El sistema de gas natural funciona al límite desde hace varias semanas porque la oferta continúa sin recuperarse. Distintas fuentes consultadas por EconoJournal estimaron que el faltante para industrias se acerca hoy los 7 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/día), lo que representa un 25% de la demanda total del sector. Este déficit, combinado con la falta de reacción oficial para operar como proveedor de última instancia a través de IEASA, forzó este martes a algunas comercializadoras a tener que cortar a cero su consumo de gas en industrias y grandes establecimientos.
Déficit de la oferta
La caída en la oferta de gas, que complicó el abastecimiento durante mayo, obedece a varios factores:
1) las petroleras no logran recuperar los niveles de producción por el impacto del paro de actividades en Neuquén durante casi todo abril;
2) los conflictos gremiales que complicaron la logística de combustibles líquidos y de LNG;
3) las paradas de mantenimientos y dificultades inesperadas (ayer, por caso, hubo menos inyección desde Cañadón Alfa por un problema en una planta).
La expectativa del gobierno era que desde junio se ordene el sistema a partir del reingreso de la terminal de regasificación de LNG en el puerto de Bahía Blanca. Sin embargo, las complicaciones siguen palpables en la superficie del sistema.
Albanesi, la mayor comercializadora de gas, envió ayer una nota a sus clientes solicitándoles que a partir de hoy (2 de junio) corten a cero su consumo de gas en industrias y grandes establecimientos. Con bemoles, otras comercializadoras tomaron la misma decisión. Las empresas vienen advirtiendo desde hace semanas a distintas carteras del gobierno —Secretaría de Energía, IEASA (ex Enarsa) y el Enargas— acerca de la faltante de gas en el sistema para cumplir sus contratos de abastecimiento.
“En este contexto, esta comercializadora no tiene otro remedio que informar que, pese a nuestros esfuerzos, no tenemos otra solución más que invocar el agravamiento del evento de fuerza mayor, por razones ajenas a RGA (Albanesi), en los términos y con los efectos del artículo 1.730 subsiguientes y concordantes del Código Civil y Comercial. En consecuencia, toda vez que el sistema persiste en la faltante de gas natural, les requerimos la reducción de la cantidad nominada diaria a rampa 0 (cero) a partir del día 2/6. Tener presente que cualquier autorización de consumo debe ser canalizado con la distribuidora zonal”, describe la carta enviada por la comercializadora.
El problema es que, como el mercado está tan corto, Albanesi y otras empresas no logran conseguir gas local para direccionar hacia sus clientes. La alternativa es que IEASA revenda a las comercializadoras o directamente a las industrias parte del gas importado desde Bolivia y del LNG regasificado desde Bahía Blanca y Escobar. En las últimas dos semanas hubo gestiones para comprarle gas a IEASA a US$ 6,20 por MMBTU, que es el equivalente al precio de importación desde Bolivia. También se comunicó el problema al Enargas y a la cartera que dirige Darío Martínez, pero hasta el momento no hubo cambios en el escenario.
Cambio de paradigma
“Es cierto que hubo un error comercial de Albanesi de vender gas sin tener asegurado el abastecimiento físico. De ahí los desbalances en los que viene incurriendo. Pero de fondo hay un problema estructural vinculado a cómo se garantiza el despacho de gas para industrias y grandes usuarios”, analizaron desde una petrolera.
Este año se registró un cambio importante en la forma en que se opera el sistema de gas. En los últimos 20 años quien modulaba en última instancia el mercado era Cammesa, la empresa que administra el mercado eléctrico. Eso quiere decir que, cuando había poco gas en el sistema, Cammesa cortaba su despacho del fluido y lo reemplazaba por combustibles alternativos (fuel oil y gasoil). Por eso Cammesa llegó a consumir 4 millones de toneladas de líquidos durante un año.
A partir de la puesta en marcha del Plan Gas Ar, en enero de 2021, esa dinámica cambió. Cammesa y las distribuidoras contractualizaron su demanda de gas y quien termina modulando el consumo es el sector industrial. En consecuencia, cuando hay poco gas en el mercado, ya no sólo se le pide a Cammesa que reduzca su consumo (lo termina haciendo, pero mucho menos que antes), sino que se pide a las industrias —o a las comercializadoras que están a cargo de esos contratos— que restrinjan su demanda. Para los observadores externos del mercado puede parecer un cambio menor, pero -en los hechos- termina afectando severamente el funcionamiento de un mercado de gas que está corto con una oferta local justa y que viene de sufrir la peor caída de producción en 70 años.
¿Qué es lo que debería terminar pasando? IEASA, que es quien maneja el gas importado, debería consolidarse como proveedor de última instancia. Debería tomar los contratos que no pueden cumplir las comercializadoras (por falta de respaldo físico) y revenderles gas. El riesgo de esa situación es que el precio spot del gas termine subiendo fuertemente.
“Es un lindo ejercicio intelectual saber cómo termina reaccionando el mercado a lo que pasa hoy. Porque frente al default de tantos contratos se puede terminar generando un efecto Puerta 12 que lleve el precio a niveles muy altos, por encima de 10 dólares”, analizó el presidente de una gran industria que hoy debió cortar su demanda. Sobre todo, porque los combustibles líquidos también escasean. No hay fuel oil en el mercado local para reemplazar la oferta de gas.
Algunos traders están evaluando importar cargamentos de ese combustible para abastecer a la industria, pero la logística es precaria y va a demandar tiempo. Por eso, lo lógico sería que en algún momento algún funcionario del gobierno termine tomando el tema para buscar una solución. “En épocas de Pronsato (ex interventor del Enargas), esto se resolvía en dos horas. El sistema está justo pero no hay necesidad de dejar sin gas a la industria porque hay gas físico para ordenar el mercado. El problema es que ninguna dependencia del Ejecutivo quiere hacerse cargo y ordenar un esquema de gas de IEASA hacia industrias”, concluyó un director de gas de una petrolera.