & Power en Tecpetrol, el actual contexto resulta propicio para avanzar decididamente con el proyecto transformador del GNL. “No sólo por la generalizada consideración del gas como el combustible de la transición energética, sino también por las señales de precios favorables y por las oportunidades que implica el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania”, argumentó.
Gracias a sus abundantes reservas, manifestó, la Argentina tiene la responsabilidad de colaborar con el suministro seguro de energía a escala global. “Estamos estratégicamente ubicados para abastecer a los mercados demandantes. Asimismo, en Vaca Muerta contamos con un recurso muy vasto y competitivo como para alinear esfuerzos, consensuar instrumentos legales que brinden garantías y avanzar en el campo del GNL”, ratificó.
Según sus palabras, se requiere una ley que genere competitividad en los costos de licuefacción, a pesar de los problemas macroeconómicos del país. “Hay un largo camino por recorrer. La exportación regional es un paso previo muy importante para demostrar que podemos abrirnos al mundo y poner en valor el verdadero potencial de desarrollo de Vaca Muerta”, aseveró.
Si bien los envíos a la región todavía no son todo lo amplios que podrían ser, Ferreiro afirmó que ya están sentadas las bases para crecer en esa dirección. “En este escenario, hay que achicar los plazos estimados para exportar GNL. En lugar de proyectar a siete u ocho años, hay que buscar hacerlo en cuatro o cinco. Esto será perfectamente posible si nos movemos rápido”, pronosticó.
Consideraciones finales
No hay grandes chances de revertir la paulatina caída de la producción boliviana, según la visión de Freyre. “Consideramos que el declino es irreversible, lo que afectará nuestro suministro de gas, sobre todo en el norte del país. Por eso será fundamental trabajar para que el gas de Vaca Muerta termine reemplazando al fluido importado desde Bolivia”, consideró.
Convencido en la relevancia de aprovechar con inteligencia los mercados regionales, Nadra insistió en la necesidad de producir GNL masivamente. “Tendremos que ser capaces de diseñar el andamiaje legal y regulatorio que nos permita exportar el recurso sin mayores interrupciones a Chile, Brasil y otros países”, recalcó.
En la misma sintonía, Ferreiro juzgó fundamental avanzar ya mismo con el proyecto de licuefacción. “Si queremos que la iniciativa esté operativa en cinco años, hay que emprenderla hoy. En paralelo, hace falta impulsar el seguimiento cercano de la expansión de la infraestructura en curso y enseguida lanzar la segunda fase de expansión”, concluyó.